jueves, 15 de agosto de 2024

Porque en agosto, por las noches, refresca: el pregón

Fue en el último puente de diciembre cuando Cayetano nos comentó que había pensado en nosotros para que diéramos el pregón de las fiestas de agosto en la aldea del Secarral.

El motivo era que, ese mismo agosto, se iba disputar la décima edición de la mejor carrera del mundo, es decir, de la Carrera del Queso en Aceite, y pensó que era una buena manera de conmemorarlo.

Tres éramos y somos: Nacho, Eugenio y yo. Y nos pusimos, aunque faltaban algo más de ocho meses, a trabajar. Estaba claro que íbamos a escribir sobre la carrera, ya que era por ella por lo que nos habían invitado. Elaboramos las líneas que debía seguir el guion, pensamos en meter vídeos, ya que teníamos mucho material de otros años, y decidimos que Nacho se encargaría de la parte visual y yo de la parte escrita.

Decir que hemos estado ocho meses trabajando en el pregón es muy exagerado. Hablábamos de vez en cuando. Y teníamos un archivo donde íbamos metiendo ideas.

Como tenía la estructura clara, es decir, sabía lo que iba a contar, fue en el último mes cuando me puse a escribir. La idea era que hablásemos los tres, que fuera un diálogo entre nosotros y que fuera subiendo en interés. En una primera parte contábamos cómo nació la carrera y la sorpresa que supuso su primera edición, y ahí meteríamos el primer vídeo recordando aquella primera salida y un montón de fotos de aquel día. Luego, viendo que necesitábamos financiación, contamos cómo la conseguimos gracias a la llamada “Fiesta del terror” y ahí poníamos otro vídeo con imágenes de aquella fiesta. Luego contábamos una serie de anécdotas (cuando escuchéis en una entrevista eso de –después de tantos años, imagino que tendréis un montón de anécdotas. Innumerables. Podríamos pasarnos todo el día y no terminaríamos con ellas- es mentira. No tienen ni una) para terminar con lo que realmente queríamos contar (la consigna era estar sobre los dieciocho minutos de pregón. Y había que rellenar esos minutos. Cada página que escribía, cronometraba) y era hablar sobre el carácter y la personalidad acogedora de la aldea y, también, agradecer a todos los que colaboran de una manera o de otra para conseguir que la carrera se siga celebrando y siga manteniendo su nivel, terminando con un vídeo con las respuestas de varios (sabiamente elegidos. Algunos se rajaron) a la pregunta ¿qué es la carrera para ti?

Dos semanas antes del catorce de agosto, que era el día del pregón, ya lo tenía escrito. A partir de ahí, tocaba corregir. Teníamos el problema del tiempo. El día trece se celebraba la carrera. Y ésta nos absorbe mucho (qué bonitas vacaciones las de este año, con carrera y pregón). Aún así, nos sentamos un par de tardes y decidimos hacer algunas correcciones. La primera, que vimos que era mejor empezar fuerte y distribuir los vídeos. Así, después de los saluda, entraba el primer vídeo sobre la primera edición. Luego, en la parte que contaba el origen, pensamos en poner un vídeo de fondo con la secuencia de la plaza durante el día de la carrera (los anglófilos dirán time lapse) e imágenes tomadas desde un dron de la misma. Añadimos otro vídeo sobre la San Silvestre y el duatlón cross que también organizamos cada año. Encontramos algunas anécdotas más y completamos con más nombres la lista de agradecimientos.

