jueves, 27 de mayo de 2010

La insoportable levedad de ser un corredor de fondo: pros y contras

Pasado el maratón nos fijamos siempre una media maratón como objetivo a mitad de mayo antes de cerrar la temporada. Nos sirve para seguir entrenando en primavera y a mí, dado que antes del maratón no suelo hacer buenas marcas, me viene bien para, aprovechando todos los kilómetros que llevo en las piernas, lograr esas marcas. Aunque este año ha sido distinto. Hice un otoño muy bueno, por lo que esta primavera, sin motivación, se me ha hecho muy larga. He entrenado, aunque un tanto desganado. De hecho he empezado a pensar que a mí no me gusta correr, que lo que a mí me gusta son los retos y sin un objetivo definido no me he divertido mucho. Dos carreras corrí, en Puzol y en Turís, que no me salieron mal pero que podían haberme salido mejor. La verdad es que estaba cansado.

El pasado domingo dieciséis de mayo se celebró la segunda edición de la media maratón de Formentera y doce climaterios nos plantamos en la salida. Al viaje y a la estancia en Formentera le dedicaré otra entrada porque fue memorable y hoy me centraré en la carrera. Muy buen ambiente, aunque la organización no estuvo a la altura viéndose un tanto desbordada. En la primera edición corrieron ciento cincuenta mientras que en esta segunda los inscritos superaban los cuatrocientos. No son muchos, pero no se adecuaron y así la entrega de dorsales fue eterna y el servicio de guardarropía calamitoso.

A las diez de la mañana estaba prevista la salida. Por allí estaban personajes ilustres como Josef Ajram o Marga Fullana, que se defiende muy bien corriendo. La que es buena es buena, desde luego. Temperatura alta y aire de cara. Cortaron la cinta, aplaudimos, sonó una sirena y salimos atacando.

Lo habitual en una carrera es que la salida y la llegada coincidan. No fue así aquí, ya que se salía de un extremo de la isla, desde el faro, estando la meta en el puerto de La Savina. Adjunto el perfil de la carrera porque era minino. Tenía un desnivel de bajada de cien metros. Lo malo era que lo bajabas todo del cuatro al ocho, pasándote el resto de la carrera cresteando. Cuando vi el perfil tuve muy claro que aquella carrera empezaba en el kilómetro ocho. Esas bajadas te matan. Esas bajadas te dejan las piernas muy cargadas y no hay quien las mueva después.


Salí bien, cogí mi ritmo y me metí en un grupo con el que fui cómodo hasta el cuatro. Allí se tiraron todos como la cabra de legión por aquellas pendientes. Yo bajé a buen ritmo pero con pasitos muy cortos, sin apenas golpear el suelo. En el kilómetro doce ya me había merendado a todos los de mi grupo y al resto que me había pasado bajando. Lo malo fue que siendo tan pocos participantes la carrera estaba muy estirada, por lo que desde aquel momento corrí prácticamente solo. Y con el calor que hacía los kilómetros pasaron a hacerse eternos. Aún así mantuve el ritmo. De vez en cuando caía algún cadáver y allá por el dieciocho vi al Mortirolo, ínclito climaterio, al que le fui recortando aunque no llegué a cazarlo. Crucé la meta con un tiempo de 1:21:36, mi tercera mejor marca. Bien. Contento. Mucho mejor de lo que pensaba, y más con aquel calor.

En contrameta estuve un rato esperando al resto de climaterios charlando con unos y con otros y metiéndome en un serón de agua con hielo sufriendo la crioterapia. Me fui hacia guardarropía a por mis bártulos (servicio de guardarropía que no de guardaloarpía. Una pena, con los especímenes que se ven por la zona) y, estando allí, apareció el Máquina con los brazos levantados.

-Cabronazo.
-¿Qué pasa?
-Vigésimo en la general, tercero en la categoría. Yo he sido cuarto. Subes al podio, mamón.
-Vaya, ¿y el Mortirolo?
-Primero en la suya.
-Dos trofeos. No hemos hecho el viaje en balde.

Nos duchamos, nos cambiamos y nos fuimos a la zona de entrega de premios. Aplaudimos a unos y a otros hasta que ya tocó a los míos, a los mayores de cuarenta. El caso fue que cuando nombraron al tercero no dijeron mi nombre sino el del Máquina. Resultó que los premios no se acumulaban y el primero de nuestra categoría fue el tercero de la general. Dijeron mi nombre y subí al estrado como segundo. Fue muy emocionante, no sólo por el trofeo, no sólo por los aplausos y gritos de todos los climaterios que estaban debajo sino por encontrarme en el estrado con el Máquina. No es que sea mi amigo. Entrenamos casi siempre juntos y poco antes del maratón tuvo problemas de ciática que le obligaron a retirarse por lo que aquel trofeo fue casi un acto de desagravio. En fin, me dieron mi copa o lo que sea, di la mano y las gracias a no sé cuántos y me fui corriendo a abrazarme con el Máquina.


