martes, 13 de marzo de 2012

Cosipói y los Urízar Azpitarte

La existencia brumosa del que pareció por un instante que iba a ser el grupo musical de mayor talento que jamás hubiese existido le ha conferido un carácter irreal que, por momentos, no permite discernir qué hay de leyenda y qué hay de veraz en su historia. Aquel grupo, que se fraguó en Valencia y que alcanzó existencia corpórea en Salamanca, estaba constituido por Luis Santángel a la batería, el Tiquis al bajo, F. Sanfélix a la flauta travesera, Zeppo tocando todo lo demás siendo María la cantante. Creados bajo la advocación de la Gran Medusa, fueron los Cosipói y los Urízar Azpitarte un grupo heterogéneo en su planteamiento con un número tal de influencias que considerarlo ecléctico sería quedarse en la superficie. Los Cosipói publicaron de manera casi clandestina un primer disco de nombre "Cosipoíto" que, en palabras de la propia banda -es como un hijo para nosotros. Un disco que contenía canciones inolvidables como “La cagaste, Barrymore”, “Famoso por sus despejes de cabeza”, “Amanita faloide”, “Fue Álex” y “Café, sí”. Este disco, sin promoción alguna, sólo con el runrún y el boca a boca convirtió a la banda y a sus miembros en verdaderas referencias siendo sus opiniones muy celebradas en los círculos culturales más selectos y pedantes.

Al primer disco le siguió el segundo (suele ocurrir), de nombre "Cosiposi", un disco más sesudo, reflexivo e intimista, que tenía la peculiaridad de que todas sus canciones se titulaban “Mónica Bellucci” y todas tenían la misma letra. Constituyó un trabajo arduo y extenuante el crear las melodías y encajarlas, pero el talento de Zeppo, siempre sorprendente, siempre excelso, superó con nota el reto. El éxito de este disco fue tal que incluso tuvieron la posibilidad de realizar una actuación en el celebérrimo local llamado "Que esto no parece Calahorra, que esto ya parece Washingtón”, actuación que fue suspendida por motivos de salud de Sanfélix, siempre tan enclenque y tan birrita. La letra de las canciones, que vamos a adjuntar, refleja a las claras un estado de ánimo inquieto y bastante pretencioso, con unas influencias siempre notorias y una lucidez que se creyó aventajada a su tiempo. La letra no ha envejecido bien, es evidente. Los destellos de una adolescencia tardía distorsionan los efectos deseados. Pero esta letra, aunque muerta en vida, es inmortal. Por eso se acompaña.

Fuimos felices.
¡Oh sí!
Nuestro amor empezó como la luna roe el terciopelo.
¡Oh también!
Te vi y tú me viste y la tierra comenzó a rodar porque hasta entonces no lo había hecho.
Nuestras miradas pusieron en marcha el resorte versátil de la partitura
neominimalista.
(Coros: Ariquitáun, taun, taun).
Tú me querías.
Yo te quería.
No he vuelto a quedar en Antioquía.

Como ephemeras en estado no larvario vivimos.
Pero el sueño
murió.
¡Oh, no!
Fuiste torpe.
Lo sabes.
Llevarte el cuchillo a la boca fue un error.
Y yo no perdono.
¡Oh, tampoco!
Ahora sufres mi desgana y mi olvido.
Te arrastras llorando por las esquinas.
Utilizas la paleta de pescado.
Dominas el código sumerio.
Pero no es suficiente.
Vivirás el latrocinio ignominioso de la presunta dejadez parda
como algo irreal.
Yo triunfo. Es mi sino.
(Coros: Ay qué dolor. Ay qué dolor).
Vivo el tiempo como la máquina descubre la llave maestra
que abre la cerradura inexistente.
No hay perdón. Yeah.

Pero el éxito minó a la banda. Las rencillas, insidias y miserias del grupo con respecto a Zeppo, verdadero motor y talento, alma pater y mater, referencia, icono, factótum, líder espiritual, carismático y de un sex-appeal desbordante e irrefrenable, fueron en aumento hasta hacerlo estallar. Preparaban entonces su tercer disco, que se iba a llamar "Pustulina Mierdalojo". Tenían ya algunas canciones preparadas, como: “Se medial”; “Ha sido pase” y “La papada intrínseca”, canciones que se perdieron por el camino verde, camino verde, desintegrándose.

Y el sueño se derrumbó. El hechizo terminó. La estrella se apagó. La luz que pareció iba a ser eterna, se consumió. Y comenzó la leyenda.

4 comentarios:

Altosybajos dijo...

El poeta eres tú. Porque leyendo las letras por segunda vez (en la primera no llegué al fondo del intrincado mundo que subyace en el leguaje florido del tipo abrumado por la hipoteca) concluyo que la empanada mental del grupo era importante.
Es que yo no estoy hecho para la música culta.

El Impenitente dijo...

"El intrincado mundo que subyace en el lenguaje florido del tipo abrumado" es un título fabuloso para cualquier canción culta que se precie.

Paco dijo...

Supongo que se podrá encontrar en itunes o spotify. Ya te contaré.

El Impenitente dijo...

Si lo encuentras en itunes o en spotify avísame.