martes, 16 de marzo de 2010

Amparito Roca

Si tuviese que hacer una lista con las diez cosas que más me gustan, seguro que una de ellas serían las mascletás (o mascletaes o mascletades que de todas las maneras lo he visto escrito). Incluso si tuviese que elegir cinco. Y hasta si tuviese que elegir mis cero cosas favoritas. La mascletá, por si alguien no lo sabe, consiste en hacer explotar la mayor cantidad de pólvora imaginable en un tiempo reducido. Los cursis lo definen como la sinfonía del ruido. Sinfonía, no sé. Ruido sí, y mucho. Y cuanto más mejor. Para la mascletá soy bastante primitivo. No me gustan ni los virtuosismos ni el fuego aéreo ni las mariconaes rítmicas ni los humitos de colores. Me gusta cuando aquello se engancha y va subiendo hasta reventar. Me gusta el terratremol o terremoto y que éste sea eterno. Y si cuando termina la mascletá tengo en mis manos mis yunques (yunque de platero: tas; gorro militar: ros), mis martillos y mis estribos entonces sonrío feliz y me voy para casa a donde llego sonriendo feliz.

Las mascletás por excelencia se tiran en la plaza del Ayuntamiento a las dos del mediodía durante Fallas. Antaño se colocaba toda la pólvora en el centro de la plaza y se protegía con una valla pequeña. Con la nariz metida dentro de esa valla vi, sentí, viví y disfruté muchas. Muchísimas. De repente al Ayuntamiento le entró la obsesión por la seguridad, o tal vez tuvo que hacer frente al pago de unas cuantas indemnizaciones, y montaron una jaula gigante y empezaron a situar una barrera de seguridad en el quinto pino, cuando no en el sexto. Así, si antes llegando a las dos menos cuarto entraba bien y me plantaba en la valla, ahora hay que llegar una hora antes para coger un sitio en el que el sonido no llegue con retardo.

Para soportar una hora de plantón rodeado de gente y, normalmente, con bastante calor, y ya que lo habitual es que vaya solo, siempre me llevo un libro y procuro leer. No es el mejor lugar para concentrarse y abstraerse pero, a ratos, lo suelo conseguir. Lo malo es que una hora es muy larga. Y los que van vendiendo bebidas te dan empujones. Y me empieza a doler la espalda. Y comienzo a fijarme en la gente que tengo alrededor. Y cuando uno tiene un carácter huraño y clasista como el mío eso no suele ser bueno. Lo peor es que te toque un grupo con graciosito chistoso y que le rían las gracias. O como una vez que me tocó un padre cincuentón con coleta y pendiente que estaba junto a su hijo y la novia de éste y cuyo vocabulario se reducía a –qué caña (bueno, ke kaña), cómo se ha rayado, ha sido superfuerte. O un montón de niñatos mascachapas con unas gafas de sol que debieran hacer que el Tribunal de la Haya actuase de oficio y de inmediato. Y es entonces cuando vuelvo a pensar que debe de existir Dios que ha hecho de mí un ser inofensivo pues si tuviese el más mínimo poder las depuraciones y las esterilizaciones iban a ser masivas y brutales. Y son menos cuarto. Y estoy sudando. Y trato de leer. Y entonces me fijo en el edificio tan horroroso que hace esquina con Barcas y que rompe con toda la estética racionalista de la plaza y pienso que por qué no habrá un alma caritativa que dinamite de una puñetera vez el edificio y lo convierta en escombros. O pienso en enviarle una carta a Bin Laden ofreciéndole mi conversión al islam si le estrella un par de aviones. Y son menos cinco. Y ya para qué voy a intentar seguir leyendo. La espalda me duele cada vez más. Y en mi puñetera vida vuelvo a una mascletá. En mi puñetera vida. Y entonces la fallereta va y comienza a decir aquello de señor pirotecnic y, al rato, pues nada. La sonrisa feliz. Y siempre vuelvo. Siempre. Y siempre lo haré.

10 comentarios:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Siempre hay que volver a los sitios que nos hacen felices, por mucho que la gente no los entienda (o nos entienda).

Yo te reconozco que a mí la mascletá no me llama la atención. Igual es porque todavía no la he vivido allí, como tú.

Arual dijo...

Yo que nunca he estado en fallas...

SisterBoy dijo...

El cincuenton con coleta posiblmente tratará de meterle mano a su nuera provisional, ya veras ya.

El Impenitente dijo...

Pues no os pilla tan lejos Valencia.

No sería de extrañar que le hubiese tirado mano a las témporas. Ahora, el hijo tenía pinta de manejar con gran habilidad la navaja.

Altosybajos dijo...

Te alabo el gusto. Creo que la mascletá es la esencia de la fiesta de las fallas y si prolongamos el argumento diría que es también la esencia del valencianismo. Habrá tiempo de contarlo.
Enhorabuena por el relato de "toñito".
Formentera forever¡¡¡

3'14 dijo...

uff.. no no, no sobreviviría a unas fallas. Lo se. Ya los días previos a St Joan me pongo de los nervios con los niñatos de mierda tirando petarditos... no quisiera imaginarme en plena fiesta valenciana...
He estado en varias ocasiones en Valencia, pero siempre he evitado ir por estas fechas.
Es como los San Fermines, por más que sea un pretexto para montar fiesta y beber y beber hasta caer KO... como que no me llama, lo de beber ya puedo hacerlo desde casa, incluso mejor así, a mi edad hay asuntos que mejor mantener en la más estricta intimidad.

El Impenitente dijo...

Las Fallas te ofrecen muchas posibilidades. Luego tú te las acoplas a tu ritmo. Pero, vamos, no me paga el ayuntamiento por hacer promoción. A mí me gustan y las disfruto. Entiendo a los que huyen y a los que no vendrán jamás.

GARRATY dijo...

Las fallas son la mejor fiesta del mundo, todo el mundo debería vivirlas, y eso que verlas sin ser fallero/a es como ver la punta de un iceberg sin imaginar lo que hay debajo. Por cierto, en el edificio que mencionas está, o estaba, la sede del PP en Valencia. Será por eso que es tan feo.

Alex Maladroit dijo...

'carácter huraño y clasista[...]esterilizaciones'. Mira, tenemos algo en común. Ah, y yo también digo 'mariconaes'. Será que el catalán/valenciano/occitano del sur no difiere tanto del asturiano.

La verdad es que siempre quise ir a una Mascletá, supongo que es una versión* bestia de la Descarga de Cangas... aunque creo que la de Cangas del Narcea da más miedo, al ser un pueblín, 'tremen' hasta las farolas. Deberías probar.

El Impenitente dijo...

Nunca he estado en Asturias, y eso es algo de lo que me avergüenzo. Me apunto lo de la Descarga de Cangas.