Según Kant, las intuiciones del espacio son también intuiciones del tiempo. No tengo ni la menor idea de lo que puede significar este aforismo y dudo mucho de que, aunque me lo expliquen, sea capaz alguna vez de entenderlo, pero me gusta darle de vez en cuando un barniz sesudo y pretencioso a este mi bonito blog, verdadero paradigma del quieroynopuedismo.
Pero es mentar a Kant y recordar las clases de Filosofía de COU. Qué clases. Yo tuve la suerte de tener a un muy buen profesor que las hacía muy amenas y apasionantes. Nos hizo trabajar muchísimo, entre otras cosas porque la Filosofía entonces caía seguro en la Selectividad, pero las disfrutamos de verdad.
Tenía aquel profesor dos defectos. Uno, que explicaba paseando entre los alumnos y descargando de vez en cuando un puñetazo sobre nuestros hombros o una colleja de mil demonios. Dos, que no paraba de preguntar. –A ver, ¿qué es la ética?- y tú, sin levantar la cabeza, mostrando una enorme concentración en el libro o tomando apuntes hasta que sentías en tu hombro cien toneladas de puñetazo –esto, eh, uhum, pues, no sé, supongo que las reglas que rigen el comportamiento moral. –Bien, pero ¿qué es el comportamiento moral? Sudor frío. Nudo en la garganta. Temblor de manos –ehem, uh, aha, oh, esto, bueno, eeeh- hasta que de repente ¡plash!, una colleja salvadora en el cuello de G., o de Maroto, o de Luis Santángel, o de la Sierpe, o de Churches, o de Chaumel que sí tenían la respuesta –ehem, uh, aha, oh, esto, bueno, eeeh.
Y aquellos exámenes. –Primera pregunta: el Ser en Parménides. La leche, el Ser en Parménides. Con lo que me ha costado aprenderme los nombres de los Diálogos de Platón y ahora me sale con éstas. Además, qué burro, se ha tenido que equivocar. Si el del Ser era Heráclito. Y allí estaba yo, esmerándome por completar dos párrafos tratando sobre Heráclito Fournier, el Ser y la sota de bastos. Y a la salida del examen –se ha tenido que equivocar. Que no, hombre, que no. Que lo del Ser en Parménides lo explicó tal día, ¿es que no te acuerdas? Pues ni idea. A ver, señor Impenitente, ¿hace falta que le diga la nota? Déjelo. No es necesario.
Otra cosa que recuerdo con cariño eran las discusiones que nos traíamos tanto en clase como fuera de ella. Eran discusiones muy ingenuas y muy retóricas, pero salíamos con la cabeza tan llena de grandes ideas y grandes palabras que nos sentíamos poseídos y con ganas de postular, de sentenciar y de dogmatizar. Qué le vamos a hacer. Teníamos diecisiete/dieciocho años. No todo iba a ser enamorarse, jugar al fútbol, beber cerveza, matarse a pajas o escribir poesías.
Con el tiempo, poco poso me ha quedado de aquello. Un montón de nombres que te pueden hacer quedar bien si los dejas caer en una conversación: los griegos, Nicolás de Cusa, Giordano Bruno, Moisés Maimónides, Descartes, Hume, Hegel, Marx, Nietzsche, Wittgenstein (con este nombre, o se es central del Bayern de Munich o se es pensador. No hay otra opción), Sartre, Bertrand Russell... Tal vez distinguir el racionalismo y el empirismo. O bajarle los humos a algún españolito de pro cuando dice aquello de que los alemanes tal vez sean una potencia mundial, pero talento poco, pues todo lo han conseguido a base de tesón, orgullo y disciplina. Y tú le dices entonces que a ver si puede explicarte que cómo puede ser que austriacos y alemanes, en los últimos siglos, hayan dado al mundo a los más grandes músicos y pensadores.
Por terminar con quien empecé, supongo que será un tanto bochornoso confesar que lo único que recuerdo de Kant (aparte de lo de la Crítica de la razón pura y la Crítica de la razón práctica) es que era un hombre bastante enclenque y enfermizo que se pasaba la vida trabajando sentado en su escritorio, y que, con el fin de hacer algo de ejercicio, dejaba siempre los pañuelos en el otro extremo de la habitación para así obligarse a levantarse cada vez que se tenía que sonar o toser o lo que hiciese con los pañuelos. Esa es toda la influencia, al menos que sea consciente, del pensamiento kantiano en mi vida.
domingo, 22 de marzo de 2009
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12 comentarios:
Corroboras punto por punto lo que llevo demasiado tiempo sospechando que nos sucede a (casi) todos: lo que estudiamos en esos años no se queda en absoluto en nuestras cabezas y sí muchas de las cosas que sucedían alrededor. No es Alzheimer, no, es que el sistema educativo no funciona...
Pues a los chicos de ahora les quedará aún menos puesto que tengo entendido que la Filo se ha eliminado de los programas generales.
Yo también guardo buen recuerdo de aquellas clases que eran las únicas que se podían calificar de entretenidas sobre todo porque también teníamos un profesor memorable que se pasaba todo el tiempo desafiándonos y tocándonos las pelotas como debe ser por otro lado. Y eso que no me llevaba muy bien con él, me echó de clase un par de veces y también hizo que me expulsaran una semana. Aún así es de los pocos que recuerdo con agrado.
El filósofo más popular era por supuesto Nietzsche. Kant y Sartre eran unos coñazos, sobre todo Sartre. Y que feo era. Witthgpsgstein en cambio era un figurín.
