lunes, 16 de marzo de 2020

Confinados

Hoy es dieciséis de marzo. Esta mañana tendríamos que haber hecho nuestra tradicional ronda fallera, es decir, haber quedado para visitar corriendo todas las fallas principales, en medio de la despertá y cruzándonos con noctámbulos y noctívagos que retornaban tambaleantes a sus cuarteles. Hay silencios estruendosos. Y el pobre caballo, sin nadie que le oriente si tiene que caminar hacia delante o hacia detrás. Un efecto colateral al que nadie parece prestar atención.

No tengo perro. Pero tengo carro de la compra. Esta mañana he cogido mi carro y me he ido a comprar al Mercadona de Tombuctú, donde tampoco tenían papel higiénico. No pasa nada. Mañana me iré al Mercadona de Omsk a ver si tienen.

Por cierto, me han dejado entrar en Mercadona. Habían advertido de ciertas restricciones de acceso, entre otras a las personas mayores. Y no me he visto afectado por dicha restricción. Estoy contentísimo.

Vivo en una finca sin azotea. Los trasteros están cubiertos por una cubierta metálica inclinada. Me toca correr subiendo y bajando escaleras. Insufrible. Tengo un plan establecido que arrancó ayer subiendo (y bajando), en total, veinte pisos. Hoy han sido veintiuno. Veo pasar mi vida por delante entre dos y tres veces por sesión. Me falta el aire. Mañana tocan veintidós. Como, según mis cálculos, el encierro terminará en Valencia el veintiuno de abril, al final del yo me quedo en casa estaré en disposición de ganar no la subida al hotel Bali o la subida al Empire State, sino la subida a la Torre de Babel.

No hace falta mirar el reloj. De vez en cuando escucho en los balcones a la gente aplaudir o gritar y sé que es en punto. También tengo una vecina que, regularmente, agarra el micrófono y se pone a cantar por el balcón “Resistiré” del Dúo Dinámico. Me dan ganas de subir a hacerle los coros. A un metro de distancia, claro.

No fui previsor (hoy tenía previsto ir a la Feria del Libro de Ocasión a hacer acopio) y sólo tengo “Un mundo para Julius” de Bryce Echenique (por ahora, muy bueno) para aguantar el encierro. Me veo haciendo algo que nunca hay que hacer: releer. Chejov, supongo. Cuando lo leí no entendí porqué era considerado el gran maestro del relato corto. Volveremos a intentarlo.

Y si suspenden la Champions digo yo que el campeón debiera ser el que haya eliminado al anterior campeón. En boxeo lo hacen así. Y se respeta.

Qué largo va a ser esto. Menos mal que soy como el junco, cuya estructura le permite doblarse pero sin dejar de permanecer erguido.

3 comentarios:

GARRATY dijo...

Oiga ¿y porque en lugar de releer, no escribe? Una entrada por día, un Querido Diario ... algo que le haga y nos haga más ameno este encierro.
Existe también la opción de utilizar una tablet/ebook, ahora que distintos autores están liberando sus obras para amenizar la cuarentena, pero sé que tú no eres de esas
En fin, que salgamos de esta y nos veamos al otro lado.

kyezitri dijo...

Con la prohibición de salir a correr me he acordado de ti, veo que le has encontrado solución. Creo que tienes algún síndrome psíquico pero bueno, también he visto que un amigo se hizo ayer una media maratón en un patio pequeño...

Y enhorabuena por la Champions, ganad en los despachos lo que no conseguisteis defender en un córner ;)

El Impenitente dijo...

Querido diario: hoy he hecho tres sudokus (soy el puto amo), he vistos dos vídeos de las Breeders, cuatro de Pomplamoose y uno de Mon Laferte. No sé. Igual me pico con mi hija, una de cuyas profesoras les ha pedido que escriban un diario -pero, ¿qué voy a escribir, si no hago nada?

Tengo un montón de libros en el ordenador. Un padre de la piscina me dio un pen con una barbaridad de títulos de novela negra y ahí están. Si la situación se alarga igual traiciono al papel.

Cierto que tengo un síndrome psíquico, Kyezitri, pero mantiene en regla al resto. Desde fuera se verá ridículo pero es mental. Sentir que hago algo, aunque no sea demasiado.

Y agua pasada no mueve molino. No sé a qué haces referencia.