martes, 8 de febrero de 2011

Vesino

No sé si dependerá de la casualidad o de qué pero el caso es que basta que cites a alguien de quien hace mucho que no sabes nada para que vuelva a aparecer. Me ha ocurrido en dos casos muy recientes. Y, casualidad o no, hay otras veces en que a la inversa ocurre lo mismo. Basta que escriba sobre El Espía, que llevaba más de un año aparcando casi diariamente frente a nuestro lugar de trabajo, para que desaparezca y no volvamos a saber nada más de él. Son curiosos los vínculos que estableces con gente con la cual no te une nada que llegan incluso a dejarte cierto vacío cuando desaparecen. Ya no sólo es el caso del Espía, sino todas esas personas con las que coincides cuando tienes un hábito y que llegan a formar parte de él, aunque nunca les dirijas la palabra. Algo parecido, quizá, a aquellos que aparecen por la blogosfera, se establecen, se hacen un hueco, dejan sus comentarios y un buen día desaparecen sin dejar rastro. La vida sigue y tampoco es para hacer un drama pero no deja de ser curioso la cantidad de personas que pueden llegar a formar parte de tu vida sin que ellas siquiera puedan llegar a sospecharlo.

El Espía se fue. No se despidió. No dijo adiós. Su coche gris plateado desapareció. La mano de obra indirecta de la empresa nos quedamos un tanto desamparados. Hoy tampoco ha venido. Tal vez mañana. Ya han pasado dos semanas. Igual ha encontrado trabajo. Igual le han pagado. Igual está muerto. El Espía se fue. Y dejamos de hablar de él. Y aparcábamos en su sitio. Y llegó Navidad. Y me acordé. Y le deseé feliz Navidad a su hueco vacío. Y le felicité el año nuevo. Y pasó Navidad. Y pasó enero. Y bajé a guardar una cosa en el coche para evitar que se me volviese a olvidar. Y junto a mi coche, en el sitio del Espía, estaba aparcado un coche negro completamente nuevo. Y dentro del coche negro estaba él, con su cabeza ovoide. Y subí corriendo las escaleras hasta mi cubículo gritando -¡ha vuelto! ¡Ha vuelto! Y la mano de obra indirecta nos agolpamos ante la ventana. –Vaya coche molón. –Es nuevo nuevo. Mira la matrícula. Y empezamos a reírnos. Nos sentíamos bien. El Espía había vuelto. Ya estábamos todos.

En mi finca vive El Sicario. Tendrá cerca de cincuenta años. Es natural de un país sudamericano que debe su nombre a cierto marino que se supone nació en Génova y que se empeñó en llegar a las Indias viajando en sentido horario. No es muy alto, pero tiene unas espaldas descomunales y dos bíceps del tamaño del Miguelete. Le gusta ir con los brazos al aire mostrando sus tatuajes mefistofélicos. Tiene una novia veinteañera absolutamente curvilínea y llena de recovecos y conduce un cañonero. No le falta detalle. Además no trabaja. O no parece que tenga un trabajo normal. Yo no sé si está aquí escondido huyendo de los narcos de su país o más bien es un mercenario que se dedica al ajuste de cuentas. O es un alma cándida que lucha por la paz en el mundo. Yo reconozco que veo el Telediario únicamente por si sale El Sicario. El caso es que me llevo bien con él. -¿Qué tal, vesino? -¿Cómo le va, vesino? -¿Otra ves a correr, vesino? A mí eso de correr no me va. Mi niñita quiere que salga a correr pero yo ya le he dicho que esas cosas yo no las hago.

-Hombre, a usted no creo que correr le haga falta. Al fin y al cabo irá en el asiento de atrás de una moto, llegará hasta donde esté su víctima, le pegará un tiro en la nuca, luego dos más en la cabeza para rematarlo y acto seguido saldrán volando. Mientras la moto funcione da igual que usted corra o no.

Pero eso no se lo dije.

-Bueno, lo de correr le tiene que gustar. A casi nadie le gusta.

Eso sí se lo dije.

En el balcón del Sicario pone se alquila. Se ha ido. No se ha despedido. No sé si se ha marchado huyendo de la INTERPOL. No sé si lo han localizado las bandas rivales. No sé si ya tenía todas las cuentas ajustadas por esta zona y se ha ido franquiciado a otros lares. El Sicario se ha ido. Y se ha llevado sus tatuajes terribles. Y a su novia también. El Espía ha vuelto. Y estamos contentos. Pero El Sicario se ha ido. No sé por qué la felicidad nunca puede ser plena. Adiós vesino, le echaré de menos. Y seguiré viendo el Telediario. Por si acaso.

13 comentarios:

Alex Maladroit dijo...

"Hombre, a usted no creo que correr le haga falta. Al fin y al cabo irá en el asiento de atrás de una moto, llegará hasta donde esté su víctima, le pegará un tiro en la nuca, luego dos más en la cabeza para rematarlo y acto seguido saldrán volando. Mientras la moto funcione da igual que usted corra o no."

Pero eso no se lo dije.


Tuve que reírme cuando leí eso. Peor es cuando imaginas que una de esas personas desconocidas pero presentes en nuestras vidas, será tu esposa en un futuro, y lo defiendas (con ebriedad) vehementemente, por muchos años que nos separen, por muy poco que me llame la atención ella o por muy lesbiana que sea. Será mi esposa, como mínimo, por dos días.