Así, termino la temporada como la empecé: en el podio. Garcimuñoz y Formentera. Ha sido la temporada de mi vida. Hice tres carrerones en mis tres carreras favoritas: Árboles y Castillos, Behobia-San Sebastián y San Silvestre Vallecana, las dos últimas bajo la lluvia y el granizo. Hice mi mejor marca en media maratón en Paiporta Picaña bajando de uno veinte. Y luego el maratón, mejorando mi marca en cinco minutos. Tengo la sensación de que he tocado techo, de que esto no lo voy a superar nunca. Pero éste será un tema del cual, como diría el Butano, me ocuparé y preocuparé el próximo otoño. Ahora toca disfrutar, relamerme y, sobre todo, descansar.

P.D. Adjunto foto de la última adquisición para mi colección de tesoros.


11 comentarios:

Slim dijo...

vaya! en esta entrada no veo ningun contra, mas bien todo pros.
enhorabuena campeon, estas en tu mejor momento! (y al año que viene te diré lo mismo)

Arual dijo...

Enhorabuena, desde luego que el viaje no fue en vano!!!

G. dijo...

Las gónadas de mi amicísimo Impenitente no son una metáfora, sino unas gónadas que tiene mi amicísimo Impenitente.

Chomsky también se enamoraría de ti.

El Impenitente dijo...

Tanta metáfora y tan poca vergüenza. Qué malos son los poetas españoles.

Álex dijo...

Si fuerzas un poco igual llegas a Londres. Te veo fino.

3'14 dijo...

Después de las enhorabuenas etc etc... sólo me queda decir: ¡Pobre Ana! (es que el trofeo es feo de cojones)

Marta I. Moreno Pizarro dijo...

Enhorabuena! Sé que lo dejas entrever, pero no puedo evitar preguntártelo: ¿qué se siente?

(Curiosidad propia de los que les ha sido vetada la experiencia del podium.)

¿He oído Chomsky? ¿Enamorado? ;)

http://www.youtube.com/watch?v=VrC2WhP61Fc

El Impenitente dijo...

Si no voy a Londres es porque hay una cruzada en la federación contra mi persona encabezada por el propio Odriozola por motivos espurios y es que si yo hablase se iba a derrumbar el sistema. Bueno, eso y que Chema Martínez me mete más de un minuto por kilómetro. Aunque eso es secundario.

No te preocupes por Ana. El trofeo irá donde está el resto.

Efectivamente, Marta. Mi amigo G. y yo estamos pasando un periodo Astrud.

Respecto a qué se siente en un podio, lo conté en la entrada que se titula Garcimuñoz y que aparece enlazada. Tal vez sean muchos los llamados pero yo soy el elegido y, desde luego, el podio es mi sitio natural. Aunque, como cantase El Niño Gusano, tengo un podio en mi casa. Soy el primero cuando quiero.

Altosybajos dijo...

Hay que explotar el éxito.
El nombre del barco y el del restaurante en la playa no deben aparecer por aquí porque romperían toda la magia del momento.
Campeón

Marta I. Moreno Pizarro dijo...

Pues qué envidia, querido. Mola cuando los méritos son objetivos y reales y no imaginarios. ¿Se hicieron las medallas y los podiums (podiums?) para que los simples mortales soñemos con la breve inmortalidad de aparecer en la mirada de muchos otros? No lo sé, pero tampoco me importa. Viva la vanidad con significado, ea. Soy poco simpatizante de los discursos que demonizan la competición y las entregas de medallas: de hecho, a veces viéndolas me emociono de verdad, siento admiración y sincero orgullo de lo que pueden conseguir las personas. Así que, desde aquí abajo, toda mi admiración y mi aplauso, Impenitente.

(Hablando de vanidades alimentadas imaginariamente: como coincidí con Manolo el de Astrud en un par de congresos y yo había estado viviendo en Boston (y Chomsky me saca más de 50), mi novio de entonces comenzó a insinuar cuando sacaron esa canción que se había inspirado en mí. Ya ves tú. Llegué a creerlo en serio durante una temporada. Estúpida vanidad sin contenido... Tendré que empezar a alimentarla con alguna cosa decente ya, que luego se me va la pinza.)

El Impenitente dijo...

¿Y le añadiste en el Messenger o no?

No puedo teorizar mucho sobre podiums (o podios). He subido, pero mi gloria siempre fue una gloria menor, pura satisfacción personal. Mi vanidad se expandió pero lo hizo en silencio y en soledad. Luego lo cuento en el blog, que es casi como contarlo a la familia. O sin casi.Pero bueno, agradezco el aplauso. También lo de la admiración pero aquí recurriré a la falsa modestia (o no tanta) para decirte que no fue para tanto.

Emilio, pensaba utilizar el nombre del barco y del restaurante como contrapunto por si me pongo muy lírico cuando escriba (si es que la escribo) la entrada sobre viaje y estancia.