miércoles, 15 de abril de 2020

Confinados: caballero

Fue Ramón el que nos avisó de que se necesitaba sangre y de que los del Centro de Transfusiones iban a estar en la Fuente de San Luis. Era una buena excusa para escapar un rato del confinamiento. Pensé en ir andando. Lloviznaba. Un día formidable para reencontrarte con la calle. No quise tentar a la suerte. La policía estaría patrullando. O algún vecino me podría gritar. Cogí el coche. Aparqué relativamente cerca pensando en tener que hacer menos recorrido a la vuelta. Crucé. Vi un furgón de la policía que se acercaba. Al llegar a mi altura bajaron la ventanilla.

-Caballero, ¿hacia dónde se dirige?

Me encanta que me traten de usted. Cada vez más. Me suena bien. Me hace sentir cómodo. El tuteo es impertinente. Que te hablen de usted denota educación. Elegancia. Pero que, además, te llamen caballero…eso fue una sinfonía para mis oídos. Me dieron ganas de abrazarles. No procedía. Respondí. Me dejaron ir. Nos deseamos buenos días. Yo se los deseé de corazón.

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