miércoles, 2 de septiembre de 2009

Garcimuñoz

Recientemente escribió Garraty una entrada sobre una conocida suya en la cual la fortuna, el destino o la vida se ha ensañado de forma cruel y despiadada. También no hace mucho escribió SisterBoy sobre la marroquí que murió de gripe A en Madrid y cuyo hijo falleció a los pocos días por una negligencia médico sanitaria (los fallos de los médicos y su entorno siempre se los traga la tierra) en una sucesión de casualidades tétricas y terribles. Ambos dos terminaban sus entradas citando a Dios considerando SisterBoy que tanta fatalidad era argumento suficiente para negar la existencia de Dios. Quiero, contando un avatar personal de un tono muy distinto a los textos citados, dar hoy un argumento a favor de la existencia de Dios.

A mitad de agosto se celebra habitualmente en la localidad de Garcimuñoz una carrera de siete kilómetros que forma parte del circuito de la Diputación de Cuenca. Tiene Garcimuñoz una población censada que no llega a los doscientos habitantes, un club de atletismo que llega casi a los cien corredores y una carrera a la que se presentan cerca de quinientos atletas. Soy habitual a la misma pues acostumbro a estar cerca en esas fechas, a pesar de que la carrera es dura por las rampas que tiene, por el calor y por la sequedad. Aún así son ya siete veces las que la he corrido e imagino que la correré muchas veces más.

Sólo en dos ocasiones había conseguido bajar de treinta minutos allí y por los pelos. No había competido desde finales de mayo y apenas había forzado desde entonces pero confiaba, teniendo en cuenta que había terminado muy fuerte la temporada, en acercarme a los veintinueve minutos. Además había otro detalle que me hacía presumir que podía hacer una buena carrera. Fui hacia Garcimuñoz con la radio sintonizando una emisora local y pude escuchar en el camino a los Brincos con “Un sorbito de champagne” (canción que siempre canto haciendo la segunda voz) y a Julio Iglesias con su “Gwendolyne” (canción que siempre canto con mucho sentimiento). Cuando voy a trabajar de buena mañana y escucho una canción que me gusta en la radio siempre tengo la sensación de que aquel va a ser un buen día, que aquella canción me va a proteger. Cuando llegué a Garcimuñoz, con principio de afonía, sabía que iba a correr bien.

Dieron la salida. Mucho calor. Me prometí a mí mismo, una vez más, no volver jamás mientras subía aquellas rampas. Crucé la meta. Miré el reloj: veintisiete cuarenta y dos. Qué barbaridad. Entonces me dieron el papelito. Puesto en la general: vigésimo. Puesto en la categoría veteranos A: tercero.

-Perdone, ¿hay trofeo para el tercero de veteranos A?
-Por supuesto. Hay trofeo para los tres primeros de cada categoría.

¡Toma, toma, toma! Miré a la tarima donde se entregaban los premios y vi que allí había un podio. ¡Un podio! ¡Iba a subirme a un podio! Desde el colegio no me subía yo a uno. La leche.

Subí hasta donde tenía el coche. Me cambié. Llamé por teléfono a todo el mundo para comunicarles la buena nueva y tarareando aquello de –me miro en el espejo y soy feliz. Oigo cintas que he grabado con mi voz. Leo libros que no entiendo más que yo- volví hacia la meta, hacia la zona de entrega de premios. Bajé dándome unos aires como si fuese una mezcla entre Mick Jagger, Sebastian Coe y David Beckham, mirando a todos con soberbia, con displicencia, con condescendencia. Y cuando subí al podio y me dieron un plato de cerámica, una botella de vino y un frasco de miel pensé que aquel era mi sitio natural, mi hábitat, mi lugar. He nacido para estar en un podio. Tal vez sean muchos los llamados pero es innegable que yo soy el elegido.

Y aquí es donde quiero llegar. Si esta explosión de mi verdadero yo ocurrió en una carrera minoritaria en un pequeño pueblo de Cuenca, es evidente que tiene que existir Dios. Un tío con un ego tan inflamable como es el mío, con esa vanidad siempre dispuesta a expandirse no puede tener talento. Tiene que existir Dios que ha hecho de mí un corredor mediocre y del montón, que tiene que ser humilde a la fuerza, que ha de buscar satisfacción en la batalla anónima de la superación personal, nunca en los focos ni en la gloria ni en los titulares. Si Dios no existiese, si yo hubiese tenido un mínimo de clase, sería un ser despreciable. Si Dios no existiese sería el rey de la falsa modestia.

22 comentarios:

Carlos Esteve Rozas dijo...

Me ha encantado el blog, muy buen testimonio.

Y qué envidia ser un gran corredor....enhorabuena a ti y a tu ego.

Saludos

Gwendolyne dijo...

La Gran Medusa existe y tú eres su profeta. Sus morbideces gelatinosas, sus tentáculos urticantes se manifiestan igualmente en el secarral manchego, en el plato combinado tokiota o en las lúbricas playas valencianas. Su picadura siempre nos hace ardorosamente mejores y sus gametos se expanden sin fin.

En Garcimuñoz levantaremos un templo dedicado al culto de Su Plánula Pelágica.

cucumber dijo...

Hay un dicho, que dice "fiate de la virgen y no corras". el caso es que con dios y sin el, como no te hayas entrenado, no hay nada que hacer.
Hoy he leido un frase de Geraldine Chaplin, que decia que creia en el trabajo, que talento tenemos todos, como dios que todos lo tenemos.

Anónimo dijo...

¿Las morbideces gelatinosas, los tentáculos urticantes y sus gametos se podrían quedar con el bonito trofeo-plato?Pregunto

Gwendolyne dijo...

