miércoles, 3 de diciembre de 2025

También de dolor se canta, Llorona, cuando llorar ya no se puede

Escuché la historia por la radio. Luego la busqué. La protagonista es una niña, Alicia, que, a sus seis años, todavía no hablaba. Trastorno del lenguaje. Terapia. Atención psicológica. Consultas. Ejercicios. Nada. Alicia pertenece a una asociación, un proyecto que reúne a treinta y seis niños con riesgo de exclusión. Dicha asociación tiene un coro. Decidieron apuntarla para probar, para ver su reacción al formar parte de un grupo. Ensayar, ensayaba. Imitaba a sus compañeros. Movía la boca, pero sin que ningún sonido saliera de la misma. La directora decidió organizar un concierto. En él iban a interpretar “La Llorona”. Y pensó en que cada uno de los nueve miembros del mismo tendría su frase en solitario. Haría un solo. La directora le preguntó a Alicia si quería hacer uno de ellos. Asintió con la cabeza. “Al decir que sí, yo confié ciegamente en ella”. En el escenario, una compañera le pasó el micrófono. Silencio tenso. Expectante. Entonces:

También de dolor se canta, Llorona, cuando llorar ya no se puede.

Y se abrió una compuerta que trajo una corriente llena de palabras, de frases cada vez más completas, de progreso, lento, imparable. Y en el artículo, en lo que contaron por la radio, hablaron de los métodos, de las herramientas que utilizan en la asociación para el caso de Alicia y para otros muchos niños. Y también de la importancia de no sentirse solo, de notar que alguien cree en ti.

Escuchada la historia, leída después, pensé –hay algo que creo que no habéis tenido en cuenta.

Porque, para mí, “La Llorona” es parte del milagro, una parte importante.

Porque esta canción no es una canción cualquiera.

(Quien haya visto esa obra maestra absoluta, en mi opinión, de la cinematografía titulada “Coco” lo sabe).

Porque, cuando se te niegan las palabras, cualquier verso de “La Llorona” te empuja a cantar, a hablar, a sentir, a querer mostrarlo. Y este verso en concreto, te arrastra, te avasalla.

Porque es imposible el silencio cuando suena “La Llorona” y tú tienes un micrófono.

Y aunque no lo tengas.

Lo olvidasteis.

Pero “La Llorona” hizo su parte.

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