jueves, 7 de noviembre de 2019

El valor del azúcar

De cuando la letra era (o es) poesía. Y la melodía es (o era) importante.

Amor, yo sé que quieres llevarte mi ilusión.
Amor, yo sé que puedes también llevarte mi alma.
Pero, ay amor, si te llevas mi alma, llévate de mí también el dolor.
Lleva en ti todo mi desconsuelo y, también, mi canción de sufrir.
Ay amor, si me dejas la vida, déjame también el alma sentir.
Si sólo queda en mí dolor y vida,
ay amor, no me dejes vivir.

“Ay amor”. Ignacio Villa (Bola de Nieve). Aunque, para mí, Caetano.


(…) Yo, que he luchado contra toda la maldad.
Tengo las manos tan deshechas de apretar que ni te puedo sujetar. Vete de mí.
Seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer, cuando me llegues a olvidar.
Como es mejor el verso aquel que no podemos recordar.

“Vete de mí”. Ignacio Villa (Bola de Nieve). Aunque, para mí, Caetano. Incluso mejor que Antonio.


(…) Voy a navegar en tu puerto azul.
Quisiera saber de dónde vienes tú.
Vamos a dejar que el tiempo pare,
ver nuestros recuerdos en los mares
y esta soledad tan profunda.

“Soledad y el mar”. Natalia Lafourcade. Con los Macorinos.

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