viernes, 5 de agosto de 2022

Mi padre y el tiempo

Uno de los entretenimientos de mi padre es atender las llamadas que los comerciales hacen regularmente a su casa. Primero los escucha y, después, los corrige, los orienta, los educa, los aconseja. Nunca les compra nada, pero él se siente a gusto así, transmitiendo su experiencia y sintiendo que es útil.

Llamó una vez uno de los de carácter agresivo. Mi padre trató de apaciguarlo. Aquel no se sometía. Es más, terminó faltando el respeto. Era inconcebible para él que mi padre no atendiese a su oferta, que prefiriese seguir perdiendo dinero.

-Mira. Sé que pierdo dinero en cada momento. Pierdo dinero con la electricidad. Pierdo dinero con el teléfono. Pierdo dinero cuando compro carne. Cuando compro verdura. Sé que siempre podría comprar más barato. Pero eso me supondría tiempo. Y créeme, pago a gusto ese dinero por poder disponer de tiempo. Lo pago muy a gusto. Y no te creas que con ese tiempo hago grandes cosas. Qué va. Ese tiempo lo dedico a no hacer nada. Porque lo que más me gusta es no hacer nada.

El comercial colgó. No estaba preparado para la lección. Aún no lo está.

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