sábado, 25 de marzo de 2023

¿Cómo puede hablar así antes de desayunar?

Acabo de terminarme “Playback”, de Raymond Chandler. Es la quinta novela suya que me leo (“El largo adiós”, “El sueño eterno”, “Adiós, muñeca” y “La dama del lago”, además). Las cinco protagonizadas por Philip Marlowe.

Y hay algo que no cambia ni cambiará.

Yo quiero ser Philip Marlowe.

No sé si mi criterio es válido o no pero, para mí, Raymond Chandler está en el paraíso de los grandes escritores.

Tal vez la Novela Negra sea un género menor. Me da igual. Cómo escribe Chandler.

Veo cada capítulo como una obra maestra. La escena. El decorado. Los personajes. Los hechos. Cómo está contado. Descrito. Prosa rápida. Directa. Irónica. Inteligente. Fascinante.

Y los diálogos.

Los leo con la boca abierta.

Deslumbrantes.

Veloces.

Brillantes.

Y siempre, Philip Marlowe.

Si no fuera duro, no estaría vivo; si no pudiera ser dulce, no merecería estarlo.

Quiero ser como él.

Quiero ser él.

Su aplomo. Su seguridad. Su ingenio. Su inteligencia. Su confianza. Su dureza. Su ternura. Su cinismo. Su escepticismo. Su fragilidad. Su elegancia. Sus valores.

Es un personaje de ficción.

Ya lo sé.

Nuestra naturaleza es la que es. Tenemos que seguir nuestro camino siendo nosotros mismos.

Ya lo sé.

Pero Philip Marlowe siempre tiene la respuesta.

Philip Marlowe siempre sabe qué hay que hacer y qué decir y cómo hacerlo.

Yo quiero ser Philip Marlowe.

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