El pregón iba a ser en los Frailes (un sitio espectacular. Imponente). Durante la semana anterior montamos dos lonas que iban a servir de pantallas. Ensayamos el lunes por la mañana y por la noche. El miércoles por la mañana montamos todo y ensayamos. Por la tarde hicimos otro ensayo, ya con los vídeos. Además, mi hija seleccionó la ropa que me iba a poner y me hizo leer delante de ella mi parte y no dejó de hacerme correcciones sobre mi lenguaje corporal y mi entonación. A las once de la noche se abrían las puertas. A las nueve y media ya estábamos allí. Hicimos otro ensayo. Llenamos los Frailes de velas (bueno, sólo la parte de delante). Las encendimos. Estábamos nerviosos, pero seguros. Habíamos trabajado. Nos presentábamos al examen habiendo estudiado. Y en mi mente empecé a escuchar las risas en los momentos que podríamos llamar divertidos, las caras de asombro, los aplausos, la emoción, las felicitaciones.

A las once se abrieron las puertas. Los Frailes se llenaron. No había sillas, ni mucho menos, para todos. Abrieron una puerta. La corriente de aire nos apagó la mitad de las velas. Llegó nuestro turno. Se apagaron las luces. Comenzamos. Lo teníamos trabajado. Rodado. Pero habíamos ensayado sin público. Falló la acústica. Se acoplaban los altavoces. Las partes divertidas no lo fueron. Hubo aplausos. Hubo emoción. Al final, nos ovacionaron. El Ayuntamiento nos hizo un regalo precioso. Se acercaron a felicitarnos los más cercanos. Más o menos nos decían –Ha sido muy bonito. No se oía nada, pero ha sido muy bonito (que es la forma educada de decir –no se os ha escuchado).

Y me sentí un tanto despagado. Las cosas no habían salido como habíamos pensado. Cuando salí a la calle volví a ser el mismo. Ni rastro del aura del artista cuando baja del escenario. Ni rastro del pasillo de gente aplaudiendo y dando la enhorabuena.

Y entonces pensé –Car, qué tonto eres. Esto no es nuevo. Esto te lo sabes. Cuando escribías poesía. Cuando empezaste con este cuaderno. Cuando buscabas el reconocimiento y, al ver que no llegaba, descubriste que era lo de menos, que lo hermoso era escribir, que ése era el premio, el verdadero premio. Y ahora, ¿te lamentas? ¿Por qué? El otro día les diste una arenga a esos pobres desgraciados sobre que identificamos triunfo con dinero y vanidad y que no hay nada más falso que el dinero y la vanidad, y que habría que cambiar los pilares sobre los que se sustenta, de manera general, el verbo triunfar. Y ahora, ¿Que no se han reído de tus tonterías? ¿Que no han podido valorar vuestro trabajo? ¿No te sientes triunfador? ¿Y? ¿Cuál es el problema? ¿Estás satisfecho? ¿Ha merecido la pena el camino hasta estar en el atril de los Frailes? ¿Fue hermoso dar el pregón? ¿Sí? ¿Entonces?

Y es más. ¿Quieres reconocimiento? ¿Quieres vanidad? ¿Quieres ego? ¿Te parece poco reconocimiento el haber tenido la oportunidad de dar el pregón en la aldea? ¿Te parece poco reconocimiento la cara de orgullo de Ana y de tus hijos cuando bajaste del escenario? ¿Y el abrazo de tu hermana? ¿Y de Fernando? ¿Y de Javi? ¿Y de Javier? ¿Y el de Eugenio?

Y la desazón se fue por el sumidero. Y empecé a sonreír. Y me sentí orgulloso de haber dado el pregón (junto a mis compañeros) en las fiestas de la Virgen del Favor y Ayuda en Villaescusa de Haro. Muy orgulloso. Y sentí que había triunfado.

                                           




P.D. “Me cuesta mucho comprender la importancia que parece tener para ti el reconocimiento de tu talento. Yo pensaba que para un creador lo importante es el crear y que el devenir de su obra era cuestión secundaria y que fama, admiración, curiosidad de la gente, etcétera, eran más bien inevitables que cosas deseadas”. Remedios Varo.

P.D. Añado la parte escrita del pregón. Ésta va a ser mi entrada más larga.


