Y he sentido la misma emoción que la primera vez que la vi.
O mayor.
La escena del principio, cuando van todos corriendo por la playa mientras suena la música de Vangelis.
Abrahams y Lord Andrew dando la vuelta al patio mientras dan las doce.
Eric Liddle ganando su carrera tras caerse.
Los últimos veinte metros de Liddle en cada una de sus carreras.
La tensión de un vestuario antes de la competición.
Abrahams y Sybil en la grada vacía tras la derrota del primero (Pero, ¡si no corres no puedes ganar!).
Los personajes de Lord Lindsey, Aubrey y Henry.
Las pistas de césped y de tierra. La espátula con la que hacen los hoyos para la salida. Los paisajes por donde corre Eric.
Aubrey sentado al borde de la pista tras la derrota.
Mussabini rompiendo el sombrero mientras escucha el himno británico.
La victoria de Eric Liddle corriendo con el papel que le había dado Jack Scholz.
La belleza que hay en esta victoria. La satisfacción en los rostros de todos. La emoción que te traspasa.
La escena del final, con todos corriendo por la playa. Es la misma escena del principio. No es la misma escena del principio.
La emoción del reencuentro con lo que fue hermoso en el pasado y ver que no ha perdido nada de su belleza.
La emoción de saber que lo que fue para siempre es para siempre. Y lo será.
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