Estaba esta semana pasada midiendo en una obra y volví a disfrutar con un espectáculo que siempre me pareció tremendamente divertido. En las obras, principalmente en las de edificación, cuando ya están trabajando un montón de oficios, es raro que cada trabajador no lleve su radio y haya radios por todas partes. Y allí estaba un sudamericano escuchando una emisora de unos compatriotas suyos en la cual a un niño de ocho años de nombre Steven le daban un premio por haber averiguado cuántos eran siete por cuatro. Y luego estaban otros con sus radiofórmulas. Y los programas de petición de canciones como las inmortales “Cada canción es un recuerdo” o “Música mientras trabajas”. O el legendario Justo Molinero. Y de la misma manera que una vez leí que la desaparición de la mili obligatoria era un drama para el lenguaje pues se terminarían perdiendo expresiones tales como -¡ahí tú, pink floyd!-, ahora que las obras y la construcción están en vías de extinción pues habrá que luchar con todas las fuerzas por parte de quien corresponda para evitar su desaparición, no sólo por el cataclismo que supondría para la economía, la pérdida de empleo o, diciéndolo de manera tremenda, el pan de mis hijos. Habrá que luchar porque nunca muera esa explosión de no sé cómo llamarlo: multiculturalidad musical, polifonía laboral, sinfonía coral de todos los oficios, yo soy yesaire porque el mundo me ha hecho así. No sé, este espectáculo no puede perderse. Que haga algo el ministro de economía. Que haga algo el ministro de trabajo. Y, sobre todo, que haga algo el ministro de cultura.
P.D. Cada vez que escribo construcción no puedo evitar acordarme del gran Chico Buarque.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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11 comentarios:
Catástrofe mayúscula en todos los sentidos, sin duda!
¿Y cuando vas a contar el repertorio de "piropos de obra" que a buen seguro has podido escuchar durante estos años?
Cuenta, cuenta
Ya comenté que aquello de los piropos de obra tiene mucho de leyenda urbana: gruñidos, ladridos, que no me entere yo que ese culito pasa hambre, viva todo lo negro, madre mía, madre mía, rubia y poco más.
Aunque recuerdo una obra que llevaba una aparejadora que tenía una ayudante. Era verano. Ambas dos tenían argumentos. Iban en camiseta de tirantes por toda la obra. No se puede decir burradas a las que mandan. Todos allí con los ojos golosos mirando. Y allí había un encargado, Ginés, que era un fenómeno. Todos los días les llevaba una flor a cada una y les decía -qué, ¿hacemos un apaño los tres?
y que paso al final? le dijeron que si? te dejas lo mas interesante!!
En facebook había uno de esos tests que te calificaba como "¿qué piropo de obra serías?". Recuerdo uno muy claramente pero es irreproducible.
Por cierto te has olvidado mencionar a los paletas que no es que escucharan música en la radio sino que ellos mismos eran interpretes originales de las canciones. ¡Eso sí que se ha perdido!
hay algo sobre lo que no haya un test en facebook? la gente tiene una imaginacion increible!
Creo que no pasó nada, pues de haber pasado el bueno de Ginés todavía estaría tirando cohetes.
Sí que se han perdido los cantaores en las obras, los Rafael Farina, los Pepe Marchena. Y otra cosa que se ha perdido son esas amas de casa, con la radio puesta, cantando mientras friegan, mientras limpian. Se canta menos, eso es cierto. Y no debe de ser bueno.
He visto tantas cosas en una obra que no sabría ni por donde empezar (desayunos de sol y sombra, peleas a ladrillazos, trabajar a 15 metros del suelo sin la mas mínima protección ni ganas de ponersela...). Si Rutger Hauer hubiera visto lo que yo las naves ardiendo más allá de Orión le parecerían una chiquillada.
Ojalá también se hubiera perdido Marchena el futbolista
Calla, calla, a ver si ahora les van a cobrar cánon por escuchar/poner la radio en lugares públicos...
Pues he de decir que últimamente tengo cierta simpatía por la SGAE desde que me enteré que iban a perseguir a los tunos para cobrarles el canon. Si la SGAE consigue que desaparezca la tuna les perdono todo.
Garraty, si se hiciese control de alcoholemia a la entrada de una obra a primera hora de la mañana, ¿cuántos lo pasarían?
Llevaba yo poco tiempo trabajando. Entonces no se trabajaba en altura con plataformas sino que subían con escaleras y allí se colgaban. Me quedé a comer en una obra. Un soldador comió con vino. Carajillo. Lingotazo de whisky. Después se lio un petardo y se subió a seguir soldando. Soldando bien, pues era y sigue siendo un muy buen soldador.
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