Carlos 
Señor alcalde y diputado provincial. Corporación municipal. Señora juez de paz. Señor cura párroco. Presidenta de la Hermandad de la Virgen del Favor y Ayuda. Vecinos, amigos y resto de fuerzas vivas, buenas noches.
Ayer se celebró la décima edición de la Carrera del Queso en Aceite. Y el Ayuntamiento ha querido conmemorarlo pensando en nosotros para dar el pregón de las fiestas. Creen que se trata de una buena idea. Intentaremos que no se arrepientan.
Como vamos a hablar de la carrera, puesto que es por ella por lo que estamos aquí, lo lógico es que empecemos por el principio. Y el principio es un trece de agosto de 2013, martes, cuando, a las nueve de la noche…

(Comienza a sonar “Thunderstruck”).

Nacho
Buenas noches. Bienvenidos a la primera edición de la Carrera del Queso en Aceite…

Eugenio
Perdona un segundo. Para la música. ¿Cómo que a las nueve? La carrera del Queso en Aceite empezó a las ocho. Con las cuatro carreras de los más pequeños, con bastantes más de cien niños corriendo. De hecho, fueron ciento sesenta. Y fue un espectáculo precioso, tantos críos, de todas las edades. Ver a todos aquellos chavales participando nos hizo sentir que había merecido la pena el tiempo dedicado y el trabajo hecho.

Carlos
¿Ya?

Eugenio
Sí.

Carlos
Y a las nueve de la noche…

(Comienza a sonar “Thunderstruck”).

Nacho
Buenas noches. Bienvenidos a la primera edición de la Carrera del Queso en Aceite. Aunque nos parece que quizá mejor que contarlo sea verlo.

(Entra el vídeo)

(Al final del vídeo).

Eugenio
Se nos ve jóvenes.

Nacho
Estamos todos mucho mejor ahora. Pero tenemos que contar cómo llegamos hasta aquella primera edición. Y hemos de decir que esta carrera nació un catorce de agosto de dos mil doce por la noche, hace hoy doce años, mientras volvíamos Carlos y yo de Fuentelespino (aquel año no fuimos a la procesión. Lo sentimos). Allí habíamos estado corriendo una carrera y, charlando, nos dijimos –esto podemos hacerlo nosotros.

Carlos
¿Qué era lo que podíamos hacer? Pues lo que habíamos visto allí: una carrera popular, con inscripción gratuita, con un pueblo volcado, con competiciones infantiles, con un circuito sin salir del pueblo de distancia asequible, con cena posterior y con una participación total que estuviese sobre las cien personas. Un día de fiesta que tuviera como pilares el deporte y la gastronomía.

Nacho
El caso fue que no nos quedamos en el –hay que- o en el -se podría- y nos pusimos en marcha. Y comenzamos a hablar con todo el mundo. Nuestra idea era involucrar a la mayor cantidad de gente posible, empezando por el Ayuntamiento y pasando por las distintas asociaciones, las cuadrillas de amigos y al que se nos cruzara por delante. Nos convertimos en los cansinos de la carrera. Y todos nos dijeron que sí, que lo que hiciera falta, claro. Siempre que no les costara un céntimo, por supuesto.

Carlos
En Navidad ya teníamos hasta fecha: el trece de agosto. La víspera de la víspera. Coincidía que era martes. Martes y trece. ¿Algún problema?

Nacho
Ninguno. Fue gracioso pues nos dedicamos a informar a todo el mundo de la fecha como si anunciásemos la llegada de un cometa y la gente nos miraba -¿trece de agosto? ¿De verdad ya estáis pensando en agosto?

(Entra vídeo time lapse e imágenes del dron). 

Carlos
En Carnaval tomamos otra decisión, probablemente la mejor, y fue meter a Eugenio en el equipo. No recuerdo que le preguntásemos. No le dimos opción. Eugenio, que sepas que queremos organizar una carrera y estás en el equipo con voz y con voto.

