jueves, 24 de agosto de 2023

Porque en agosto, por las noches, refresca: canciones

No hace mucho que la descubrí, pero “Nancy from now on”, de Father John Misty, es mi canción (no mi canción favorita. Mi canción) de este verano.

Carlos puso música mientras guisábamos en la comida de las vacas. Grupos actuales. Empezamos a hablar. Yo cité a El Niño Gusano. Apenas los había oído. ¿Qué? Le cogí el móvil y, antes de que se diese cuenta, yo ya estaba cantando (como un poseso), acompañando a Sergio Algora, la inmortal primera estrofa de “Pelícano” (una vez que puse mi mente hecha pedazos en la máquina de exprimir naranjas, salió un líquido blanco que servía como combustible para cualquier nave). Me quitó, en su ignorancia, el móvil.

Fiesta de aniversario en La Casona. Estaba Willy poniendo música. Me prometí a mí mismo no acercarme a pedirle nada. Me iba a controlar. Iba a ser capaz de hacerlo. No iba a ser, por una vez, cansino. Y lo conseguí. Logré mi propósito. Casi. Sólo me acerqué cinco veces, siempre guiado por las canciones que estaban sonando. Cinco peticiones: “Left to my own devices” de Pet Shop Boys, “Policy of truth” de Depeche Mode, “Common people” de Pulp, “This charming man” de The Smiths y “La sangre de tu tristeza” de Gabinete Caligari. Sólo me hizo caso con los Smiths.

Íbamos en el coche mi hijo y yo. Pedí permiso para poner música, dada nuestra incompatibilidad en este campo. Permiso concedido. Puse una lista de sugerencias (de acuerdo con mi gusto pluscuamperfecto) de las que prepara YouTube. La primera en sonar fue la canción citada en el primer párrafo. La siguiente, “Soledad y el mar”, de Natalia Lafourcade. Se me quedó mi hijo mirando con un gesto mitad sorpresa, mitad felicidad.

-¿Qué te pasa?
-Ésta es una de mis canciones favoritas.
-¡No jodas! 
-Me encanta Natalia Lafourcade.
-¡¡¡¿¿¿A ti???!!!

Allí los dos, cantando, emocionados -Voy a navegar en tu puerto azul. Quisiera saber de dónde vienes tú. Yo estaba atónito. Y feliz porque, parafraseando, estaba perdido, pero ha sido hallado.

Aperitivo. Se fue yendo la gente. Nos quedamos Javier y yo solos. Empezó a hablar. Yo también. Salieron palabras que llevaban mucho tiempo encerradas. Demasiado, quizá. Nos despedimos. Llegué a casa y me puse a escuchar a Stevie Wonder. “For once in my life”. Porque esta canción, esta versión, puede ser muchas cosas. Y también puede ser todas las cosas.

No hay comentarios: