domingo, 13 de febrero de 2011
Las cejas de mi dentista
Yo odio a mi dentista por sus cejas. Supongo que cada cual tendrá sus razones. Sólo puede ser dentista aquel que tenga una mente perversa, alguien que disfrute torturando y eso sólo debiera ser motivo suficiente para ser odiado. Pero no es mi caso. Yo le odio por sus cejas. Podría odiarle porque, al igual que me ocurre cuando llevo el coche al taller, estoy convencido de que se aprovecha de mi ignorancia y siempre encuentra algo a arreglar, algo que seguramente ni exista y que se inventará y que luego factura como si hubiese reparado un cohete espacial (suelo decirle que por lo menos una de las habitaciones de su casa es mía, que se la he pagado yo). Pero no le odio por eso. Podría odiarle porque disfruta humillándome cuando me tiene anestesiado y me dice que me enjuague la boca o me pregunta cosas y yo no puedo ni hablar, sólo maldecirle cuando el agua me resbala por toda la cara y me empapo la pechera y él sé que se está recreando. Podría odiarle porque tiene un hilo musical en el cual de cada tres canciones que suenan cuatro son de Celine Dion. Y yo tengo la tara de que, aunque me estén perforando las meninges con una broca del doce, si hay música de fondo la estoy escuchando. Y si la canción me desagrada debo de hacer unas muecas terribles pues el dentista me pregunta -¿te estoy haciendo daño?- a lo cual siempre respondo moviendo las pupilas –ojalá fuera eso. Y seguro que entonces hace un gesto imperceptible a cualquiera de sus enfermeras para que siga poniendo canciones de Celine Dion una detrás de otra porque sólo una mente retorcida puede ser dentista. Pero yo no le odio por eso. Podría odiarle porque tiene un defecto en el habla que hace que todas sus palabras terminen en ito o en ita y a mí me desagrada enormemente que me hablen con diminutivos pero sé que lo hace a propósito únicamente para provocarme y ahí sí que aguanto estoicamente y nunca entro al trapo (bueno, una vez sí que entré. Tenía una llaga en la boca y me dijo –huy, hoy tendré que ir con cuidadito pues tienes una pupita en la boca. Entonces salté –vamos a ver, buen hombre: yo no tengo pupitas. Yo tengo heridas, que para algo he hecho la mili). Podría odiarle por su cordialidad, por su cortesía, por toda la educación versallesca que rezuma y que sabes que no es más que sarcasmo pues no deja de ser un depravado clasista maquiavélico y sádico. Pero no le odio por eso. Le odio por sus cejas. Le odio porque cuando me está hurgando yo he de tener los ojos cerrados porque si los abro terminaré mirándole a las cejas. Las tiene muy pobladas, con unos pelánganos que siempre tengo la sensación de que va a aparecer por allí Tarzán en cualquier momento dando alaridos. Y son hipnóticas. Y sé que no puedo mirarle a las cejas pues eso tal vez le intimide y le ponga nervioso. Y poner nervioso a un tío que tiene extendido al alcance de su mano todo el instrumental que los payos estos se gastan es lo último que se debe de hacer. Y él me hurga y yo trato de escuchar las canciones y cierro los ojos y digo que voy a contar hasta cincuenta sin abrirlos y cuando llevo diez ya los he abierto y le estoy mirando a las cejas y le miro esos pelos tan enormes que se disparan en todas las direcciones y él me dice –mueve un poquito la cabecita- y vuelvo a cerrar los ojos y trato de escuchar la música y sólo veo pelos, pelos y cejas y los abro y ahí están las cejas y ahí están sus pelos y sus cejas me llaman y yo las rehúyo y siempre las miro y el dentista termina, el dentista se despide, el dentista se va y sus cejas se quedan y sus cejas se vienen conmigo y cierro los ojos y son cejas, pelos y cejas, pelos y cejas durante horas, días, no sé. Las cejas de mi dentista. Toda su maldad está condensada ahí.