Eugenio
Y con quebraderos de cabeza. Eso no me lo dijisteis. En fin, aquella Semana Santa, aparte de recordar a todo el mundo que íbamos en serio, nos dedicamos a definir el circuito. Queríamos que pasara por los lugares más señeros, que no saliera del pueblo y que tuviera una distancia que no tirara para atrás. En alguna parte escribimos también que tuviera las menos cuestas posibles…

Nacho
Pero esa parte se traspapeló. Después de dar unas cuantas vueltas, fijamos el recorrido que sigue vigente. Nos costó dejar fuera la fuente romana y las balsas, aunque siempre la recomendamos como zona de calentamiento.

Carlos
Para que no tengan celos. Otra de las cosas que nos preocupaban era que no queríamos que se crease la imagen de que ésta iba a ser una carrera particular. Queríamos que fuera una carrera de Villaescusa. Y el seguro, obligatorio en este tipo de eventos, nos echó una mano. Nos dijo el alcalde que la carrera estaría cubierta por el seguro que cubre todos los actos del verano. Es decir, oficialmente la carrera la organizaba el Ayuntamiento. Es decir, la carrera era de Villaescusa.

Eugenio
Era final de la primavera y apareció Nacho con su diagrama de Gantt y su lista de tareas pendientes: cena, música, cartel, bolsa del corredor, regalos de los niños, categorías, horarios. Mirábamos todo lo que teníamos pendiente y la tentación de decir -de verdad, ¿es esto necesario?- parecía que flotaba. Pero nadie lo cuestionó. Y seguíamos para adelante, buscando soluciones.

Carlos
También nos preocupaba el tema del dinero. Era una carrera que se iba a hacer con la ayuda de todos, pero, aún así, había gastos. Y pedir, pedimos muy bien. Pedimos a todo el mundo. Menos dinero. Dinero no pedimos. Hicimos números, vimos que no era mucho y también vimos que, con la ayuda del Ayuntamiento, se podía cubrir. Y respiramos.

Nacho
Porque es verdad que pedimos muy bien. A todo el que se cruza. Y mandamos un montón de correos presentándonos y solicitando regalos, queso. Todo lo que pudiéramos conseguir. Lo que nos pudieran dar. Para los niños, para la bolsa del corredor. Todo nos valía. Y nos sentamos a esperar las respuestas. 

Eugenio
Y aquí seguimos, sentados. Esperando.

Carlos
Pero del año que viene no pasa.

Eugenio
Seguro. Otra idea que tuvimos fue que, para la cena, pensamos en adornar la plaza con velas. Como en Pedraza. Y compramos setecientas. Y decidimos llamarla “La cena de las velas”.

Nacho
Y hasta hoy no hemos podido utilizarlas. Ahora podríamos decir que sabíamos que llegaría un día como éste y que las habíamos reservado, pero no podemos negar que las velas han hecho diez viajes de ida y vuelta.

Carlos
Los días previos fueron movidos. Preparar la música. Los trofeos, que se los encargamos a los niños de la escuela de verano. La cena. Íbamos un poco perdidos con respecto a las cantidades. Siendo muy optimistas planteamos preparar para cien personas.

Nacho
¿Cien? ¿Tantos?

Eugenio
Preparamos cien botes de queso en aceite. Para la cena contábamos con gazpacho y con tortillas. Nos prometieron una paella. Y helados. Y dulces. Y cuerva.

Carlos
Respecto a la bolsa del corredor, ocurrió un milagro. Teníamos los botes de queso. Pero, gracias al cuñado, nos dejaron un arco para la salida. Y camisetas, que serigrafiamos para personalizarlas. Y bebida isotónica. Y unos geles de frutas. Y para los niños teníamos bolsas de regalo, con chuches, helados, unas pulseras luminosas. Y medallas. Y flores para las chicas que terminasen. Hasta bici escoba teníamos.

