Y como gafapasta que soy, voy a argumentar mi opinión. Y, la verdad, sólo encuentro razones para haberla rechazado. De hecho, no sé si la entendí bien, si capté todos los detalles. O algunos. He buscado, he leído sobre ella y parece que me quedé, una vez más, en la punta del iceberg (esto de la punta del iceberg creo que es la primera vez que se usa. O la segunda). Aprendiz de gafapasta. No apruebo ni la montura de las gafas.
Porque la película es rara.
Y fascinante.
Y rara.
Las interpretaciones de Turturro y Goodman (John y John). El hotel. El dueño del estudio y su lacayo. El trasunto de Faulkner y su secretaria amante. La foto de la mujer en la playa. La ola rompiendo sobre la roca. El escritor y el folio en blanco. El pasillo en llamas. El botones. Los detectives. Los zapatos en las puertas de las habitaciones. La caja.
Un peliculón.
¿Por qué?
No lo sé.
Bueno, sí, pero no soy capaz de explicarlo. Corazón razones razón ignora.
Y escuchando a mi corazón, a mi estómago y a mis vísceras, acepto su lógica y la doy por buena.
Así que, un peliculón.
Y sigo como gafapasta frustrado.
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