miércoles, 11 de junio de 2008

Apuntes segovianos (y dos)

Prosigo.

Cuando uno entra a un bar y pide cuatro cañas y le ponen de tapa un plato muy hermoso de chorizo frito troceado piensa –mira, qué bien.

Cuando vuelve a pedir otro reo de cañas y le ponen de pincho dos fuentes de longanizas y una fuente de callos uno piensa –aquí podría vivir yo.

Las ciudades españolas se dividen en dos: en las que ponen pincho con las cañas y en las que no. No me extenderé en el tema pues merece una entrada en sí mismo, pero Segovia es de las primeras y, en una primera impresión pues tampoco tuvimos demasiadas oportunidades para profundizar, es de las primeras y con matrícula de honor.

Nos atuvimos a los cánones gastronómicos. El sábado, por supuesto, comimos cochinillo. Y me quedé un tanto despagado. Nunca lo había probado y, bueno, no me pareció para tanto. Y no es que estuviese mal hecho pues los que no era la primera vez que lo comían se deshacían en elogios y yo, la verdad, me comí dos raciones, pero…no. Pasa como con las mariscadas. Parece que sean la quinta esencia del hedonismo y no es para tanto. El marisco está bueno, pero siempre digo que, a mí por lo menos, no me compensa todo lo que hay que trabajar para luego lo que comes. Y con el cochinillo, tanto oír hablar de él, que…bueno. Se deja comer.

Sin embargo el domingo nos comimos unos judiones de la Granja, con su chorizo, su oreja y su tocino, que eso sí que son palabras mayores. Cuando me llevé la primera cucharada a la boca me corrieron dos lagrimones por las mejillas de felicidad máxima.

No todo estuvo bien. Por supuesto que eché mis zapatillas y salí a correr sábado y domingo a las siete de la mañana. Pero por allí tienen la costumbre de poner puertas al campo. Todo está vallado para la cría de ganado bovino, y no era plan de saltarme una valla y encontrarme cara a cara con un bicho de quinientos kilos y unas velas de metro y medio, por muy manso que fuese, así que asfalto. Fui por carreteras comarcales, poco transitadas y en buen estado, de tal forma que si pasaba un coche cada tres minutos pasaba a ciento veinte. Y así no disfrutas.

Tampoco vi por ninguna parte a Perico Delgado. Ni a Antonio Prieto, el Taca, aquel maravilloso fondista de finales de los setenta y principios de los ochenta, finalista en Moscú y dos veces quinto en los mundiales de cross, y eso que pasamos por su pueblo, por Hontoria.

Estando allí, por supuesto, bebíamos agua de Bezoya, ese agua (el chiste es muy malo, pero no puedo resistirme) que entra por la boca y sale por muy buen precio. Y, como no podía ser de otra manera, fuimos en peregrinación hasta Palazuelos de Eresma y nos postramos genuflexos a la entrada de las Destilerías DYC en acción de gracias y de renovación de lazos. También tengo una entrada pendiente sobre el Equipo DYC.

Y poco más que contar. El domingo, después de comer, de vuelta al levante feliz, donde no ponen pincho con las cañas. Bordear Madrid fue, esta vez, más llevadero y relajado. Nadal ganó. Alonso con lo suyo. Ganaron el Rayo y Croacia y perdieron la Ponferradina y la Real (uno siempre sufriendo por sus amigos). Salimos con frío y llegamos con lluvia y frío. Y es que este año, el cuarenta de mayo con dos sayos.

9 comentarios:

SisterBoy dijo...

Pues Canarias es de las que NO ponen nada asi que avisado quedas. Aqui a veces ni te ponen lo que has pedido :)

Arual dijo...

La clasificación de ciudades por el criterio de las tapas es un tema a trabajar, deberíamos hacer la lista, por la provincia de Tarragona y por la de Teruel tampoco ponen tapa.

elbé dijo...

Qué menos que unos lagrimones por esos judiones de la Granja. ¿No sería en Casa Zaca verdad?

cucumber dijo...

Ahora que hemos estado por Granada y Las Alpujarras donde tambien te ponen tapa o racion, es curioso por que parece que lo tienen cronometrado.Pides 5 cervezas, y a los 4 o 5 minutos, te aparece un plato en el centro de la mesa, pero ya no te queda cerveza por lo que vuelves a pedir y asi sucesivamente. Casi no podiamos salir del bar, creo que hay alguno que lleva tres años metido en un bar sin poder salir.
Y del cochinillo digo lo mismo que tu, pero Slim como es envidiosa esta empeñada en probarlo y yo le digo que no merece la pena y estamos como con las tapas de los bares..que no podemos salir..

El Impenitente dijo...

En Ginebra no ponen pincho con las canas. Ni siquiera tienen enhe. O enye.

Cuenca, Ciudad Real, Madrid, Salamanca son ciudades en las que he disfrutado tomando canas. Tambièn en San Sebastiàn. Allì has de pedir el pincho pero es glorioso. Caro, pero glorioso.

Castellòn, Valencia y Alicante estàn en la lista negra.

Donde llorè mientras me comìa unos judiones fue en Torrecaballeros, en la Posada del Rancho. Me apunto Casa Zaca para cuando vuelva, que volverè.

Esa sensaciòn de que es imposible que salgas de un bar y que no te importa lo màs mìnimo es maravillosa.

Slim dijo...

quiero cochinilloooooooooooo

J.P. dijo...

En Granada también ponen buenos pinchos. Sujerentes y contundentes.

Por cierto, ¿cuál es la estación de la cerveza que hay ahora en Ginebra?.
Espero con ansia los "Apúntes suizos..." que en ésto si te puedo comentar varias cosas.

Sett dijo...

Buenassss

Despues de este paron de un mes casi intentaré coger de nuevo el volante cibernetico y seguir posteando.

¿que decir de Segovia que no se haya dicho ya?-pues no se,es un sitio precioso para ir de fin de semana cuando hace frio.

Aqui en Galicia lo de los pinchos tampoco es que sean muy generosos los bares.Lugo tiene la mejor fama.

3'14 dijo...

Catalunya hace honor a su fama de tacañería y por una tapilla de olivas o almendras saladas te hacen pagar... En algunos bares se estiran y te ponen alguna patatilla frita o un bol de palomitas, eso sí, más reblandecidas que, en lugar de acompañar una cerveza parece que tengas que pedir un vaso de leche para mojarlas... y no te creas que es para tener contento al cliente, nooo... lo de poner a conciencia algún platillo con algo SALADO (mezcla de frutos secos o las mencionadas palomitas o patatas), no tiene otra finalidad que despertar la sed para que pidas otra ronda.

Todavía recuerdo los ojos como platos que se nos pusieron en la primera visita a Madrid ante platos de jamón y queso, gambas e incluso paella, totalmente GRATIS, por pedir un vermut o una caña. Y aun, uno de los que nos acompañaban (permíteme aquí mi momento de verguenza ajena) se le ocurre preguntar si ya les sale a cuenta...

A mí ni la mariscada, ni el cochinillo... Yo soy feliz en un italiano, sea pizza o pasta, pero eso sí, con muuucho queso, del tipo que sea cual más pestilente mejor, excepto emmental.