domingo, 25 de junio de 2017

Ola de calor

Independientemente de la longitud de una carrera la salida siempre es importante. Hay que colocarse bien para poder coger el ritmo cuanto antes. En cada carrera echamos un vistazo a cómo es la salida, si es estrecha o ancha, si es una recta larga o tiene giros cercanos, si se sale por cajones según los tiempos acreditados o arreu. Y en función de ello, pues adaptas tu calentamiento para colocarte cinco, diez, quince y hasta veinte minutos antes. No se trata de salir el primero. Se trata de colocarte en tu posición según tu ritmo y pasar ya el primer kilómetro en el tiempo previsto. La gente, por lo general, suele ser respetuosa aunque, con la llegada de los runners, siempre te encuentras con bultos sospechosos nada más salir que van casi andando y que se han colocado con los negros en la cuerda porque ellos lo valen (el otro día, en Faura, en una carrera de nueve kilómetros con constantes subidas y bajadas, con una de ellas, la de la Rodana, que se subía andando dada la pendiente, una muchacha, runner ella, al grito de preparados, listos adoptó la posición de un ochocentista en la salida, inclinando el cuerpo hacia delante y levantando mucho el brazo trasero. Cien metros le duró el efecto). Y como pienso que los atletas más veteranos tenemos la obligación de enseñar a los recién llegados y como también pienso que una buena colleja a tiempo es pedagogía pura, pues me hincho a repartir magisterio a dos manos. Y en sus insultos leo su agradecimiento por haberles hecho entender la importancia de respetar una salida.

La semana pasada se celebró la tercera edición del Duatlón Cross en la aldea del Secarral. Teníamos la salida prevista las 18:30. Y vino la ola de calor. Y la alerta naranja, que terminaba a las 20:00. Y hasta esa hora decidimos retrasar la salida. Y a las ocho en punto ya estábamos colocados todos tras el arco en la línea de salida, cada uno ocupando su posición en función del ritmo al que pensaba salir. ¿Todos? Bueno, todos, todos…igual no estábamos todos. En realidad no estábamos ninguno. Eran las ocho de la tarde y tras el arco no había un alma. El termómetro marcaba treinta y siete grados. Cincuenta metros detrás del arco había una sombra y allí estábamos todos. Allí sí, a la sombra mientras el tío Javier nos regaba con una manguera. Luego ya nos reclamaron. Y tuvimos que adelantarnos y ocupar nuestro puesto. Y salimos. Nunca había visto nada así. Nunca vi una salida igual.

2 comentarios:

kyezitri dijo...

Los corredores y los runners estáis muy acostumbrados a esas salidas competitivas. En las bicis es bastante peor, algunos se colocan en la salida treinta o cuarenta minutos antes de la salida, y no estoy exagerando. En los duatlones, al menos estos del circuito provincial, como los participantes rondan los cien (no los miles que participan en cualquier carrera popular de este siglo) no suele aparecer esa lucha de poder. En el de la semana anterior a Villaescusa, de hecho, nos colocamos y luego nos tuvimos que dar la vuelta porque la salida era en el sentido opuesto :)

El Impenitente dijo...

Es tentador pensar en una carrera ciclista con los participantes colocados desde media hora antes y que tuviesen que dar la vuelta después porque la salida era en sentido opuesto.