viernes, 28 de febrero de 2025

¿Cuánto?

Me escribe pidiéndome mi número del DNI. Se lo mando. Al rato me envía un archivo. Lo abro. Dos entradas para el Valencia Atlético de Madrid en Mestalla. ¿Y eso? Te invito. Muchas gracias, hombre. Decidimos vivirlo como cuando era un chaval y nos recorríamos todos los hoteles para que se hiciera fotos con los futbolistas, especialmente con los del Atleti, que, además, le firmaban la camiseta. Más de dos horas antes allí estábamos, en la puerta del hotel, con nuestras camisetas y nuestras bufandas. Muchísima gente. Más que nunca. La mayoría, argentinos (pensé en pedir una excedencia). Apenas vimos a los jugadores. Sale el autobús. Nos vamos para Mestalla y, ya que estamos, también recibimos al autobús del Valencia. Aquí no gritamos. Damos una vuelta, nos tomamos una cerveza y entramos al estadio (ver el verde del césped dentro del campo sigue siendo una experiencia muy hermosa). Las entradas que ha comprado mi hijo son de Gol Norte. Arriba. Donde se pone la afición visitante. Lo comprobamos al llegar, rodeados de camisetas rojiblancas. Cantamos. Animamos. Y como además el partido se dio bien (para nosotros), celebramos los goles como toca, sin necesidad de ser discretos tratando de no ofender, abrazándonos a derecha e izquierda. Al final del partido empezó a llover. Aguantamos hasta que los jugadores vinieron a aplaudirnos y a ser aplaudidos. Nos calamos hasta los huesos volviendo a casa. Fue una tarde memorable.

Tanto insistió Ana que decidimos hacerla caso. Y así, en el sofá, ella, nuestra hija y yo sentados para empezar a ver una serie titulada “The Derry Girls”. Episodios no muy largos. Veintitantos minutos. Vimos el primero. Y un segundo y un tercero. Seguidos. Son tres temporadas. Diecinueve capítulos en total (igual escribo sobre la serie, porque es…). Ana disfrutando de verla de nuevo, de nuestras reacciones y de que le demos la razón. Y nosotros dos, disfrutando. Juntos. Porque la serie la tenemos que ver juntos, cada uno en su sitio del sofá. Y nos organizamos para coincidir. Y no se avanza si falta uno. Sesiones de dos, tres, cuatro episodios. Uno al lado del otro.

¿Cuánto multiplica el valor de las cosas cuando las haces con tus hijos? ¿Y cuánto más lo multiplica cuando son ellos los que las quieren hacer contigo sin tener ya por qué?

2 comentarios:

Sanfélix dijo...

Un día perfecto. Bebiendo sangría en el parque y dando de comer a los animales en el zoo hubiera sido una canción de Lou Reed. Pero vuestro día fue mucho más bonito. Felicidades.

El Impenitente dijo...

Muchas gracias. Ya que me has llevado a Lou Reed, he seguido con PJ Harvey y su "Perfect day, Elise" (más sórdido su día perfecto) y con "Un buen día" de Los Planetas y Mendieta, marcando un gol realmente increíble. Y me sigue pareciendo nuestro día más bonito.