viernes, 28 de marzo de 2025

Guiñar. Dije guiñar

Me estaban esperando.

Suele ocurrir cuando eres un listo y te dedicas a corregir a los demás. O a puntualizarles. O a ampliar sus comentarios. O a iluminarles con tu conocimiento sin que nadie te lo haya pedido.

Me estaban esperando.


El jugador de snooker que aparece en la foto se llama Xiao Guodong y tiene una peculiaridad: es zurdo de ojo. Nunca había oído ese concepto. Diestros o zurdos son términos que siempre había escuchado relacionados con las extremidades. Y los ambidextros (yo digo ambidextro y no ambidiestro y es otro motivo por el que me estaban esperando). Y los cruzados (mi hermano y mi hijo son diestros de mano y zurdos de pie). Y nunca me planteé que, cuando uno tiene un lado dominante, a la hora de apuntar no utilice el ojo de ese lado. Con una escopeta. Con un taco de billar. Eres diestro y tu ojo derecho es el que dirige. El izquierdo se suele cerrar. Y en la foto se ve a Xiao Guodong manejando el taco con la derecha y pasando la cabeza para que sea su ojo izquierdo quien transmita la información. Zurdo de ojo. El snooker no es sólo entretenimiento. También es una fuente de aprendizaje.

Comida familiar en casa de mi madre. Estábamos todos. No venía a cuento, pero decidí hacerles partícipes de mi hallazgo y empecé a hablarles, con tono engolado, del concepto -zurdo de ojo. Estaba en mitad de mi perorata cuando dije -guiñar el ojo derecho.

Pero (parece ser) no dije guiñar.

Dije giñar.

O jiñar.

Y cayeron sobre mí como lobos, como guerrilleros en una emboscada.

Aguanté el chaparrón como pude. Empecé negándolo. Terminé riéndome junto a ellos.

Pero mi orgullo está herido.

Muy herido.

Yo, a veces, perdono, pero jamás olvido.

Esto no quedará así.

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