miércoles, 15 de junio de 2016

El lunes fue San Antonio (Vega)

Fui nachapopero y lo sigo siendo. Lo que fue este grupo y lo que significó. Y hablo para mí. Ser nachapopero en Madrid era lo normal. Serlo en Valencia, no tanto. Y para un madrileño de quince años recién llegado a Valencia, Nacha Pop era perfecto para definirse y para diferenciarse, que de eso se trata en la adolescencia (creo). Eso y que eran buenos. Muy buenos. Seis (o siete. O cinco) discos sacaron. “Nacha Pop” (muy apañado), “Buena disposición” (glorioso), “Más números, otras letras” (colosal), el mini-lp “Una décima de segundo” (homérico), “Dibujos animados” (pasable), “El momento” (una puta mierda) y el disco en directo “Nacha Pop 80-88” (penoso). Lo que pasó después ya me interesa menos, sobre todo porque la imagen del Antonio Vega intimista, profundo, sensible, lo que sufro, cuánta pena doy y pobrecico, no es maldito, pero casi, me molesta y me desagrada a partes iguales (y me hace ser injusto, porque “El sitio de mi recreo” es una canción muy buena que no oigo nunca porque no). Y como el lunes pasado escuché un programa sobre Antonio Vega (al que le he robado el título) que se detenía y se recreaba y se relamía en las canciones de esa época de Antonio, pues decidí desde esta plataforma líder de opinión y que a las masas mueve y conmueve reivindicar al Antonio Vega que me gusta, el nachapopero, el sensible pero que daba unos saltos en el escenario espectaculares, el que escribía letras cojonudas (y en castellano) y daba poca pena. Y ahí voy. Once canciones he seleccionado porque es número primo. Van en orden inverso.

11.- “No puedo mirar”. Ya sé que esta canción no es nada del otro jueves, pero sólo hasta que Antonio canta –y esas fiestas que, en tu cumpleaños, un día dejaron de ser. He pasado toda mi vida tratando de escribir esta frase. Ésta es la frase que yo quisiera haber escrito.

10.- “Lo que tú y yo sabemos”. Mil caras que estudiar. Mil caras que olvidar.

9.- “Enganchado a una señal de bus”. Veo garras de murciélago de noche. Veo sombras que se funden con la mía. Porque todo el mundo no es igual que los demás.

8.- “Reflejo de ti”. Pero la imagen es borrosa, no puedo verte mejor. Y cuando canta –escarba como un topo bajo tierra. El aire es un veneno mortal-…tremendo.

7.- “Vidas agridulces”. Y si tu radio sintoniza mal. Tuve una época en que me pasaba la vida tarareando esta canción. Una forma (como otra cualquiera) de tratar de darme importancia. No funcionó.

6.- “Sentado al borde de ti”. Ando porque andar me lleva hacia ti. Antonio era un maestro de encajar la letra en la melodía. Aquí rizó el rizo de lo sublime.

5.- “Atrás”. Algunos han conseguido olvidar. Qué bien termina esta canción. Pero qué bien termina.

4.- “Alta tensión”. Un punto luminoso viene y va. Y esta canción termina todavía mejor.

3.- “Antes de que salga el sol”. Por el día alguien con quien no vivir. Por las noches alguien con quien no dormir. Este es el principio de la primera canción del primer disco de Nacha Pop. Y para qué decir más.

2.- “Escala real”. Para amontonar en un lado fantasmas, temores y voces de más. Y luego dice –no dar importancia a un encuentro casual. Y, después, grita. Y yo también.

1.- “Magia y precisión”. En todo el camino no hemos dado un paso en falso. Pero ni uno, Antonio. Ni uno.

2 comentarios:

Entonoquedo dijo...

Veras Impenitente:
No puedo participar de tu entusiasmo por Nacha Pop, deduzco que por desconocimiento, salvo la Chica de Ayer y aquí también he de deducir que la has obviado por harto conocida. A mí me gusta. Tu forma de referirte a Nacha Pop, para magnificarlo en comparación a San António, siendo él su principal valedor, lo comparo (repito desde mi ignorancia) a aquellos que magnifican a Héroes del Silencio frente a Bunbury en solitario. Yo aunque supe que existió el grupo heroico, descubrí al aragonés de uñas color verde mosca después y me gustó. En solitario! No viví la época "dorada" anterior. Y yo, aunque por edad y generación, se me podría considerar coetáneo o hijo de los ochenta y de la movida, me pasaron desapercibidos. Yo estaba con Serrat, Victor Manuel, Labordeta, un poquito de Raimon, una pizca de Lluis Llach, Aznavour y otros fósiles como Atahualpa Yupanqui y el Mago Carlos Gardel. Con dieciseis años, ya era viejo.

Tus evocaciones, sin embargo siempre me hacen reflexionar. Me estimulan.

El Impenitente dijo...

A mí de Bunbury sólo me gusta el nombre. Aunque sí coincido contigo en Gardel y Yupanqui. Y Aznavour, claro. También fui viejo pues me crie con Los Panchos y Machín y estos nunca me han abandonado. Pero siempre combinaron muy bien con los Beatles, La Mode, Otis Reding e, incluso, Abba. Como decía Diego Manrique en el Ambigú (siempre Radio 3), un menú largo y estrecho.