lunes, 26 de mayo de 2025

Swoops

El muñeco de la foto se llama Swoops y llegó a casa ya bautizado. Siendo mi hija muy niña, se puso enferma y, para animarla en su malestar, su hermano se lo llevó. Ella se alegró mucho. Estaba encaprichada de él desde que lo viera. Y se convirtió en su juguete favorito. Su mejor amigo. A todas partes iba con él. Se lo llevaba hasta a clase. Donde estaba mi hija, estaba Swoops. Inseparables.

Ella fue creciendo y el muñeco pasó a un segundo plano. Y a un tercero. Y a un cuarto. Y yo, de vez en cuando, le preguntaba. Y sus respuestas fueron variando con el tiempo.

-¿Dónde está Swoops? Hace tiempo que no lo veo.

-Está de campamento. En mitad de la montaña. Está incomunicado.

-Este curso está estudiando fuera. Con los amigos que hizo en el campamento.

-De vacaciones. Quería estar solo. Necesitaba meditar.

-Ahora está aquí. Pero está muy serio. Creo que se volverá a marchar.

-Se ha ido de voluntario. No sé exactamente dónde. Pero sé que está bien.

Acumulando ausencias y retornos discretos de Swoops, mi hija ha llegado a la universidad. Su poder para fascinarme sigue siendo ilimitado. Y a este poder ha ido añadiendo ciertas peculiaridades. Él otro día nos contó que, antes de un examen de ”Derecho Romano”, ella, tan descreída a tiempo parcial, había rezado un Padrenuesto. Pero que lo había rezado en latín. Lo consideró más apropiado.

También nos contó que había tenido que aprenderse los distintos poderes del Estado y su relación. Y para hacerlo más fácil, decidió hacer una representación gráfica de los mismos dentro del bastión inexpugnable de su habitación (me contó Ana que se está imponiendo como método de castigo a adolescentes el quitarles la puerta de su habitación. No es mala idea). Y así, sobre su cama, colocó muñecos, trastos y cachivaches que le permitieron asimilarlo todo mejor.

-¿Y a Swoops le diste algún papel?

-Por supuesto.

-¿Cuál?

-Él es el rey.

Ha vuelto. Está aquí. Viva el rey.

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