lunes, 18 de julio de 2016

Canciones que nadie quiere compartir con nosotros

Para hacer un sándwich Elvis untamos una rebanada con una cucharada de mantequilla de cacahuete y la cubrimos con tres lonchas de bacon pasadas por la plancha sin tostarlas demasiado. Luego cortamos un plátano maduro en rodajas y cubrimos con las mismas la otra rebanada de pan de molde, añadiendo una cucharada de miel por encima del plátano. Juntamos los panes y pasamos el sándwich por la plancha con un poco de mantequilla hasta conseguir un bonito color dorado. Este sándwich debe su nombre a que, según la leyenda, era el favorito de Elvis Presley. También la leyenda afirma que le gustaba tanto que, en una noche de 1971, se llevó a dos policías desde California hasta su restaurante favorito en Denver. Los agentes le dijeron que nunca habían probado tan suculento manjar, por lo que el cantante decidió darles un paseo en su jet privado. Cuando el trío llegó al lugar, Elvis pidió que les preparasen veintidós bocadillos. Ocho mil calorías en cada sándwich. ¿Elvis gordo? Una maledicencia sin fundamento.

“Any day now”. Un día de estos me dirás adiós, mi amor. Y seguirás tu camino. Y volarás, mi pequeño pajarillo salvaje. Un día de estos me quedaré solo. En 1962 fue publicada. La música había sido compuesta por Burt Bacharach, grande entre los grandes. La letra la había escrito Bob Hilliard. Un día de estos, para mi triste sorpresa, tus ojos inquietos encontrarán a alguien. Entonces una sombra triste cubrirá la ciudad. Un día de estos el amor me dejará de lado. Chuck Jackson fue el primero que la grabó y que la llevó al éxito. Luego vinieron otras versiones, algunas mejores que otras. Un día de estos. Any day now. No vueles, mi hermoso pajarillo.

El sábado por la noche nos bajamos Javier y yo al bar de la piscina. Veníamos de una celebración familiar y todavía no teníamos sueño. No había mucha gente. Además, se fueron enseguida. Nos quedamos solos. Pedimos que nos dejaran poner música. Nos dejaron. No había nadie. No encontraron excusa. Empezamos. Cada vez uno. Dimos una vuelta muy larga, pero todos los caminos llevan a Elvis. Nos encontramos con un Elvis joven, antes de irse al servicio militar, en parte influidos por la muerte (reciente) de Scotty Moore. Y allí estuvimos hasta que Elvis, el Elvis gordo, el decadente, el residente en Las Vegas, el Elvis portentoso, terminó de comerse su sándwich de ocho mil calorías y, de manera lenta y pesada, con su cazadora de flecos y sus enormes patillas, se levantó y agarró el micrófono. “Any day now”. Elvis, Javier y yo. Elvis cantando como nunca, cantando como siempre. Javier y yo ensimismados, con los ojos cerrados, sintiendo como nunca. Sintiendo como siempre. Porque nunca tuvimos la necesidad de enamorarnos. Siempre tuvimos a las canciones. Elvis. “Any day now”. No vueles, mi hermoso pajarillo. No te vayas nunca.

6 comentarios:

GARRATY dijo...

Supongo que guardas para otro día el contarnos cómo acabasteis la noche Javier y tú.

El Impenitente dijo...

Pues sí, aunque me puedo permitir cierto adelanto. Allí estábamos los dos con nuestras cancioncitas cuando, a la puerta, paró un autobús de donde bajaron las cheer-leaders de los Lakers preguntando con ardiente vehemencia quién estaba poniendo música tan buena. Ya escribiré contando el resto.

Anónimo dijo...

Fabuloso. Emocionante. Estás en plena forma, amicísimo. Desde Monteamor te lo digo.

El Impenitente dijo...

Desde Monteamor todo se dice mejor. Se agradecen los cumplidos. Elvis es grande y, jugando con Elvis de tu lado, todo es más fácil. Un abrazo, amicísimo. Me debes una conversación japonesa, coreana y china.

Entonoquedo dijo...

Cantaba el recién desaparecido Javier Krahe:"Tal vez sea la edad, tal vez la kriptonita..." Tal vez sean los cincuenta o tal vez no, pero te veo entrando en una fase lírica y ello me gusta. Me gusta mucho, en los escritos literarios, contar la elaboración de algún platillo, sin convertirlo en un recetario. Y lo has conseguido: mientras desvelabas la alquimia del Sandwich Elvis, que un servidor en condiciones normales aborrecería absolutamente, sin embargo el relato de su composición me transportaban a Memphis, lugar que he pateado una o ninguna vez, al tiempo que oía, como en un susurro, "It's now or never"

Bonito sueño de una noche de verano.

El Impenitente dijo...

Bueno, la fase lírica siempre me ha acompañado, aunque la suelo tener sometida, pero de vez en cuando encuentra un resquicio por donde escaparse.

Y el sandwich Elvis apareció aquella tarde, y por la noche apareció Elvis cantando. Y pensé que lo tenía que juntar todo.