Que las intuiciones del espacio son también las del tiempo es algo que nuestro profesor predicó con el ejemplo. Cuando hace apenas dos años quedamos con él en la bodega de Manuel Candela se presentó puntual a la cita sólo que en otra dimensión espacio-temporal.
Ha sido muy bonito recordar nuestras clases de Filosofía y tu sudor frío. Ahora bien, decir que G. sí tenía respuesta a lo que es un comportamiento moral es puro embellecimiento del pasado.
Llamándote Wittgenstein también puedes ser cazador de nazis, monologuista en Brooklyn o banquero suizo. Pero llamándote Maimónides puedes ser lo que quieras.
Bueno, se trata de aprobar, no de aprender. Debiera ser lo mismo, pero no lo es.
Y como dice Sisterboy, me parece que nuestro plan de estudios era más completo que el actual. Por lo menos aprendimos a leer y a escribir. Las generaciones que van tomando posiciones ahora leer no leen mucho y eso de escribir es de amargados. Y sí, soy el abuelo Cebolleta.
¿Y qué hiciste para que te echasen una semana?
Tengo "La náusea" por ahí. Igual un día de estos lo intento, como intenté en su momento "Así hablo Zaratustra" y no pasé de su primera página.
Creo que en Córdoba tiene Maimónides un monumento. O tal vez era Averroes. Qué bonito que es Córdoba.
Yo de la filosofía de COU sólo recuerdo a Kant, porque fue lo que me pusieron en los finales y también en la Selectividad. Mira tú por donde que a mí me había dado que lo iban a poner y fue el que mejor me sabía. Pero aún con todo qué poco me gustaba esa asignatura xddd!!
A mi curso nos tuvieron prácticamente todo el año con el discurso de Rousseau, casualmente con una edición didáctica que, pura coincidencia, había elaborado uno de los profesores del instituto en el que asistía. Otra de las lecturas obligatorias fue también El Banquete de Platón, también coincidía en que el mismo profesor era partícipe de la edición didáctica y traducción... Supongo que sobre Kant no elaboraron ninguna edición didáctica también, porque a este con cuatro apuntes nos lo ventilaron...
No me queda ningún poso de aquel supuesto periodo de aprendizaje de me vida. Todo lo adquirido es posterior a mis años en el instituto. Tal vez porque me negaba a leer las lecturas obligatorias (eso no quita que pasado el curso les echase un vistazo) Así me ha ido, supongo, por nadar a contracorriente, o directamente por quedarme flotando... De todas maneras he de admitir que el lenguaje filosófico me es prácticamente ininteligible, he podido llegar a quedarme anclada en una frase por un espacio de tiempo infinito sin llegar a entender qué coño estoy leyendo, la sensación de imbecilidad que me embarga es tal que admito mi ignorancia y mi incapacidad de comprensión. Es triste, pero es así.
Ah, disiento de Sisterboy por esta vez. Tengo que releer la Náusea. Me has hecho pensar en ella y he ido a por mi libro, tengo algunas frases subralladas, entre ellas esta me parece genial:
Las tres, siempre es demasiado tarde o demasiado temprano para lo que uno quiere hacer. Momento absurdo de la tarde.
Cuado la leí reí, pensé, claro, por eso los españoles nos lo tomamos con otra filosofía e inventamos la siesta.
Bromas a parte, me he acordado muchas veces de esta frase a lo largo de mi vida desde que la leí por primera vez. Pero es cierto que, pasado el tiempo da cierto vértigo retomar una lectura que en su momento te gustó tanto, no vaya a ser que haya envejecido mal para uno mismo, o sea uno mismo quien haya envejecido mal... quien sabe.
Las tres es la hora perfecta para no hacer nada.
¿Releer libros? Cuánta razón tienes. Es un arma de doble filo. Muchas veces no tienes nada que ganar y sí mucho que perder. Nunca olvidaré lo poco que me gusto "La conjura de los necios" la segunda vez que la leí. La primera me pareció un libro perfecto.
Me echaron porque engañé al profesor diciendo que llegabamos tarde a su clase porque veníamos de otra clase cuando en realidad veníamos de un escaqueo general. Como veras también eran tiempos diferentes a los de ahora en los que habría que apuñañar en el higado al docente para ganarte un castigo igual.
Tengo entendido que La nausea es filosofía novelada, yo hablo más bien de los textos puramente filosóficos de Jean Paul.
Opino lo mismo en cuanto a lo de releer que, salvo en el caso de A sangre fría que incluso mejora con cada nueva lectura, puede ser un arma de doble filo. Me pasó con "De aquí a la eternidad" que la primera vez me pareció la mejor novela que había leido y la segunda una mierda autocomplaciente e intragable.
Yo siempre odié la Filosofía. Me costaba mucho estudiar y entender la vida de unos personajes que estaban ahí para pensar, mientras todos pensaban lo gilipollas que eran.
Con la lógica sí que no podía, eso de "si p entonces q, y si no, no p" no le encontraba el sentido por ningún sitio.
Recuerdo que hice un trabajo de Freud. Qué salido estaba el cabron.
(por cierto, has visto esto:
http://riki-ricardoabad.blogspot.com/)
¿Gilipollas Aristóteles? Maricón, seguro, pero gilipollas creo que no.
No conocía al Riki Ricardo. Un machaca, pero estos machacas tan exhibicionistas me irritan un tanto. Pero muchas gracias.
Por cierto, ¿no hay crónica futbolera? Echo de menos en colmillo afilado de R.
Ya tienes la crónica de la del vestido rosa... he conseguido picarla.
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