“…como un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, sin significar nada”.
-¿Qué estás leyendo ahora?
-A Faulkner. “El ruido y la furia”.
-Y, ¿te está gustando?
-Mucho. Muchísimo.
-Y, ¿de qué va?
-No lo sé.
-¿Cómo que no lo sabes?
-No lo sé. Ya lo sabré.
-¿Me estás diciendo que te está gustando un libro del cual no te estás enterando de nada?
-Sí. Esas cosas pasan.
Porque “El ruido y la furia” es una obra maestra en la que lo que se cuenta ocupa un segundo plano. Lo importante, lo magistral es cómo se cuenta.
¿Acaso no es eso poesía?
Si abriese un libro de Faulkner escrito en cirílico me sentiría a gusto. O en griego. O en chino. ¿Cómo se escribirá Yoknapatawpha en cirílico?
“El ruido y la furia”. La decadencia de los Compson. Jefferson. Memphis. El sur de los Estados Unidos. El sur derrotado. Jason. Caroline. Quentin. Candace. Jason. Maury-Benjamin. Quentin. Delsey. Luster. Autismo. Alcoholismo. Incesto. Hipocondría. Suicidio. Codicia. Robo. Antiguos señores incapaces de evitar el fracaso de su linaje salvo en longevidad y en suicidio. Esclavos que ahora son siervos y sufren como propia la decadencia de un apellido (He visto al primero y he visto al último). Blancos. Negros. ¿Da todo esto para construir una trama? Sí. Pero no. Son sólo las notas de las que se vale Faulkner para componer su sinfonía. Porque sus libros son música y la música se siente. ¿Hay que entender la música? Cuando alcanzas a comprender, cuando atas los cabos te das cuenta que ya ni te importa entender ni atar cabos. La música de Faulkner te ha aturdido. El ruido de Faulkner te ha colmado. Y Faulkner no es un idiota. No, no lo es.
No recomiendo libros. Pienso que es un error. Pero, si lo hiciese, tampoco recomendaría leer este libro. Lo que si recomendaría, parafraseando a Sisterboy, sería vivir la experiencia de leer “El ruido y la furia”. Recomendaría vivir la experiencia de leer a Faulkner.
sábado, 2 de marzo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
No, no sé... igual lo dejo un poco más... Yo creo que es cuestión de fondo, y como tú corres maratones pues, claro, así cualquiera. Mi fisonomía es endeble para Faulkner. Pero no desespero. Quizá comience a hacer ejercicio, a ver si en veinte o treinta años me pongo en forma: entonces será mi momento.
A veces me asusto al ver que soy corredor a todos los niveles, incluida la lectura. No es que lea corriendo, sino que un libro tiene un número de páginas, cada libro tiene su ritmo, establezco metas intermedias, preveo cuándo terminaré el libro, voy adelantado, voy retrasado. Leer es otra cosa y debiera estar lejos de la disciplina y del orden, pero éste era un escorpión que quería cruzar una charca y vio a una rana. Entonces...
http://youtu.be/_-HsaMb8bhw
Con permiso...
Buenísimo, SisterBoy. No recordaba el pasaje. Bueno, casi nada de la peli, esa es la verdad: me han entrado unas ganas tremendas de revisitarla.
"..que unos viajan en bici y otros huelen bien".
No hace falta permiso pero, si lo prefieres, permiso concedido.
Publicar un comentario