Nacho
Y luego los carteles, que pegamos por todos los pueblos de alrededor. Y publicamos la carrera en páginas web especializadas. Y el boca a boca. No quedó nadie en Villaescusa a quien no animásemos a correr.

Eugenio
Porque nuestra idea era que ésta fuera una carrera lo más popular posible, una carrera para todos o, lo que es lo mismo, que cada uno hiciera la carrera que quisiera hacer. ¿Que quieres competir? Ahí tienes un podio. ¿Que quieres dar una vuelta? Puedes. ¿Dos? Puedes. ¿Que quieres andar? Puedes.

Carlos
Que nadie tuviera una excusa para no correr. Que fuera una fiesta.

Nacho
Porque nuestro sueño realmente era ganarle un día a las fiestas. Que la carrera pudiera convertirse en el primer día de las mismas. Y conforme se acercaba la carrera, más teníamos la sensación de que podíamos vivir algo muy bonito.

Eugenio
El día anterior se nos fue la mañana bajando trastos al Pósito con el camión del Ayuntamiento: cámaras, megafonía, vallas, sillas, mesas, los cajones para el podio, cintas. Hasta urinarios químicos.

Carlos
La mañana de la carrera madrugamos. Pensábamos que íbamos a estar solos. Y fue fabuloso. Empezó a llegar gente. A ayudar. A lo que hiciera falta. A montar. A marcar.

Nacho
Por la tarde habíamos quedado a las cinco y media, pero una hora antes ya estábamos allí. Los nervios. La tensión. Cien dorsales para adultos. Setenta dorsales para niños. A las siete abríamos inscripciones. A las seis y media la cola daba la vuelta a la plaza. Abrimos. Los dorsales de los niños volaron. Buscando folios para rotular números uno. Porque todos corrieron con el número uno.

Eugenio
Tuvimos miedo de empezar con retraso. No estábamos preparados para aquel aluvión. Pero la emoción podía con la preocupación. Teníamos problemas, pero bendito problema ver aquella respuesta. Ver tanta gente en la plaza.

Carlos
Porque fue un día bonito. Muy hermoso. Tenemos la costumbre de quedarnos con lo malo, con lo que falló, con lo que puedes mejorar. Y el primer pensamiento de aquella noche puede ser el caos que fue la cena, la sensación de sentirnos desbordados.

Eugenio
Pero fue un día precioso. No hay más que ver las sonrisas de las fotos. Recuerdo la emoción de mucha gente al cruzar la meta. Esa alegría. Esa sensación. Fue un día de hermanamiento. Habíamos conseguido entre todos que fuera un día de fiesta para Villaescusa.

Nacho
Y no habíamos terminado de recoger y ya estábamos hablando del año siguiente. Y vimos que no podíamos depender tanto de los demás, especialmente con la cena. Y con las clasificaciones. Y las inscripciones. Y los trofeos. Pero, para ser autosuficientes, necesitábamos una cosa: dinero. ¿Y cómo conseguíamos dinero? ¿Pidiendo?

Carlos
No fue necesario. Encontramos otra vía.

(Vídeo de la Fiesta del Terror). 

Eugenio
Se nos ve guapos.

Nacho
Estamos todos mucho mejor ahora.

Carlos
Y conseguimos, a partir de ahí, tener siempre dinero para la siguiente. Y nos planteamos crecer, hasta llegar a quinientos adultos y doscientos niños, e ir comprando lo necesario. Y como no podemos evitarlo, nos metimos en más líos. Junto al club ciclista del Cerro de la Horca decidimos organizar un duatlón cross dentro del circuito de la diputación de Cuenca. Y, además, cada treinta y uno de diciembre, nuestra San Silvestre.

(Vídeo San Silvestre y duatlón. Eugenio entra cuando empiece el del duatlón).

Eugenio
Y, a lo tonto, llevamos ya ocho ediciones de cada una de ellas.

Nacho
Confiemos en que, cuando lleguemos a la décima, el Ayuntamiento no nos vuelva a encargar el pregón.

Carlos
En estos años nos han pasado unas cuantas cosas. La primera fue que la carrera fue creciendo hasta consolidarse. Y no sólo en Villaescusa. Viene gente de de todos los pueblos de alrededor. Y muchos nos confiesan que lo hacen porque aquí están a gusto, porque aquí se divierten.

Eugenio
Y luego los disgustos que nos hemos podido llevar. Las clasificaciones siempre nos han dado guerra, desde luego. El año con los dos lectores de códigos de barras, que uno funcionaba y el otro no. Y la mitad de los que habían corrido protestando.

Nacho
Nuestros problemas con los podios. Los que se consideran con derecho a subir, hayan hecho lo que hayan hecho, y se inventan categorías o lo que sea con tal de llevarse un premio y son incansables en sus reclamaciones. Los padres con hijos atletas de cierto nivel, que se comportan como sus representantes y se sienten con derecho a exigir.

Carlos
También los viajes que hacemos con el maletero cargado de cosas para la carrera. Lo bien que olerá el coche de Eugenio, lleno de chuches y de flashes.

Eugenio
Tampoco va mal Nacho, que no sabe dónde meter tanta salchicha de Frankfurt para los perritos. El día en que nos pare la Guardia Civil, a ver qué le contamos.

Nacho
Pues Carlos trae el gazpacho y las tracas. Como le dé a aquello por explotar a mitad de camino, ese día sí que vamos a salir en los periódicos.

Carlos
Mejor no pensar en qué página.

Eugenio
Aunque lo peor fue el año en que nos quedamos cortos con la comida y dejamos a mucha gente sin cenar.

Nacho
Es curioso que lo que organizamos se llame “Carrera del Queso en Aceite” y lo que nos da más trabajo sea la cena.

Carlos
Es verdad. La mayoría de nuestras conversaciones incluyen palabras tan relacionadas con el deporte como son panceta, pan, empanada, gazpacho o paella.

Eugenio
Y la bebida, no lo olvides.

Nacho
Porque aquí también, como siempre, lo más importante es que la cerveza esté fría. Lo de correr es secundario.

Carlos
Y acertar en la estimación. Siempre ajustamos las cantidades a lo que se consumió el año anterior y, por supuesto, nos quedamos cortos de una cosa y largos de otra. No hay dos años iguales.

Eugenio
Así tenemos material para apuntar en la libreta de puntos a mejorar. Cada año llenamos no sé cuántas hojas de cosas para corregir, para crecer.

Nacho
Y mira que nuestro objetivo es hacer la carrera perfecta y no tener nada que apuntar. Nunca lo conseguimos. El problema es que luego no encontramos la libreta. Y la memoria empieza a fallar.

Carlos
¿Cuánto tiempo llevamos ya?

Eugenio
Diecisiete minutos.

Carlos
Habrá que ir pensando en terminar.

Nacho
Sí, que estos señores se querrán ir a la pólvora.

Eugenio
Pues vayamos terminando. Primero decir que los tres que estamos aquí arriba, salvo Carlos, que es medio villaescusero…

Nacho
Y un poco laña

Eugenio
No podemos decir que tengamos ni ocho ni dos apellidos villaescuseros. Ni uno siquiera. Lo que sí podemos decir es que en Villaescusa nos sentimos en casa. Y eso dice mucho del carácter de la gente de aquí. Dice mucho de su personalidad. En Villaescusa te acogen y te hacen sentir uno de los suyos. Aquí eres local. Y es el momento de agradecerlo.

Nacho
Los villaescuseros también nacen donde quieren. Es cierto que cualquiera no puede ser villaescusero, que para eso hay que valer. Pero, una vez dentro, sólo podemos decir que estamos orgullosos de sentirnos parte de Villaescusa de Haro.

Carlos
Muy orgullosos. Otra cosa que queríamos decir es que es injusto que seamos nosotros tres los que hayamos tenido el reconocimiento de dar el pregón. Porque es cierto que, para que las cosas salgan, siempre tiene que haber una cabeza que piense y ponga orden y una locomotora que tire, pero si se sigue haciendo esta carrera no es sólo mérito nuestro.

Eugenio
Y aquí tenemos que nombrar a Cayetano y a Bernardo, que son dos patas más del banco. Y al equipo del Ayuntamiento, a los que tenemos que pedir perdón por toda la guerra que les damos y les hemos dado. A Nemesio y a Fernando. A Sofía, a Juanvi, a César, a José Manuel.

Nacho
Al equipo oficial de marcadores de la carrera, capitaneados por Juanfran junto a Jesús, Tomás y José Luis. A los que han sufrido en la cocina preparando las cenas, especialmente a Nacho, a Fernando y a Esther. Y, por supuesto, a todos los que sudaron y padecieron el calor del Pósito: Carlos, Pablo, Mariano, Samuel, Carlos, Carlos, Israel.

Carlos
A los que no hace falta avisarles y que siempre aparecen el día de la carrera por la mañana temprano. A Alejandro, a Alberto, a Héctor, a Elena, a María, a Rafa, a Sergio, a José Luis, a Benito, a Valentín, a Javier, a Julián, a Paloma, a Javi, a Silvia. A la gente de la Plaza, empezando por Carlos y siguiendo por María José y las Hermosilla, por toda su ayuda material e inmaterial. A Fernando, por las flores, porque nunca falla al día siguiente para recoger. A Pedro que, junto a Chimo, son fundamentales animando en la Puerta del Cerezo. A Javier, por el diseño de la página web. A Mariano y a María José, por todas las copas que nos regalaron para las clasificaciones de los más jóvenes.

Eugenio
A las chicas del bar: Laura, Ana, Nuria, Carmen. Al equipo de inscripciones: María, José Aníbal, el clan Higueras al completo, a Elena. A las niñas, siempre voluntariosas, en la tienda vendiendo camisetas, ayudando donde hagan falta. A todos los que dieron un paso para poder servir la cena, empezando por Nuria sin olvidar a los Vazines, a los Majaras, a las gemelas, al resto de peñas. A los que colaboraron para que pudiéramos dar la mejor bolsa del corredor posible: a Diego, a Juan Ángel, a Antonio, a Cristina, a María, a Clara.

Nacho
A Montse, por su entusiasmo, siempre contagioso, y por llevar en sí el espíritu de la carrera. A Ana, por los miles de botes de queso en aceite preparados. Por estar siempre detrás. A María, por ser, en la sombra y dando la cara, el alma de la carrera.

Eugenio
A todos los que han participado en lo que no deja de ser un día de fiesta, corriendo, sumando, colaborando. A todos los que tuvieron paciencia haciendo cola. A todos los que se quedan al final para recoger. A todos los que posibilitan que nunca perdamos la ilusión y las ganas de seguir.

Carlos
Y, por último, quisiéramos nombrar a Pepe, que siempre sintió esta carrera como algo suyo, que nunca falló a la hora de trabajar, de echar una mano y de participar en ella y que, por circunstancias, lleva unos años sin poder venir. Pero no por ello ha dejado de ser parte de este equipo.

Y para ti, ¿qué es la carrera?

Vídeo ¿Qué es la carrera para ti?

(Subimos los tres al atril).

Nacho
Porque esta carrera es la carrera de todos.

Eugenio
Porque esta carrera es de Villaescusa de Haro.

Carlos
Las fiestas quedan pregonadas. Muchas gracias, buenas noches y... ¡Viva la Virgen del Favor y Ayuda!

Nacho
¡Viva el Santísimo Cristo de la Expiración!

Eugenio
¡Viva Villaescusa de Haro!

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