viernes, 18 de diciembre de 2020

Son cuatro mil setecientos treinta y cinco días, son

Vamos a suponer que la tierra es una esfera perfecta. Dicha esfera tiene un radio de seis mil trescientos setenta y un kilómetros. Aceptamos este dato como bueno. Si no ha cambiado la fórmula, diremos entonces que la distancia mínima que hay que recorrer para dar la vuelta al mundo es de cuarenta mil treinta kilómetros.

Desde el uno de enero de dos mil ocho me apunto semanalmente todos los kilómetros que hago corriendo. Saco promedios, comparo un año con otro y voy sumando también los totales. Y este jueves diecisiete de diciembre de dos mil veinte llegué a los cuarenta mil treinta kilómetros. Me ha costado casi trece años dar la vuelta al mundo corriendo (bueno, recorrer la distancia. Viajar, he viajado poco). Cuatro mil setecientos treinta y cinco días. Lo habría hecho antes sin lesiones ni confinamientos, pero bien está así. Me sale casi a ocho kilómetros y medio diarios. Algo más de cincuenta y nueve semanales. Tres mil ochenta y seis anuales. No voy a decir que objetivo cumplido porque esto no era un objetivo. He pasado por el hito y, porque puedo, chuleo. Y sigo. Y si paso por otro hito que sea rimbombante, pues hala. Y seguiré. Corriendo. Chuleando. Porque puedo.

2 comentarios:

GARRATY dijo...

Los señores mayores hemos leído el título cantando.

El Impenitente dijo...

Lo curioso fue que esa misma mañana sonó en la emisora que tenían en planta esa canción. La casualidad no existe, pensé.