miércoles, 20 de junio de 2012

Sobre Wittgenstein y el derecho al pataleo

Si te apellidas Wittgenstein, o juegas de central en la selección austriaca o alemana o en los sobrecitos de azúcar aparece algún aforismo tuyo. Y ha sido lo segundo: Lo que se deja expresar debe ser dicho de forma clara; sobre lo que no se puede hablar es mejor callar. Te vas a tomar un café a media mañana y terminas con la mirada perdida reflexionando. Vale que un sobre de azúcar sin frase es como un día sin fútbol, pero, no sé, quizá debiera haber una carta de sobres de azúcar y pedir la cita que más se ajuste a tu estado de ánimo, a tus circunstancias o a tu naturaleza pues hay veces que las carga el diablo. El caso es que esta mañana nos estábamos tomando Ana y yo un café y Wittgenstein ha terminado sentado con nosotros. Ha resultado en principio un tanto inoportuno aunque, al final, no ha estado tan mal.

Nos contrataron una obra. Era un mes de trabajo. Estábamos contentos. Nos pusimos en marcha pues, como siempre, todas las prisas del mundo eran pocas. Una mañana, J., el aparejador de la propiedad, al que conozco desde hace más de diez años, me llamó. -¿Cómo vais? Se lo digo con detalle. –Pues páralo todo. -¿Cómo? –Páralo. Me acaba de llamar el Jefe, me ha dado esa orden y no me ha dado explicaciones. Está fuera. Cuando me entere de algo, te lo cuento. A la semana me explica que han cambiado de idea, que no se va a hacer esa partida y que le haga una valoración del material y de la mano de obra empleada. Se la hago y se la envío. Me llama J. para citarme. Nos vemos. Lo noto nervioso. Al final me lo suelta –me ha dicho el Jefe que te diga que si queréis seguir trabajando con nosotros en el futuro os tenéis que tragar el material y la faena que hayáis hecho. No vais a oler un duro. –No me puedes decir eso. No me lo puedes decir. Hemos hecho lo que nos habéis pedido. Si hay un cambio lo tenéis que asumir. No es responsabilidad nuestra. –Es lo que ha dicho el Jefe. Yo lo siento mucho y me da vergüenza decírtelo, pero no hay nada más de qué hablar.

Dicen que la crisis no es tanto económica sino ética. No lo sé. Pudiera ser. Siempre pensé que la ética se resume en un –no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti. No es precisamente de ética de lo que más yo pueda dar lecciones, pero ganas me dieron de irme a hablar con el Jefe y explicárselo. Sin embargo, a alguien que es capaz de tomar esa decisión sin sonrojo, ¿qué le vas a explicar? ¿Le puedes hablar de ética? Wittgenstein: sobre lo que no se puede hablar, es mejor callar. Y no fui. Pero, por otra parte, lo que se deja expresar debe ser dicho de forma clara. Así, Jefe, no creo que te moleste si te digo que eres un hijo de la grandísima puta.

6 comentarios:

Slim dijo...

wittgenstein wittgenstein...ese donde juega? en el Bayern?

El Impenitente dijo...

No exactamente. Comenzó en el Rapid de Viena, lo fichó el Hertha de Berlin y luego pasó al Manchester United, donde terminó su carrera futbolística. Lo curioso fue que, tras colgar las botas, se pasó al remo, decantándose, entre Oxford y Cambridge, por esta última.

SisterBoy dijo...

Junto con Nietzsche era el filosofo más popular en COU, y no como el coñazo de Kant que no se movió de Koenigsberg ni para el viaje de fin de curso

El Impenitente dijo...

La filosofía de COU imprimía carácter. No sé si seguirá en el plan de estudios o no, pero si no es así, se lo están perdiendo.

cucumber dijo...

Efectivamente, la filosofia de Cou era la asigatura en la que ibas haciendo tu propia selección como en Futbol, " que si a mi me molan Locke y Berkeley" pues " Hegel no esta nada mal" " eso si como Heiddeger no hay nadie"

El Impenitente dijo...

Tenía que ser Sócrates el que marcase. Muy bueno el vídeo.

Sí que es verdad, Cucumber, que tomábamos partido y nos sentíamos muy importantes por ello. Yo me manifestaba aristotélico, pero más bien era por Onassis.