viernes, 18 de febrero de 2011

Ya sentimos el calambre, ya no hay por qué padecer

Mi padre siempre sentencia las discusiones musicales que tenemos con el aforismo de su invención (creo) que afirma que música es aquello que sonaría igual si se fuese la luz. Suele empezar levitando con que si Beethoven, que si el Réquiem de Mozart o que si el Concierto de Año Nuevo. Yo entonces le recuerdo que tiene un disco de Nana Mouskuri y él me recuerda mi edad y me dice que ya va siendo hora de que deje de poner los ojos en blanco cada vez que escucho a los Beatles y así seguimos hasta que suelta muy pomposamente su sentencia antes citada. A partir de ahí lo dejamos hasta la siguiente ocasión en la cual la discusión se repetirá tal cual como demostración palpable de que ojalá el hombre sólo tropezase dos veces en la misma piedra y de la teoría del Eterno Retorno.

Todos los años se acaba el mundo. Si no todos, casi. Las teorías apocalípticas pululan y suelen ser propagadas aunque no sé si realmente alguien se las cree. Yo no suelo hacer mucho caso a esas teorías pues no es el fin del mundo algo que me asuste realmente. No es que sea muy valiente sino que, si se acaba el mundo, se acabará para todos, así que da igual lo que quede por hacer. Además ya he visto a España ganar el Mundial de fútbol. Me quedará la espina de no haber visto al Atleti ganar la Copa de Europa, pero como tengo la certeza de que eso es algo que jamás ocurrirá, pues estará en el debe el día del Gran Calambre Final. Tampoco tengo excesivo temor a enfrentarme entonces con Dios en el Juicio Final pues me suspenderá seguro salvo que dé un aprobado general así que, cuando me hablan del fin del mundo, pues bueno, pues venga, pues vale.

El efecto Carrington. La madre que parió al efecto Carrington. En el enlace está explicado. Consiste en tormentas solares que provocarían graves alteraciones magnéticas en la tierra. Y esas alteraciones magnéticas mandarían a hacer puñetas la red eléctrica mundial. Se iría la luz. Y se iría para una barbaridad de años. Y eso no es lo malo. Lo malo es que el año 2012 será un año de gran actividad solar. En el año 2012 no se acabará el mundo (bueno, a lo mejor sí) pero puede que se vaya la luz. Y eso es peor. Eso sí que me da miedo. Miedo a la vuelta a la Edad de Piedra, al medievo. Vuelta a la insalubridad, a las epidemias, al trueque, a la agricultura, a la caza. Y preocupación también. ¿Qué sentido va a tener la vida de los que no pueden pasar tres segundos sin mirar y tocar la pantalla de su móvil o tablet? ¿A quiénes van a asesorar ahora Felipe y Aznar? ¿Qué nombre se pondrá la E.L.O.? Y dentro del temor, dentro de la incertidumbre por el futuro que se nos avecina me queda por lo menos el consuelo de la felicidad de mi padre que por fin se sentirá triunfador: en el mundo sólo se podrá escuchar música en estado puro. Vivirá en un octavo ya para siempre sin ascensor pero feliz. La música habrá vuelto. La música verdadera. Él tendrá razón. Como siempre.

12 comentarios:

Arual dijo...

De verdad se va a ir la luz en 2012? Porque oye al menos no tendremos que pagar las superfacturas que pagamos ahora!

Anónimo dijo...

Cojonudo. Como siempre.
Jaramiel

Juan Rodríguez Millán dijo...

Líbreme dios de terciar en una discusión tuya con tu padre, pero me encanta su frase. Muy grande todo, vaya...

No te preocupes por Felipe y Aznar. Siempre habrá alguien a quien puedan asesorar. Siempre. Y si no, se inventa.

Peri Lope dijo...

El otro día el librero estuvo en un concierto de rock (THE BREEW) y tuvo que usar tapones. Pienso que algo de razón tiene tu padre.

Si se fuera la corriente eléctrica nos quedarían las piezas musicales clásicas y, sobre todo, volverían a ponerse de moda las Big Band a lo Count Basie o Bennie Goodman (no sé cómo se escribe).

GARRATY dijo...

Hace poco, tras ver varios capítulos seguidos de The Walking Dead, me tiré varios días planeando una posible supervivencia en caso de holocausto. Tenía pensado hasta cómo entrar en el Mercadona de bajo de casa para conseguir víveres. Aún así no se me hacía menos desagradable la perspectiva. Será porque el cine y la televisión, que tanto influencian nuestro subconsciente, nunca plantean escenarios halagüeños en estos casos. Esperemos que el señor Carrington se equivoque.

Puedes decirle a tus padres que los beatles con unas guitarras españolas y un buen tambor serían capaces de hacer algo parecido a la música. Me juego los huesecillos de las orejas.

El Impenitente dijo...

En cuanto se fundan los discos duros no habrá facturas ni dinero para pagarlas. En realidad el dinero ya no hará falta.

Cuando estábamos viendo a los AC-DC uno se giró y dijo -te parece que, el cencerreo este. Y no estaría mal que volviesen los Duke Ellington y los Glenn Miller.

Yo me planteé lo de la supervivencia cuando me leí "Robinson Crusoe" y entonces me di cuenta que no aguantaría ni un día, por eso cuando me preguntan qué me llevaría a una isla desierta siempre respondo El Corte Inglés.

SisterBoy dijo...

Jo me has recordado a "Ultimatum a la Tierra", lo cierto es que es una posibilidad tenebrosa.

Al menos yo cuento con la experiencia de estar una semana sin luz, ocurrió durante la tormenta Delta que tumbó todas las torres de alta tensión de la isla, no recuerdo haber hecho otra cosa que jugar al envite.

Altosybajos dijo...

Confieso que tras leerlo con detenimiento un par de veces sigo sin esntender el origen del efecto Carrington de la narices. ¿Será verdad? ¿Les volverá a crecer pelo a los calvos? ¿Los transformadores necesitan luz? Pues vaya mierda de transformador.

En fin, un padre siempre tiene razón y si no la tiene pues no discutas que está muy feo discutir a un padre.

Slim dijo...

Si se acaba la luz siempre puedes sacar la guitarra española y aprenderte los acordes de los beatles. yo te acompañaria con la voz aunque fuese por lo bajini.

El Impenitente dijo...

Antes de aprenderme los acordes de los Beatles tendría que aprenderme los acordes, a secas. Pero no sería una mala manera de pasar el tiempo en el mundo sin energía eléctrica: jugando al envite (que no sé cómo se juega) y aprendiendo a tocar la guitarra.

Te tomo la palabra, Slim. Mi hermano y yo pasamos muy buenos ratos tocando (él) y cantando (los dos) canciones de los Beatles. "This boy" la bordábamos. Y con "I'll follow the sun" nos sacaban a hombros.

Slim dijo...

pues no seria mala vida...cantar, jugar a las cartas, correr y pedalear (para esto no necesitamos luz). lo unico malo es que la cerveza estaria caliente, pero vamos que ya encontrariamos un rio helado para enfriarla.

El Impenitente dijo...

A falta de río en el secarral, en la mayoría de las casa antiguas se conservan las cuevas donde se refrigeraban las cosas antes de que existiesen los frigoríficos. No sería mala vida, no. Casi estoy deseando que Carrington tenga razón.