domingo, 11 de febrero de 2024

Matrícula

Pues pensaba escribir sobre la primera vez que corrí la San Silvestre Vallecana. 2006. Todos con aquella camiseta dorsal amarilla fosforescente (aún la tengo), en cuyo pecho se leía el eslogan de aquel año (¿Sufres más cuando corres o cuando no sales a correr?). Yo estaba desbordado. Aquella era una carrera mítica. Nunca había visto un ambiente parecido. Y yo allí, en el primer cajón, siendo de los mejores, sintiéndome de los mejores. Nervioso. Orgulloso. Dieron la salida. Y justo después del disparo, empezó a sonar de manera atronadora “Back in black” de AC/DC. Una canción, en mi opinión, infinita, ilimitada, que nunca terminaré de abarcar (me pasa igual, de ellos, con “Shoot to thrill”). Y aquellos primeros acordes completaron y multiplicaron todo lo que estaba sintiendo en aquel momento. Y no hay vez que no escuche esta canción que no me lleve a aquel momento.

También pensaba escribir sobre una serie llamada “Aquellos maravillosos años”. Creo recordar que la emitían los lunes en televisión. Allí estábamos los seis, mis padres y los cuatro hermanos, sentados delante, viendo, viviendo cada episodio. La sintonía de Joe Cocker y su versión de “With a little help from my friends”. Los avatares de Kevin Arnold, de sus padres, de sus hermanos, de Paul, su amigo. Y de Winnie Cooper. Todos estábamos enamorados de Winnie Cooper. Kevin también. Y deseábamos con toda el alma que estuvieran juntos. Y cuando llegó ese día, cuando la cámara se quedó fija y ellos se fueron alejando cogidos de la mano, mientras de fondo Tami Terrell y Marvin Gaye cantaban “You’re all i need to get by” (canción señera dentro de la categoría “canciones maravillosas”) todos nos sentimos felices. Y emocionados. Y no hay vez que escuche esta canción que no me lleve a aquel momento.

También tenía idea de escribir sobre relatos, sobre Herman Melville, sobre John Steinbeck, sobre Joseph Roth, sobre con cuántas páginas un relato pasa a convertirse en novela, cuando mi hijo nos envió un mensaje.

Y en ese mensaje nos informaba de que habían salido las actas de las asignaturas del segundo cuatrimestre y, en una de ellas, “Matemáticas III”, tenía matrícula de honor.

Matrícula de honor.

En la jungla que supone segundo en la Escuela, tú has sacado una matrícula de honor.

A mí ya no me quedan palabras.

Y esto, evidentemente, lo eclipsa todo.

2 comentarios:

Sanfélix dijo...

Impresionante. Enhorabuena familia.

El Impenitente dijo...

Pues muchas gracias, amicísimo. Y muy cervantino tu comentario.