jueves, 2 de diciembre de 2010

Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel

En un capítulo de la novela “Y de repente, un ángel” de Jaime Bayly un personaje entra en una librería, coge un tomo de las obras completas de Borges y comienza a arrancar sus hojas. Al ser reprendido por su acto se justifica diciendo –Porque yo quería ser escritor (…) pero cuando leí a Borges ya no pude escribir una línea más. Me di cuenta de que no tenía sentido escribir después de Borges. Era un genio, ¿comprende? Un genio, señorita. Y por su culpa yo soy ahora un escritor frustrado.

Un pintor conocido mío y que vive de la pintura dice que su estilo podría ser etiquetado como “esolohagoyoísmo”. Él pinta, expone y la mayoría de la gente, al ver sus cuadros, dice –pues vaya. Eso podría hacerlo yo con los ojos cerrados. Una minoría, sin embargo, no dice nada. Sólo los compra.

Me gusta escribir. Voy escribiendo mis entradas del blog y estoy cómodo con ellas y en ellas. Y me planteo dar un paso más. Y tengo ideas. Incluso las comienzo a desarrollar, las voy esbozando. Y sigo leyendo libros. Y encuentro autores como el propio Bayly, que se gana la vida escribiendo, y que tiene una prosa muy fácil y amena, y no llego al extremo petulante de decir –eso lo hago yo- pero, bueno, leyéndolo te animas y empiezas a pensar que tal vez, que por qué no, que es posible. Y te lo crees. Te lo llegas a creer.

Pero luego llega Dostoievski. O Faulkner. O Conrad. Y te lees “Nostromo”. Y no sientes ganas de destrozar el libro pero debieras sentirlas como el personaje del libro antes citado. Conrad, si te enfrentas a él como lector, bueno, a mí me parece uno de los grandes. De los más grandes. Y leerlo es casi una experiencia vital. O sin casi. Pero si te enfrentas a él con ánimos de ser escritor el sopapo que te da es de aquella manera y te manda a un rincón y no levantas cabeza abochornado por lo que te queda de vida.

Aunque, pensando en el personaje de Bayly, tal vez sea una postura cobarde el renunciar cuando uno asume que jamás estará a la altura de los maestros. Tal vez sea doloroso descubrir que uno no será el más grande escritor pero es que, a lo mejor, no se trata de ser el más grande escritor. A lo mejor tampoco se trata de ser escritor. A lo mejor sólo se trata de escribir. Y no es lo mismo. Y supongo que por ahí es por donde hay que empezar.

P.D....en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach.

11 comentarios:

Álex dijo...

Me pido una primera edición autografiada de tu inminente novela.

Alex Maladroit dijo...

Imagino que en tu libro, firmarás como Impenitente.

Por extensión, en cualquier arte existe esa enfermedad conocida como 'esolohagoyo', que se cura con una buena dósis de argumentación tipo 'no es el hecho de hacerlo o no, es haberlo hecho antes que otro'.

Lo de Jaime Bayly me ha recordado a un 'viejo' amigo de Lambayeque con el que me enviaba desde ponchos y chocolatinas, a botellas de sidre o galletas Príncipe. Me haces sentir 'señardá'.

Camilo dijo...

Pero hay tantos a los que no les gusta Borges, tantos a los que no les gusta Dostoievski, tantos a los que no les gustan Faulkner ni Conrad... Los grandes autores en parte lo son porque tienen muchos y muy rabiosos enemigos. Escribir consiste en darles razones tanto a unos como a otros para que te lean a pesar de todo.

Anónimo dijo...

A mí me gusta el efecto "esolohagoyo"; que hoy en día donde abundan los mediocres chusqueros apáticos, que algo (ya sea un cuadro, una melodía, o un texto) provoque ganas en los demás de hacer algo, me parece ya un arte per se.
Te aconsejo leer a Enrique Vila-Matas, creo que te gustaría.
Un abrazo,
Jaramiel

Arual dijo...

Pues la verdad es que a lo mejor en el fondo de lo único que se trata es de escribir, sin más... Ahora como publiques novela ahí estoy para comprarla, no lo dudes! Porque lo que yo disfruto leyendo tus posts no tiene precio.

El Impenitente dijo...

No diría yo inminente. Y no lo llamaría yo novela. Y espero tener algo que firmar, que esto es el parto de los montes.

¿Señardá?

Es buena tu reflexión, Petrarca (me alegra mucho verte por aquí, por cierto) pero no estoy del todo de acuerdo. Tal vez la grandeza se mida por la calidad y cantidad de las pasiones desatadas, pero no estoy seguro de que el motor de escribir sea el que te lean. Ese es el paso siguiente, el paso lógico, el paso deseado, quizá. Pero ese es sólo el siguiente paso. Escribir ha de ser un motor per se. ¿Y por qué tengo un blog si pienso así? Vanidad, claro.

Jaramiel, ¿existe el efecto "esolohagoyo"? Yo creo que no. La gente lo piensa, se colma de autocomplacencia y se va pensando -bah, si yo quisiera... Es mejor creerse bueno y no demostrarlo que estrellarse.

Respecto a Vila-Matas tendré que terminar leyéndolo. Buenos amigos míos (G., Juana Casimiro, Sierpe (saluda)) lo tienen en un altar. Tanto me han hablado de él que terminaré haciéndome de la Orden de Finnegans sin haber estado a menos de cincuenta metros del "Ulises" de Joyce.

¿Publicar? Paset y paset. Y si llego a publicar supongo que tendré copias para regalar.

Alex Maladroit dijo...

Señardá, la saudade asturiana.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Si tienes algo que firmar algún día, me lo dices. Que yo te entrevisto y te hago una reseña (positiva, por supuesto) de lo que escribas. Eso sí me lo puedo pedir, ¿no?

SisterBoy dijo...

Pues seguro que tu amigo también habrá sido etiquetado con el "esolohaceunniñodecincoaños".

Altosybajos dijo...

Lo intentas, lo haces y que nunca te tengan que aconsejar un "pudo ser"
Tú eres de carreras de largo aliento. La meta no está cerca ni a la vista. Después del primer relato viene otro, después un libro y tocará pensar en otro más.
Esperamos que nos premies con la lectura que anuncias.

Yo cada día que pasa me apunto con más frecuencia al grupo de "esonolohagoyo".

El Impenitente dijo...

Si tiene que ser negativa, que lo sea, Juan. Y todavía queda mucho, desde luego. Y sería gracioso que me entrevistases.

Lo de "pudo ser" ha sido un buen estímulo, mi querido "cadavezhagomenos".