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15 comentarios:
Cambia de dentista y ve con Miguel Angel, el hermanísimo de Estela, seguro que acabas enamorándote de él, como todos y todas y como él de sí mismo, como sólo se lo pueden permitir los elegidos por la evolución. Y el próximo escrito se titulará "los biceps de mi dentista"
Yo te odio por no poner puntos y aparte. Por lo demás, mi dentista es calvo y dado a delegar su trabajo en su recua de esclavas, que son muy monas, así que no tengo queja.
Mi dentista es mujer, muy guapa y educada, creo que te gustaría...
Y con las cejas perfectamente depiladas por cierto!
mi dentista es mujer pero tambien la odio, porque siempre me riñe, a mi, que me he lavado los dientes todos los dias de mi vida desde niña, y aun asi siempre me mira como si nunca me los lavase.
Tengo que confesar que cuando has puesto lo de los diminutivos me ha venido una imagen a la cabeza: ¡Tu dentista es Flanders, el de los Simpson!
Si los dentistas fueran como Miguel Angel, yo iría y me haría puentes , empastes y el Transiberiano si el quisiera....y te aseguro que sus cejas me darían igual....si los dentistas fueran como Miguel Angel.
Me da que el hermanísimo Miguel Ángel tiene su consulta forrada de espejos y atiende a sus pacientes haciendo posturitas y poniendo caritas siempre mirándose. Y también me da que a todas sus pacientes les pondrá dos aspiradores en la boca por todo lo que deben babear.
Lo de los puntos y aparte...bueno. La verdad es que lo escribí a borbotones. Y cuando lo leí, pensé -pues me parece que así se va a quedar. Y así se quedó.
Tu dentista, Arual, ha hecho un pacto con el maligno y tiene un retrato en su casa donde se ve su verdadera personalidad.
Y mi dentista por lo menos no me regaña. Y algo siniestro sí que es, que no zurdo.
Pues tras el relato y los comentarios he salido corriendo hacia el baño para darle al cepillo de dientes buen uso.
Un tio con biceps que acabará gustándome. Malo
Una dentista que no hará más que reñirme. Tampoco me gusta.
O un fulano con cejas amenazantes. Mucho peor.
Me quedo con mis caries que son mias.
¿Tus caries están excluidas del régimen de gananciales o te casaste con separación de caries?
http://www.youtube.com/watch?v=OzTfCmGRG1c
Impenitente, y espérate que empieces a padecer también el facturón del dentista de los niños. No sé si prefiero mi médico dentista cascarrabias o la muy cariñosa, muy cuidadosa, muy especialista infantil, muy un aparatito de resina muy sencillito para el niños, muy una prótesis removible para el paladar de la niña...El caso es que mi ppto. anual para la boca ronda los 500 pavos.
(He estado en Argentina y venía con ganas de cháchara :)
Jaramiel
Y eso que aunque esté en gananciales no he computado la millonada de mi marido en endodoncias y no sé qué movidas...hay cosas en el amtrimonio que es mejor que permanezcan en secreto, entre ellas incluyo por supuesto las fras. de dentistas, talleres de coches, etc.
Gracias a Dios yo con mi revisión y limpieza anual de 100 euracos voy que chuto.
Jaramiel
Sisterboy, el hombre de pocas palabras y de vídeos siempre oportunos y afortunados. El retrato de la madre es lo mejor.
Jaramiel, ya me podías haber hecho un comentario desde Argentina, más que nada porque no acostumbro a recibirlos desde otros continentes y me hacía ilusión. Y el concepto dentista infantil ya hace tiempo que se hizo un hueco en mi presupuesto anual y más que un hueco es una sima.
Hombre Impenitente, ya de pedir haber exigido una tira criolla, un bife, un gancia, un malbec, unos alfajorsssitttoosss La Havanna...
La verdad es que los viajes, aunque sean de curro, siempre son una experiencia que suma (y no me refiero sólo a los kilos que te pillas poniéndote de carne y vino como el kiko...)
la próxima salida prometo comentar allende los mares...
Un abrazo y buen fin de semana,
Jaramiel
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