viernes, 18 de abril de 2025

Cosas que nunca me van a pasar

La historia me la mostró Ana. El ascensor del ambulatorio se bloquea. Cuatro personas se quedan atrapadas. Tres de ellos, dos mujeres y un hombre, están en torno a los setenta años. El cuarto, más joven, no llega a los cuarenta. Éste lleva una guitarra y, para tranquilizar, dados los nervios por la situación, empieza a tocar y a cantar “Amarraditos”. -Una de su época, a ver si se calmaban- dice. Los otros tres se miran estupefactos y, en la siguiente escena -tú saludas tocando el ala de tu sombrero mejor y yo agito con donaire mi pañuelo- todos juntos. De repente, un silencio sorprendido. -Oye, qué bien entonamos. -Pues vamos a por otra. “Caballo de paso”. Y cuando arreglan el ascensor y abren las puertas, salen de allí cantando. Y deciden juntarse todos los viernes para ensayar. Y, según se nos cuenta, ya tienen tres actuaciones contratadas.

Por qué nunca me pasarán a mí estas cosas.

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