martes, 12 de abril de 2011

Ejemplo práctico de lo que puede ocurrir cuando no se tiene nada que contar

Prólogo

Me presento. Mi nombre es Balbino López Bouzas y he recibido el encargo de escribir el prólogo de esta entrada. Desconozco el por qué como desconozco al autor. Como soy de los que no distinguen a Heráclito de Paolo Futre no me extenderé en demasía y trataré de ser directo. El autor (por llamarlo de alguna manera) escribe un texto en el cual pretende contar que cuando era un chaval veneraba el otoño y la tristeza con la excusa de la belleza pero que, con el tiempo, se ha dado cuenta de que todas las estaciones son buenas, que se está mejor contento y que la belleza está tanto en los rincones lluviosos como en las explanadas luminosas. Así, sin más. Si supiese quiénes son Sófocles o Eurípides utilizaría el término iniciático unas cuarenta veces y desarrollaría el tema de la adolescencia y sus estigmas. Pero ya he dicho que no doy para tanto y, para lo que me pagan, con esto sobra.

Escribió Vinicius de Moraes (creeré en la reencarnación únicamente si me prometen que me reencarnaré en Vinicius) que es mucho mejor estar alegre que estar triste (una reflexión muy sesuda) pero que para crear algo hermoso (el decía exactamente una canción, una samba) es preciso un pellizco de tristeza. Dicho sin paréntesis quedaría así: escribió Vinicius de Moraes que es mucho mejor estar alegre que estar triste pero que para hacer algo hermoso es preciso un pellizco de tristeza. Si es verdad no lo sé. El caso es que siempre lo creí. Siempre pensé que la belleza estaba en la tristeza y era ese estado el motor de toda creatividad. Y sólo lo que causaba estados melancólicos podía ser considerado propiamente como bello. Y, a partir de ahí, pues elevamos incluso la resignación y la derrota a los altares. Y las justificamos. Y las mitificamos.

Llega el otoño. Somos de otoño. El viento, la lluvia, el frío. Los días se acortan. Las hojas muertas. El cielo gris. Llueve. Detrás de los cristales llueve y llueve. Soy poeta. Soy de otoño. La nostalgia, el pesar, el desencanto, la soledad, la pena, el desasosiego. Y las poses. Fundamentales las poses. Que se entere bien todo el mundo que doy mucha pena, ¿eh? La autoconmiseración escrita con letras de oro bien grabada en mi frente.

Y todo el año es otoño. Y todo se convierte en otoño. El camino de la belleza es el que es y pasa por la tristeza y pasa por el otoño. Y desechamos por banales el resto de estaciones y el resto de estados de ánimo. Porque en nuestra búsqueda de la belleza es fundamental la palabra profundo. Tú no lo entiendes. Tú no lo puedes entender. ¡Ay de los incomprendidos!

Pero la mercancía se vende mal. Muy mal. Al principio te crees el producto. Y lo defiendes. El producto eres tú. Lo has apostado todo. Pero el tiempo es mal socio. Y los años pasan traidores. Y empiezan las goteras. Empiezan las fugas. Sale el sol. Y el sol calienta. El sol es bonito. Se está bien. Y te ríes. Y está bien. Y te diviertes. Y está bien. Y no eres profundo. No lo eres. Y no has de pedir perdón. Y es hermoso. Y está bien.

Y no eres de otoño. O sí. Eres de otoño, de invierno, de primavera y verano. Eres de cada instante. Y no has de aprenderlo. Siempre se está bien. Todos los días. Todos los meses. Nos empeñamos en ensalzar menospreciando y no. No empeñamos en valorar las cosas comparándolas y no. Hoy es primavera y se está bien en primavera y mañana lloverá y estará bien y vendrá el calor, el frío y la nostalgia y siempre estará bien. Y la belleza…La belleza… Mejor te lo digo al oído.

14 comentarios:

Arual dijo...

Quedaba muy bien ser de otoño, sí, pero se está bien en la primavera, para que vamos a engañarnos!

el Sr. Skywalker dijo...

Oye, amigo, ¿dónde pillas eso que fumas?¿Te lo pasa Altosybajos?

No, en serio, has quedado muy bien y has conseguido demostrar que se puede defender cualquier cosa y la contraria. Sólo hay que tener imaginación y un teclado de ordenador.

O no. Sin imaginación y si teclado también se puede escribir de lo que sea. Mírame a mí, por ejemplo.

3'14 dijo...

Cuanto mal hace el desnivel de serotonina...

Soy de la opinión que siempre hay algo que contar, el asunto es si apetece hacerlo, luego si se sdabe cómo hacerlo y otras veces se piensa uno que aquello carece de interés (sea o no profundo), que en ocasiones, de tan profundo no se alcanza, y ya me dirás tú que utilidad tiene... La superficialidad también es importante (todo con medida y a su debido momento)

Y la belleza... ay, la belleza!!! Reside en todas las cosas. Todo depende de cómo se mira. Y lo bello, en cuestión de segundos puede volverse algo horrendo.

Peri Lope dijo...

Bueno, en realidad, yo quería hablar con Balbino... Tan sólo le quería decir que Heráclito y Futre se diferencian, sobre todo, en el acento al hablar. Y en que Heráclito está muerto, aunque seguro que fluyendo.

Bueno, y a ti, Impenitente, en fin... ¿Cómo invitas a escribir a un tipo al que no conoces? Yo te invito a que participes de SIN TRAMA Y SIN FINAL, si es que no lo he hecho ya.

Por cierto, a mi me gustan todas las estaciones. Más en concreto, me gustan las transiciones de una estación a otra. Todas ellas.

Balbino López Bouzas dijo...

Futre pasó de ver fluir el Duero a fijarse cómo lo hacía el Manzanares. Y fluía muy bien por la banda. Y ahora está siempre situado justo por donde fluyen las comisiones. Futre siempre fue un heraclitiano, más heraclitiano quizá que el propio Heráclito.

SisterBoy dijo...

No entiendo nada

Altosybajos dijo...

Yo tampoco, pero seguiré intentándolo.
Grande

El Impenitente dijo...

¿No se entiende? Me siento como James Joyce. O, a lo mejor, después de haberme pateado el barrio judío de Praga me he vuelto kafkiano. La leche.

Ya ojeé "Sin trama y sin final". Lo tengo en cuenta. Suelo colgar casi todo lo que escribo, pero lo tendré en cuenta.

Serotonina era una palabra que nunca había salido en este blog. Vamos ampliando vocabulario. También se trata de eso.

Y sin teclado también se puede escribir lo que sea. Boli Bic que estás en los cielos.

Hele Atlética dijo...

Esta bien ser de otoño, incluso en Primavera.
Sr. Balbino, Futre es mucho más de Parmenides.

Hele Atlética dijo...

Era otoño y de repente encuentro esta mesa camilla. Bueno, sigue siendo otoño pero la belleza...

El Impenitente dijo...

Paolo Futre es de la gloriosa quinta del sesenta y seis (como Pantic y Penev) mientras que Parménides no. Y contra eso no se puede competir.

Me alegra verte por aquí, Helena. Y si en la mesa camilla necesitas un brasero (o un tumbillo, como en mi pueblo) para estar más a gusto tú pídelo.

cucumber dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
cucumber dijo...

YO, como Sister, tampoco entiendo nada. Debe ser normal, tú que tomas demasiado el sol en la cabeza y yo que no estoy muy avispao.

El Impenitente dijo...

Tal vez el poco avispao sea yo, Cucumber. Y tal vez se te olvidó protegerte la cabeza en la patinada y te dio demasiado el sol.