miércoles, 18 de marzo de 2020

Confinados: requiem aeternam

Me cae fenomenal el profesor que tiene mi hijo de “Lengua y literatura castellana”. No lo conozco. No me hace falta. Los ha puesto a leer a todos. Mi hijo no paraba de renegar pero, a regañadientes, me confesó que las “Leyendas” de Becquer le habían gustado (¿a quién no?). Organizó para esta primavera una excursión literaria (me temo que no se realizará) que iba a pasar, entre otros sitios, por el pueblo natal de Fray Luis de León. Y hoy, cuarto día de encierro (y segundo de Ofrenda), les ha mandado un correo a sus alumnos. En él les hablaba de libros relacionados con epidemias y encierros (“La peste” de Albert Camus y “Decamerón” de Boccaccio). También citaba otro libro, de título “Los novios”, situado, en tiempos de peste, en el Milán del siglo XVII. El profesor ofrecía como premio dicho libro al primero de sus alumnos que le dijese el autor del mismo y que lo relacionase con los versos:

Libiamo, libiamo ne'lieti calici
Che la belleza infiora.
E la fuggevol ora s'inebrii
A voluttà.

Y con la siguiente frase en latín:

Requiem aeternam dona eis, Domine.

¿He dicho que me cae fenomenal? Corta se queda la frase. Muy corta.

Por cierto, con un poco de cultura general y con la ayuda de Google y Wikipedia… ¡HEMOS GANADO! Perdón, ha ganado mi hijo. Sí, ha ganado él, él solito. No sé en qué estaba pensando.

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