lunes, 9 de mayo de 2016

Descartes

Más entradas que pensé y no escribí, que comencé y no acabé, que terminé y que borré. Entradas como aquella que empecé al recordar cuando, en una entrevista de trabajo, me preguntaron que qué era lo más difícil de trabajar. Entonces respondí que tener que decir que no. Me puse a darle vueltas. No había por dónde cogerlo. Lo dejé. El Aviron Bayonnais, equipo de rugby francés que, de vez en cuando, juega en Anoeta. Lo sorprendente no es que juegue en San Sebastián, sino que llena el estadio. Mi hermano fue una vez a ver un partido. A la entrada le dieron la letra del himno del equipo. La cogió por educación. ¿Cómo se iba a saber él el himno? Y sí, lo cantó con el resto del público. La música se la sabía. Era la de “Vino griego” de José Vélez. (Allez, allez! Les bleus et blancs de l'Aviron Bayonnais). El mediodía en el coche camino del trabajo, cuando José Miguel López, en su “Discópolis”, en Radio 3, dentro de su serie de los mejores discos de los sesenta, esa década (puedo poner más comas), puso el “Abbey road” (de los Beatles, mamá). Lo óptimo. Lo colosal. Lo superior. La de Dios. La releche. Lo pillé en el “Because” y desde ahí, y del tirón, hasta el final. No sé cómo llegué. No sé cómo conduje. Fui poseído, una vez más, por “Abbey road”, como lo fui también el otro día cuando, en una carrera, me dieron una camiseta musculosa, de ésas sin mangas. Me la puse y no podía dejar de cantar y bailar “Súper superman”. Una carrera que utiliza para medir las distancias un patrón metro mucho más válido que la barra de platino iridiado que hay en la Oficina internacional de pesas y medidas de París, visto el tiempo que hice en la distancia que decían. Por supuesto que estaba bien medida. El metro patrón parisino está obsoleto. El día de ayer, que se suponía festivo, con la visita del Atleti al campo del Levante. Nos fuimos mi hijo y yo al hotel a ver y a animar a los jugadores. De ahí, al campo. Jugábamos en casa, visto el ambiente. Marcó Torres. Todo estaba bien. Me puse a maldecir al Sevilla, que salvó al Español, que estaba salvando al Granada. No. Si no ganamos la Liga no será por culpa del Sevilla. Hijo mío, el Atleti también hace estas cosas. Pero eso no fue obstáculo para que nos fuésemos junto al Frente Atlético y jaleásemos al equipo en su despedida. El bocadillo de figatell que me comí este sábado pasado en Gandía. Todo un descubrimiento que presagió la competición de natación que hizo mi hijo, que este año está que se sale. El primo político moteño de J.A., que no es que hable mal, sino que habla que parece una radio donde se estuvieran sintonizando emisoras. “Pero emisoras castellano manchegas”. Descartes que, una vez más, se cuelan. Bueno. Portaos bien. No hagáis que me arrepienta.

2 comentarios:

entonoquedo dijo...

Impenitente:

Hoy no te he pillado ni una. Tan sólo que eres un hincha del Atlétic, lo cual ya sabía por otros manifiestos y que tu hijo nada muy bien, lo cual no sabía.

Un saludo cordial

El Impenitente dijo...

Y que el "Abbey road" es mi disco favorito, por lo que es y por lo que significa.