Este sábado pasado realizamos el enésimo intento de poner en marcha el plan estratégico titulado: Ni un fin de semana que no nos vayamos sin ver una película. Fuimos esta vez a tiro hecho sin ganas de experimentar. Tenemos enmarcados en casa tres carteles de películas: “Manhattan”, “El tercer hombre” y “El Padrino”, y teniendo en cuenta que se acaba de cumplir el cuadragésimo aniversario del estreno de la película de Francis Ford, por corporativismo cuarentón (y porque nos apetecía, que ya hacía mucho) nos sentamos a ver las peripecias de don Vito, de Michael y de todos los demás. Para superar el escollo siempre complicado de poder ver tres horas de película tranquilos con dos críos en casa a los que no les ha dado ni por el reposo ni por la meditación, siguiendo el ejemplo de los Corleone recurrimos a la extorsión y al soborno sin el menor cargo de conciencia puesto que no se trataba de algo personal sino que era cuestión de negocios. Así, tranquilamente sentados, créditos, música de Nino Rota y al lío.
Ponerme a escribir sobre “El Padrino” es un poco tonto cuando no voy a añadir nada pues muchísimo se ha analizado esta película. Puedo hablar de sensaciones. Siempre me sorprende el enorme poder magnético que tienen las frases –creo en América. América hizo mi fortuna- pues es escucharlas y me quedo pegado al asiento que ni un incendio ni un bombardeo podrían despegarme, aparte que desde ese mismo instante dejo de pestañear y no vuelvo a hacerlo hasta que Clemenza besa la mano de Michael diciendo –don Corleone-, mientras Al Neri cierra la puerta dejando a Kay fuera. Por supuesto, tal y como terminó la película le di un abrazo a Ana. Siempre que tengo la sensación de haber vivido algo grande no puedo dejar de dar abrazos. Tengo que compartirlo. Y si hay que abrazar farolas, se abrazan. Si España gana el Mundial se dan abrazos. Si el Atleti no hace el ridículo se dan abrazos. Si veo “El Padrino” doy abrazos. Hay emociones que rebosan. Y luego quedarte comentando la película. Pienso que cada escena es como un lienzo impecable. Ana se queda con la muerte de Vito Corleone en el huerto jugando con su nieto (aquí igual tendría que haber puesto eso de –atención, spoilers- pero sí, Vito Corleone muere. No somos nadie). Yo me quedo con el principio, con Bonasera haciendo su petición al Padrino y con el bautizo al final (totalmente de acuerdo con que las misas debieran volver a ser en latín. Es más, yo volvería al latín y lo haría lenguaje obligatorio y universal. Qué solemnidad. Qué elegancia. Qué magnificencia. El mundo no sería mejor pues los romanos eran unos bichos, pero no se puede comparar el ser invadido en latín que serlo en inglés o en otras lenguas bárbaras. Dónde va a parar) y las ejecuciones con el órgano tocando música sacra. Y con el Nueva York de los años cuarenta. Y con muchas cosas. Con todas, quizá. En fin, “El Padrino”, que eso, que me gusta, que nos gusta. Y el fin de semana que viene, “Anatomía de un asesinato”. El enésimo intento será el definitivo.
martes, 27 de marzo de 2012
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9 comentarios:
Reconozco que no he visto El Padrino, así que tu spoiler me ha hecho polvo.De todas formas en las contadas ocasiones en que no aprovechamos los momentos de paz infantil en casa para dormir recurrimos a cosas más ligeritas.
A mi cuando oigo hablar de El Padrino me viene a la mente una frase que le dice Meg Ryan a Tom Hanks en Tienes un e-mail : "¿Qué os pasa a todos los hombre con El Padrino?". Y es que uno tiene los referentes cinematográficos que se merece.
PD: Vendo un adductor de segunda mano. Tiene pocos kms pero tampoco parece que quiera hacer muchos más.
La sección climateria de tullidos y lisiados está a reventar. Parece una maldición.
Y tranquilo con tu lesión. Piensa que podría ser peor. Piensa que podrías tener como referente cultural a Meg Ryan.
Pues yo tampoco voy a hablar de El Padrino y sí de esa maravillosa forma de sentir las películas que comentas. Porque a mí me pasa lo mismo. Para mí, una película de esas que te invade el espíritu, es más que una película. Mucho más. Y me alegra ver que todavía hay gente así en este tristón e inculto mundo, que puede considerar esas dos horas contemplando una obra así algo grande. Y adoro comentar una película cuando termina, pero es que me ha llegado tu comparación con lo del Atleti.
Lo triste del Atleti es que el listón está tan bajo que cualquier cosa nos empieza a parecer una proeza. Y tenías que habernos visto a los miembros del Atlético SMS, los amigos colchoneros del secarral, el día que el Atleti ganó la Copa del Rey de balonmano. Los móviles echaban humo.
Nunca he entendido por qué hay mucha gente que dice que la segunda parte es mejor que la primera, aunque tiene buenas escenas me parece un galimatías comparada con la perfecta estructura de la película de 1972, lo único en lo que la la dos supera la uno es en el desarrollo de la historia de Fredo, mi personaje favorito.
mañana empieza su emision Paramount Channel, un nuevo canal de la TDT que promete darnos muchas alegrias: cine por todas partes! y adivina con qué peli se estrenan:
http://www.paramountchannel.es/2012/03/26/el-padrino-8/
Yo le tengo un cariño especial a Tom Hagen.
La escena en que, con la madre de cuerpo presente, Fredo y Michael se abrazan y Michael mira fijamente a Al Neri y éste agacha la cabeza comprendiendo es también un monumento.
Te has colado, Slim.
Sí que es una buena noticia. Tengo la costumbre mirar en la Sexta3 para ver qué película me estoy perdiendo pues sé que en la tele de mi casa no mando. Ahora tendré dos canales donde perderme películas. Pero sí que es una buena noticia.
No hablarè yo de El Padrino porque aportaría poco. Mejor hablar de tu buena costumbre de abrazar.
A ver si encontramos buenas razones para abrazarnos.
Sigue escribiendo.
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