sábado, 2 de abril de 2011

Dakota panta rei

Acabo de terminar de leer “La lluvia amarilla” de Julio Llamazares y pensé en escribir sobre este libro para Cuaderno 10. Suelo en estos casos buscar antes información tanto sobre el autor como sobre el libro. No diré que se trata de documentarme puesto que no estoy escribiendo ningún tratado, sino más bien de informarme para tratar de enriquecer el escrito con algún que otro dato que lo haga más ameno. No voy a negar que a veces directamente copio y pego pues, como diría G., al final aquí trabaja uno y los demás nos aprovechamos, pero esto último es algo que negaré siempre delante de quien haga falta puesto que soy de aquellos que nunca copia sino que rinde homenaje al pie de la letra desde la más profunda admiración y respeto (además, como dice G. que decía Picasso, el buen artista copia, el genio roba, y yo no tengo categoría ni para copiar ni para robar).

Pues eso, que terminé “La lluvia amarilla” y empecé a buscar información. Y me encontré con un texto (sin firmar) que debía ser un trabajo o una tesis o no sé qué sobre el libro y comencé a leérmelo. Extraigo algunos párrafos de dicho escrito siendo obligatoria su lectura y comprensión.

Siguiendo la teoría de Saussure, un significado equivale a un significante, definiéndose, pues, el signo lingüístico como el resultado de la combinación del concepto y de la imagen acústica. Pero esta relación entre el significado y el significante se convierte en arbitraria y, cuanto más, en alegórica. Entre significado y significante se puede establecer una relación paradigmática que provoca que un determinado elemento se pueda sustituir por todos aquellos que puedan aparecer en su contexto.

Llamazares pasa de una posible alegoría sobre el panta rei heraclitiano, interpretada en un paso inexorable del tiempo, al mito del espectro del pasado.

Estamos ante una naturaleza antropomórfica similar a la del Romanticismo, pero con un toque de elemento envolvente que nos dirige hacia lo oculto y hacia la devastación y la destrucción, una naturaleza que cobra vida para alejar al hombre de sus dominios.

Desde este punto de vista que no niega la alegoría hasta ahora comentada, podemos partir hacia un punto que fricciona lo metafísico con la realidad si parva licet componere magnis.

Vuelve a remitirse esta concepción simbolista del elemento in quaestio al bergsonismo antes anunciado, asumiendo una visión del mundo que es partícipe del cambio.

Y ahora, continuando, contaré un par de anécdotas. La primera hace referencia a un personaje del secarral, muy bruto él, conocido de manera sarcástica como “el concejal de cultura” (cuando en un pueblo de Cuenca alguien recibe un mote así es por algo). Este personaje frecuenta un bar cuyo dueño por Navidad hace siempre regalos y un año regaló un bolígrafo. Al ir a dárselo al personaje en cuestión alguien a su lado dijo -¿y para qué le vas a dar un bolígrafo al hombre éste? La segunda me la contó el Senséi. Comentaban en un grupo que un matrimonio le había puesto a su hija recién nacida el nombre de Dakota. -¿Dakota? ¿Y eso? –Pues nada, que leyeron el nombre en una novela del Oeste y les gustó. –Si es que hay gente que es mejor que no lea.

Y ahora trataré de relacionarlo todo. Diré que me gusta leer y que leo muy poco pues no tengo tiempo para leer más. Y disfruto leyendo. Y leo porque me divierte. Y en vez de sentirme orgulloso como lector me siento acomplejado. Y cuando alguien me pregunta si me he leído un libro, si la respuesta es afirmativa no respondo sí sino depende. Y le pregunto su opinión sobre el panta rei heraclitiano. Si no la tiene pienso –éste es de los míos. Y entonces le digo que sí y opino, comento, diserto y disfruto como un gorrino. Lo malo es cuando el interlocutor tiene opinión sobre el panta rei heraclitiano. Y no sólo la tiene sino que, además, la discute. Entonces me callo. Porque con esto de la cultura es muy fácil herir y menospreciar. Y me encojo. Y niego la mayor. Porque si me encuentro con el que ha escrito el texto sobre “La lluvia amarilla” podré pensar de él que es de cretino para arriba, pero me callaré. Porque me dolerá y me sentiré humillado si me dice que no me he enterado de nada, que no he absorbido ni el uno por mil del libro, que para qué me regalará nadie un libro. Y es seguro que, además, y tras escuchar mis impresiones, exclamará al cielo –si es que hay gente que es mejor que no lea. Porque yo iba a escribir sobre “La lluvia amarilla”. E iba a contar que es un libro muy duro y que me ha gustado. Y ahora no puedo porque, aunque quede como el ignorante que soy, ¿quién cojones es Saussure? ¿Y Bergson? ¿Qué amigos tiene Bergson? ¿Con quién ha empatado Bergson? Y, sobre todo, no puedo escribir sobre “La lluvia amarilla” porque no sé cómo se dice en latín –eres un gilipollas.