El bonito trofeo-plato será sepultado como merece, en la cripta del futuro y futurista templo garcimuñesco, junto a los cuerpos, probablemente corruptos, de aquellos atletas, categoría veteranos, que osaron llegar a meta antes que nuestro profeta, y junto a mi nombre, Gwendolyne.

El Impenitente dijo...

A Dios rogando y con el mazo dando. O ayúdate y te ayudaré. O Picasso, quien decía que la inspiración siempre le pillaba trabajando.

Su Plánula Pelágica hubiese sido un buen título para un disco de los Cosipoi y los Urizar Azpitarte. Habré de ponerme manos a la obra.

El trofeo plato es muy bonito y merecería una ermita en su honor.

Sea por siempre adorada la Gran Medusa.

Carlos, sólo hay que entrenar. Y gracias.

SisterBoy dijo...

Si fuera religioso sería panteista

GARRATY dijo...

Si algún día se diese la quimérica situación de verme subido a un podio creo que tendrían que venir los GEOS a bajarme. Me abrazaría a él y lloraría amargamente para que me dejasen disfrutar del momento unos minutitos más.
Por supuesto, mi mujer sabe que si un trofeo real llega a casa, cosa harto improbable, este será expuesto en un lugar privilegiado del salón para admiración de vecinos y amigos que serían invitados a observarlo, sin tocar, todas las veces que gusten. Incluyendo cervecita y papas. Si hace falta quitar la foto de las niñas, porque distrae la atención, se quita.
Si no convences a Ana propongo que se reconvierta el plato en un trofeo itinerante que circule por las casas de todos los climaturios que nunca veremos uno de cerca. Por supuesto no habrá necesidad de explicar a la gente quien lo gano realmente. Por no agobiar con detalles.

Arual dijo...

Buenísimo el post!! Jajaja!!!

El Impenitente dijo...

En la casa familiar de Belmonte, en la que se supone es mi habitación, tengo un altarcillo con todos los trofeos que he ganado (las medallas ni sé dónde están) y los recuerdos conmemorativos de las maratones que terminé, de la Behobia y de la media de Estocolmo. Ahí ha ido a terminar el plato. Es lo malo de tener una decoradora en casa, que sólo se fija en criterios estéticos y no en los emocionales. Aunque el plato es un rato feo, la verdad.

ángela dijo...

¡Recuerda que eres hombre!

Ana dijo...

Eso, eso que rule el plato por las casas climaturias y luego a sepultarlo.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Enorme post. Pero en realidad no sé qué comentarte. Es que a mí lo de Dios me pilla muy lejos. Será porque nunca he podido contrastar una noticia sobre él...

El Impenitente dijo...

Dos cosas me ha recordado tu comentario, Ángela: la primera, que sigo teniendo pendiente la conquista de las Galias (y no haré el chiste de no dejar piedra sobre piedra y de pasarme por la piedra). La segunda, cuando escuché a una ilustre periodista decir en televisión, poco antes de los Juegos de Atenas, que ya estaban preparadas las ramas de olivo para confeccionar las coronas de laurel para los vencedores.

Ana, tú juega y terminaré quitando a Gloria Swanson (http://loscariacontecidos.blogspot.com/2008/07/el-hijo-del-cisne.html)para poner mi plato.

Era Woody Allen el que le pedía a Dios un gesta, una señal para poder creer en él, algo parecido a una transferencia de varios millones de dólares.

Ángela dijo...

Se empieza preparando ramas de olivo para hacer coronas de laurel y se acaba preparando himnos noruegos para que suene el himno español.

J.P. dijo...

...y entonces, el pequeño 'c', junto con la pequeña 'b', te despertaron para que les bajaras a la piscina.

El Impenitente dijo...

Ahora, Ángela, me has hecho recordar a Trillo gritando aquello de ¡Viva Honduras! delante del contingente salvadoreño o costarricense o de donde fuese.

Piscina donde se encontraron al pimpollito patán de J.P. tumbado en la entrada sobre una toalla infame con un escudo futbolero infame junto a sus multichurris con microbiquinis. Viva Honduras.

3'14 dijo...

Incluir a la soberbia dentro de los siete pecados capitales es el premio de consolación para aquellos que no tienen talento alguno del que presumir. Sólo por esto, una vez más, se demuestra que la religión etá confeccionada por hombres y para alivio de estos.
Dios no existe, pero sí tu conciencia.

Prefiero un engreído por su talento, que alguien con el talento de mostrar falsa modestia.

Yo hubiera dicho que el plato estaba muy bien y todo eso, pero casi mejor me dieran el premio en metálico. (Y así por lo menos tener algo de suelto para la vuelta en taxi después de destrozarme las piernas)

Ángela dijo...

Me vas a crear complejo de regla mnemotécnica.

El Impenitente dijo...

Hubiera sido mejor el plato con un sobre pegado conteniendo un talón.

¿Complejo? Chica, tus comentarios sugieren, que no está mal. Y utilizo mucho las reglas mnemotécnicas, sobre todo para los teléfonos. Roma Gárate Carter Franco Helsinki es un buén ejemplo. O el mío, Glorioso Gárate Alemania Italia Londres.

Altosybajos dijo...

Enhorabuena.
Me gusta la opción de meter el plato en una caja con una vela siempre encendida para que corra por los hogares climatúricos.
Dios, se me hace cada día más difícil correr. Qué baje Dios y lo vea.
Te estás ganando el sobrenombre de "El marroquí"

El Impenitente dijo...

¿Problemas de motivación? ¿Qué os hicieron en el Parque Tecnológico que os dejaron desmotivados a los tres? Te quiero en uno veintiocho en noviembre y en tres diez en febrero.