¿Sienten odio los psicópatas?

La culpa es de Sisterboy. El año pasado celebró San Valentín con una relación de canciones de amor (este año ha persistido en el amor en San Valentín cerrando su trilogía fnaquera), le imité y dado lo que me gusta hacer listas, pues vuelvo a las andadas aprovechando el menor de los resquicios. Como no hay apenas canciones de amor no descarto volver el año que viene con lo mismo aunque ya veremos qué pasa el año que viene, que igual coincido con San Valentín en la cola del paro y no estamos ni para cantinelas ni para melodías.

Pasada la justificación diré que andaba meditando sobre qué canciones reseñar. Paseaba ensimismado cerca de mi casa cuando, en el escaparate de una floristería, vi a dos ositos de peluche blancos tiernamente abrazados sujetando un corazón. Vi la luz entonces y empecé a buscar canciones que tuviesen como centro el odio, el rencor, el despecho. Canciones que me gustasen, claro. No iba a poner el “Vete” de Los Amaya (en el secarral “Veste”) ni a Rocío Jurado con aquello de es un gran necio, un estúpido engreído y tal y cual. Las gafas de uno de Los Amaya siempre me produjeron cierto reparo y Rocío Jurado…bueno, espero que San Pedro hiciese justicia y no le abriese las puertas.

No sé si he seleccionado muchas o pocas canciones. Tal y como cuelgue la entrada recordaré un montón, pero bueno. El caso es que ahí van:

Nada- Fangoria y Carlos Jean. Siempre estaré en deuda con Slim y Cucumber pues fue en su cd conmemorativo de su primer aniversario bloguero donde escuché por primera vez esta canción. Desde entonces la habré escuchado unos cientos de miles de veces más, pues es una canción que me pone en pie, en sentido literal, una canción que engaña, muy densa, con una Alaska poderosísima (como es habitual) y con una letra lapidaria, perfectamente encajada en la música, letra que deja caer frases como –No te he mentido nada. Tú ya sabías que la verdad es demasiado rara- o –no tengo más planes que la traición.

El rosario de mi madre- María Dolores Pradera. Un himno. Canción para cantar. No hace falta estar borracho. Con dos guitarristas gemelos acompañando sería más que suficiente –Devuélveme mi amor para matarlo. Devuélveme el cariño que te di. Tú no eres quien merece conservarlo. Tú ya no vales nada para mí-. El vídeo es muy bueno, de cuando en España se hacía televisión. Supongo que no será políticamente correcto decir que añoro cuando sólo había dos canales, así que no lo diré no vaya a tener que verme cara a cara con el tribunal de los que se la cogen con papel de fumar.

Galletas- La Casa Azul. Maravilloso ejemplo de ñoñipop, aunque, la verdad, mucho no me creo esta canción. Todo es muy jovial. Todo es muy feliz. La letra dice -no sé si sabes que ya no te quiero, que ni siquiera te echo de menos y aunque tú creas que he perdido el tiempo, he construido un gran mundo en un rayo de sol- pero seguro que, tal y como cierra la puerta, el tío se echa a llorar y no para en dos semanas.

La noche de mi mal- José Alfredo Jiménez. Más que una canción despechada es una canción de alguien que sufre el desprecio. José Alfredo no sólo era el que más bebía sino que también era el que más sufría, aunque ese-no quiero ni volver a oír tu nombre. No quiero ni saber a dónde vas- es demoledor. Te dicen algo así y no hay tequila en el mundo, desde luego. Pero, eso sí, con orgullo –por eso fue que me viste tan tranquilo caminar serenamente bajo un cielo más que azul-. El orgullo que nunca nos falle.

How do you sleep?- John Lennon. Canción miserable que, en el “Imagine” el tonto del haba de Lennon dedicó al cretino de McCartney, ridiculizándolo. McCartney le contestó de manera tibia y conciliadora en el “Band on the run” con “Let me roll it”. Bueno, como cantaba La Mode –Frankie se enfada con Boy George. Son cosas de niños, quieren jugar-. Pues eso.

Un rayo cae- El Niño Gusano. Me sigue resultando doloroso escuchar los discos de El Niño Gusano. “El efecto lupa” y “El escarabajo más grande de Europa” son dos de mis discos de cabecera y siempre pensé que se fueron dejando mucho por hacer. Y me duele, y por eso sentí tanto la muerte de Sergio Algora, porque se cerraba esa posibilidad. No he conseguido la versión original de esta canción aunque el guitarrista del vídeo lo hace muy dignamente. Canción superlativa, en mi opinión, con momentos enormes como -eres la capital del peor país del mundo. Todos los que allí viajaron estuvieron de paso- o –ya no como en el plato del perro. Por la noche vuelvo a tener sueño. Tengo un podio en mi casa. Soy el primero cuando quiero.

Esta noche me emborracho- Carlos Gardel. Tango de Enrique Santos Discépolo. La perfección. Ni una coma se puede añadir, ni un pero. Transcribo literalmente la letra postrado de hinojos. - Sola, fané, descangayada, la vi esta madrugada salir de un cabaret; flaca, dos cuartas de cogote y una percha en el escote bajo la nuez; chueca, vestida de pebeta, teñida y coqueteando su desnudez. Parecía un gallo desplumao, mostrando al compadrear el cuero picoteao. Yo que sé cuando no aguanto más al verla así rajé, pa' no llorar.
¡Y pensar que hace diez años, fue mi locura! ¡Que llegué hasta la traición por su hermosura! Que esto que hoy es un cascajo fue la dulce metedura donde yo perdí el honor; que chiflao por su belleza le quité el pan a la vieja, me hice ruin y pechador. Que quedé sin un amigo, que viví de mala fe, que me tuvo de rodillas, sin moral, hecho un mendigo, cuando se fue.
Nunca soñé que la vería en un "requiscat in pace" tan cruel como el de hoy. ¡Mire, si no es pa' suicidarse que por ese cachivache sea lo que soy! Fiera venganza la del tiempo, que le hace ver deshecho lo que uno amó. Este encuentro me ha hecho tanto mal, que si lo pienso más termino envenenao. Esta noche me emborracho bien, me mamo, ¡bien mamao!, pa' no pensar.

Hasta el año que viene por estas fechas.