sábado, 12 de abril de 2025

Varios

Una conversación entre compañeros me ha llevado a los campamentos con los Scouts. Diez años estuvimos, entre los setenta y los ochenta. Dos semanas cada vez. Un montón de nombres se han vuelto a presentar ante mí. Con sus caras. Con su forma de ser. Y la primera pregunta es -¿qué habrá sido de ellos? Y la respuesta inmediata es -¿para qué quieres saberlo? Por curiosidad, claro. ¿Es suficiente razón? Todos aquellos nombres pertenecen a entonces. A aquellos lugares. A aquellos momentos. Con aquella edad. Con aquella personalidad. En aquellas circunstancias. ¿Para qué saber ahora? ¿Para qué? Fueron y son lo que fueron donde y cuando fueron. ¿Curiosidad? Calla. Así está mejor. 


Me encanta callejear. Deambular. Y siempre voy mirando, tratando de encontrar. Vivo en Valencia, aunque a veces tenga dudas. Suelo ir haciendo fotos. Este miércoles hice tres en cincuenta metros. Si siempre se puede ser más gilipollas, en algunas zonas, más todavía.


Creo que a esto antes se le llamaba "Gimnasio".


Y esto creo que era conocido como "Peluquería". Y si querías que sonara con estilo, "Salón de belleza".


Este rótulo sí que me tiene descolocado. Belleza profunda. ¿Qué es la belleza profunda? ¿La belleza interior? ¿La belleza intelectual? ¿La belleza en la Fosa de las Marianas? Me quedé con las ganas de entrar y preguntar.




Y este cartel me emocionó. Siempre he defendido al despecho como uno de los motores del universo y considero que está poco reconocido para su importancia, mereciendo ser reivindicado conforme a su categoría. Pero cuando vi este cartel y descubrí que tenía un estilo musical propio, se me llenaron los ojos de lágrimas y sonreí satisfecho. Por fin se ha hecho justicia.

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