¿No has pensado que 'El Espía' y 'El Sicario' tienen algo que ver?, quiero decir, ambos tienen como objetivo vigilarte, pero el hijo de Nueva Granada y el del coche negro, se van turnando para poder disfrutar de días o semanas de asueto. Verosímil, ¿verdad?

el Sr. Skywalker dijo...

Te estás acercando ya a una edad en la de te empezarás a preguntar cada vez que eches en falta a alguien, si no la habrá palmado ya. Así, directamente.
-"Uy, uy, a fulano hace un par de días que no le vemos por aquí"
-"Sí ¿es que no te has enterado? Se quedó fritito el otro día. Se ve que le dio un jamacuco mientras escuchaba un disco de Nino Bravo. Por lo menos no sufrió. Pobret"
-"Pobret. No somos nada"

Arual dijo...

Le habrá salido trabajo de "sicario" en otro lado del país...

3'14 dijo...

Un día estaba allí, como cada mañana, sacando a pasear al perro, o comprando el pan a primera hora, llevando al crío al colegio... y de pronto, un día desapareció. A nadie pareció importarle, nadie reparó en su ausencia... Así me gustaría que sucediera cuando ya no esté presente.

Slim dijo...

te imagino en el ascensor de casa imaginando historias para cada vecino, poniendoles nombre, novia e inventandote una vida para cada uno, para luego escribirla aqui, y entretenernos con tus relatos.

hasta la proxima!

el Sr. Skywalker dijo...

Evidentemente quise decir: "te estás acercando ya una edad en la que..."
No sé qué le pdsa al tescrdado.
Voy a dejar esta medicación. Palabra.

El Impenitente dijo...

Hombre, Maladroit, tal vez lo que motivase a Espía y Sicario no fuese otra cosa que convertirse en personajes de una entrada de este blog para así entrar dentro de la leyenda y conquistar la inmortalidad. Don Quijote, Madame Bovary, Rodion R. Raskolnikov, El Espía y El Sicario.

Ya te dije Carmona que Eufemiano no era una buena compañía. Y sí, siempre pensé que la vida era algo así como un campo de minas y las minas siempre explotaban lejos. Lo malo es que cada vez explotan más cerca y algunas demasiado cerca.

Bueno, Pi, ahí tienes tema para un relato. Aunque podrías cambiarle el final. "....nadie reparó en su ausencia. ¿Nadie? Bueno, tal vez sí. Alguien lloraba, alguien que cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta, le mandaba un ramito de violetas".

La verdad, Slim, es que mis vecinos suelen ser bastante discretos y no dan motivos para imaginar nada raro sobre ellos. Lo que pasa es que para imaginar cosas raras no hacen falta motivos. Vamos, no me aburro.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Pues sí que es curioso, sí... Me quedo con la extrapolación al mundo de los blogs, que es cierta. Yo, curioso que soy por naturaleza, siempre voy al perfil de quien me deja un comentario, por saber más de esa persona que ha gastado parte de su tiempo en leerme y comentarme

En la vida real me pasa menos, la verdad. O, por lo menos, no me pasa de una forma tan divertida a como tú lo cuentas. Eres un crack, cómo me he reído con ésta (y sobre todo pensando por un instante si le confesarías que tú sí corres, je, je, je...).

SisterBoy dijo...

Queda claro que el espía desapareció en cuando fue desenmascarado en este blog que por supuesto leería en el curso de sus investigaciones.

El Impenitente dijo...

Bueno, es normal que seamos curiosos e, incluso, un tanto desconfiados con toda la gente relacionada con el blog. Recuerdo cuando conocí en persona a Slim y a Cucumber. Una de sus hijas les advirtió que tuviesen cuidado, que por internet sólo había gente rara y que yo seguramente sería un asesino en serie.

Tal vez, Sisterboy, esa fuese la razón de la desaparición del Espía. Pero es que como espía era muy malo. Mi padre me contó que estuvo en Berlín a mitad de los sesenta y pasó al lado oriental. Decía que parecía una ciudad fantasma, completamente silenciosa. Iba con otro y entraron en una taberna. Allí empezaron a charlar con una pareja joven. Al poco la chica dijo -cuidado, nos están escuchando. En la mesa de al lado se había sentado un tipo con gabardina y sombrero que se escondía detrás de un periódico extendido. Me temo que el Espía era de esa escuela.

SisterBoy dijo...

O como esos espía de Los Simpsons que transmitian sus mensajes en una cabina de fotos, la frase en clave par escuhar el mensaje era "patata" ;)

Altosybajos dijo...

Deberías aclararnos el concepto de "mano de obra indirecta" de tu empresa. ¿Acaso os pagan desde otra empresa paralela?.

En la media de Puebla de Farnals corrí unos minutos junto a un fulano tocayo mio, de profesión editor y además conocido de tu hermana. No dejé de aprovechar el momento para empezar a promocionar tu novela que sin duda contará con estos dos personajes estelares. El espia y el sicario más conocido como el vesino.

¿Cómo está el asunto?

El Impenitente dijo...

Tú eres mano de obra indirecta en tu empresa. Tú no produces directamente.

Se te olvida comentar que tu tocayo es el único admirador que tengo. No le conozco y nunca he hablado con él pero se sabe todas mis carreras y todas mis marcas.

¿La novela? Ya te contaré