miércoles, 18 de junio de 2025

La felicidad (y sus escondites)

En dos de las tres carreras que organizamos en la aldea del Secarral tenemos clasificaciones y hay, por tanto, podio. Suelo encargarme de los premios y no es raro que me toque entregar algunos.

El fin de semana anterior celebramos el duatlón. Los trofeos de cada categoría los personalizamos. Como teníamos de sobra improvisamos otra categoría, que no está en el circuito (parejas mixtas) y llamamos a las tres primeras al podio.

No se lo esperaban.

Les pedimos perdón porque los trofeos llevaban etiquetas que no correspondían.

¿Les importó?

No.

En absoluto.

Y no fue porque el premio fuera nuestro bote de queso en aceite (legendario).

Fue porque en el podio está la felicidad.

Es divertido observar la felicidad. Y encontrarla.

Hay un local cerca del puerto que nos gusta mucho. Solemos ir dando un paseo y allí nos tomamos algo. El sitio es agradable. Estamos tranquilos. La música está bien y, a veces…




Muy bien.

Tienen un piano. Un día coincidió que dieron un concierto. Piano y voz femenina. Música italiana. Modugno. Mina. “Grande, grande, grande”, “Volare”, “Parole, parole”. Disfruté. Disfrutamos. Y me puse a soñar. Me vi junto al piano. “Un bacio e troppo poco”. “Vecchio frac”. “Il cielo en una stanza”. “Breve amore”. Apoyado en el piano. Mi propio podio.

La felicidad.

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