13 comentarios:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Pues yo cada vez aprecio más las opiniones fundamentadas del pueblo llano. Los eruditos son una clase aparte. Se entienden entre ellos y disfrutan con que los demás no les entiendan. Mejor para ellos. Evidentemente, a mí me gusta mucho que alguien añada algo a un "me ha gustado". Pero si directamente no sé si le ha gustado o no, me perderá para siempre en el primer párrafo de su disertación. Conmigo no tienes problema, no tengo opinión sobre el panta rei heraclitiano.

Anónimo dijo...

¿Eso de "La lluvia amarilla" tiene algo que ver con la urolagnia?

Peri Lope dijo...

Bueno, pienso que Julio Llamzares tampoco hubiera entendido algo de esa crítica que, como dice Rodríguez Millán, está escrita para alguien que poco tiene que ver con los verdaderos lectores.

Por cierto, fuera quien fuese, sea quien fuere o quien quiera que sea escribe peor que tú. De aquí a Lima. Puede que también lea peor.

Un saludo.

El Impenitente dijo...

Cada gremio tiene su jerga indescifrable y la utiliza como barrera y como hecho diferencial. Los críticos y los intelectuales son un gremio. Por cierto, ¿qué es un intelectual? Buena pregunta.

Y Peri Lope, a mí realmente me gustaría escribir como Julio Llamazares.

Ya veo, Mandrakechoni (¿nos conocemos?) que no te has leído el libro. El otoño, las hojas, el viento, la soledad, la locura, la muerte.

el Sr. Skywalker dijo...

Yo sí que no me he leído el libro, pero sí la crítica del gachó, y he decidido que no me va a gustar, porque si se me van a ocurrir cosas como ésas... Mejor no leer.

Por tu culpa, querido, me leí de un tirón este verano "Al este del Edén" y "A sangre fría" y no se me ocurrieron cosas como las del tipo ése. ¿Será porque mis referencias culturales son mejores que las suyas?

Anónimo dijo...

Pues yo, por recomendación paterna, me lo leí hará unos 10 años y te aseguro que no le saqué tanto jugo. Ventajas o inconvenientes de ser una simple.
¿Saussure, panta rei heraclitiano,parva licet no-sé-qué? Dios, él solito ha conseguido, en una tarea casi heroica, la encarnación perfecta de la pedantería.
Jaramiel -la del encefalograma plano-

Anónimo dijo...

Lógicamente iba sin firmar...a ver quién es el listo que se atreve a estampar su nombre tras ese arrebato de majaderías.

Jaramiel dixit (oh yeah)

El Impenitente dijo...

Habría que ver a las conclusiones que llegaría el gachó éste analizando los versos de Gloria Fuertes -Doña Pitu Piturra tiene unos guantes. Doña Pitu Piturra muy elegantes.

Y Skywalker, si te fías del criterio de alguien que te acercó a Steinbeck y a Capote, persevera en ellos y dale una oportunidad a Llamazares.

Jaramiel, ¿quién es el listo que se atreve a estampar su nombre tras un arrebato sin fin de majaderías? Paul Auster firmó "Leviatán".

Anónimo dijo...

a mí no me engañes, que el Leviatán lo escribió Hobbes (otra cosa no, pero en Derecho Político me tocó currármelo a base de bien...te recomiendo el capítulo XIII, que es cuando cuenta que los hombres somos iguales entre sí en facultades mentales, lo que echaría por tierra vuestra teoría de la supremacía de los redichos.

Saludos,

Jaramiel

Slim dijo...

estas seguro de que lo de Dakota no era por la actriz Dakota Fanning? mira que a la gente les encanta poner nombres de actrices o actores famosos y los de la peli crepúsculo se llevan ahora la palma (ademas de dakota hay un monton de Kristen pululando por ahi).
para eso no hace falta leer mucho, bueno si, la Cuore.

a mi me gusto La lluvia amarilla, aunque no vi al rei panta por ninguna parte.

y bueno, que vengo a retarte..pasate por el blog!

El Impenitente dijo...

Sólo son superiores los redichos que me caen bien y me hacen gracia. El resto no.

¿Y todos los hombres son iguales en facultades mentales? ¿Todos? ¿Seguro? Hay gente que ve Telecinco. Hay gente que no ve Telecinco.

Slim, Dakota ni siquiera era un personaje. Era un estado de la unión. Y menos mal que no le añadió el del Norte. O el del Sur.

Ahora mismo me paso. Miedo me das.

Anónimo dijo...

Pues a mi, en el capítulo del perrete se me cayeron lágrimas como puños.

El Impenitente dijo...

Lo de guardar un último cartucho es verdaderamente...y me da igual lo que diga Heráclito.