sábado, 30 de abril de 2011

Yo quiero ser Philip Marlowe

Un pariente mío por el cual no siento un aprecio excesivo se compró hace años un BMW. Dicha adquisición le trastornó el habla de manera notable pues en todas sus frases incluía el término BMW. La susodicha compra también le ocasionó cierta tara física pues su mano estaba compuesta de manera inseparable por cinco dedos, palma, dorso y llavero. Me vino un día vacilando con que me echaba una carrera, pero él por supuesto con su coche (él dijo BMW). Le respondí que aceptaba el reto con la condición de que me dejase elegir el recorrido. Como estábamos en el secarral le dije –Vámonos ahora mismo al castillo. La carrera consiste en subir y bajar la Torre del Homenaje por las escaleras. Que no se te olvide el llavero que te será de gran utilidad, gilipollas.

Estuvo mi amigo G. becado durante una temporada en Japón. Tenía de vecino en la residencia a un francés que como buen francés se apellidaba Martínez (en cualquier selección francesa, sea del deporte que sea, siempre hay un Pérez o un López o un Fernández o similar). Era Martínez un personaje muy particular que daría para escribir varios libros no tolerados para menores de dieciocho años. Una de sus peculiaridades era que tenía presidiendo su habitación un gran retrato de Clint Eastwood y debajo de la foto se podía leer la siguiente leyenda –piensa qué haría Clint Eastwood.

Una película que me impactó siendo un chaval y que siempre que veo me conmueve es “El sueño eterno”. Y acabo de terminar de leer “El largo adiós”. Nunca había leído a Raymond Chandler. Pecado no mortal de necesidad, pero pecado de los de examen de conciencia. Novela negra. Diálogos brutales, rápidos, lacerantes, brillantes, ingeniosos, inteligentes, demoledores. No es que tenga debilidad por el personaje de Philip Marlowe. Quiero ser Philip Marlowe. No deja de ser un perdedor, un sentimental con un elevado concepto ético a pesar de su fachada de cinismo y dureza. No deja de ser un personaje. Pero yo quiero ser como él. Esa seguridad, ese aplomo, ese manejo de la situación, de todas las situaciones. Es novela. Es cine. La vida es otra cosa. O tal vez sea otra cosa. Esos diálogos son imposibles. No se puede estar todo el día a punta de ingenio, siendo ocurrente, siendo mordaz, siendo cínico, siendo escéptico. No se puede, Una vez me sentí cercano a Marlowe y fue cuando mi tío me retó a una carrera. Y me sentí bien. Me sentí muy bien. Tal vez en mi habitación debiera tener una foto de Humphrey Bogart (Chandler pensó en Cary Grant. Marlowe es alto) que dijese –piensa qué haría Philip Marlowe.

13 comentarios:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Yo siempre he querido ser personajes más que personas. Es posible que el Humphrey Bogart de 'El cuarto poder' sea una de las razones por las que sigo creyendo que un periodista puede ser más que un juntaletras, un vendido al poder o un Kirk Douglas en 'El gran carnaval'. Y detesto la prepotencia. La detesto.

El Impenitente dijo...

Y de "Primera plana", ¿con quién te quedarías? ¿Con Jack Lemmon o con Walter Matthau?

Arual dijo...

Me encantó EL GRAN CARNAVAL, debería volver a verla!!

Altosybajos dijo...

Cuanto mal hacen al mundo estos personajes.
Yo tampoco puedo evitarlo y me levanto muchos días con la intención ser todo el puto día un Philip Marlowe.
Pero cansa mucho estar o intentar estar siendo o pareciendo muy ingenioso, cínico, lacerante, etc...
Al final acabo dándome cuenta de que el mundo laboral debo dejarlo atrás y parezco un buen chico.
Las películas tienen intermedios, al menos antes cuando eran films, y fianl.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Independientemente de sus personajes, nunca he sido capaz de escoger entre Jack Lemmon y Walter Matthau. Pedazo de genios los dos. Para qué se morirían...

SisterBoy dijo...

Marlowe no es sólo un personaje de ficción, es un imposible, un inverosimil, una fantasía adorable como el ratoncito Perez o los extraterrestres de "Encuentros en la Tercera Fase". En el fondo Chandler es un sentimental.

Celebro que te haya gustado, si quieres bajar a la tierra y ver una historia protagonizada por gusanos en diferentes fases de desarrollo hazte con "Viaje al fin de la noche" de Celine, libro sobre el que tenía pensado hacer el comentario sobre taducciones (si es que alguna vez lo termino)

El Impenitente dijo...

Pues tomo nota, Sisterboy, pues en la mesita sólo tengo "Plegarias atendidas" de Capote y "Ensayo sobre la ceguera" de Saramago y pronto habré de salir de excursión a la búsqueda de libros. Aunque la verdad es que me he quedado con ganas de más Chandler.

el Sr. Skywalker dijo...

...Morfinómano en China,
desertor en la guerra,
boxeador en Detroit.

Cazador en la India,
marinero en Marsella,
fotógrafo de Playboy.

Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas, yo escojo
la del pirata cojo
con pata de palo,
con parche en el ojo,
con cara de malo.
El viejo truhan, capitán
de un barco que tuviera por bandera
un par de tibias y una calavera.

Lo siento, no he podido evitar acordarme de Sabina.

Anónimo dijo...

Pues anótate éstas también:
Peces de Colores
El Lápiz y Otros Cuentos
...
y la súper novedosa, pero no por eso menos excepcional, flamante novela de Javier Marías.
Mira que es fácil gozar mucho y barato.
Un abrazo,
Jaramiel

cucumber dijo...

"General tenga cuidado, su hija ha intentado sentarse sobre mis rodillas mientras yo estaba de pie..."
Eso si es ironía y bacile.

El Impenitente dijo...

Cuánto daño ha hecho Sabina. No sé por qué Bil Laden sí y Joaquín Sabina no.

Pues tomo nota, Jaramiel. Gracias. De Javier Marías leí hace años "Todas las almas" y creo recordar que me gustó. De todas formas me cuesta leer novedades (suele ser condición casi indispensable para que me guste un libro que su autor tenga las malvas muy bien criadas). Aún así me lo apunto.

Cucumber, cada frase de "El sueño eterno" merece ser cincelada e inmortalizada sobre mármol.

g. dijo...

Las coincidencias son así. Martínez, en Japón, leía "Viaje al fin de la noche", y me lo recomendaba. También me hablaba muy bien, entre lolita y lolita, de "La sociedad del espectáculo" de Guy Debord. No he leído ninguno y me pregunto si en ellos se encuentran las claves del perfecto Don Juan. Quizá Sisterboy nos pueda sacer de dudas.

Javier Marías está cada vez más feo. Debe haber por ahí otro Javier Marías guapísimo y siempre joven, cuyas mezquindades quedan registradas en el rostro del Marías académico.

El Impenitente dijo...

Me parece, querido G., que para Martínez hasta "Mi primera cartilla" fue un manual del perfecto Don Juan. El sobaco, ¡ah! el sobaco.