Si F. se lo propusiese podría estar más de una semana hablando sin parar. Y ello sin tocar el tema de la mili. Hablando de la mili, pues, no sé, se estaría un tiempo indeterminado, infinito, superior a cualquier umbral de resistencia humana. F. jamás superará la mili. Jamás. Como ejemplo sirva que a mí nunca me llama por mi nombre. Siempre Furri o mi Furri. Y ya hace muchos años que nadie me llama así. Muchísimos.
F. es un tipo peculiar, mitad murciano, mitad gallego, con toda su vida en Valencia. Casado y con un hijo, debe de estar ahora por los cuarenta y cuatro. Aparte de la mili y de hablar, tiene otras dos grandes pasiones: el Athletic de Bilbao y el Liverpool. Son cosas que pasan. La conexión Valencia-Bilbao-Murcia-Galicia-Liverpool es absolutamente obvia y, por tanto, considero baladí el tratar de explicarla.
Nos vimos recientemente. Nos juntamos cinco en una cena aunque cuatro podríamos perfectamente no haber ido pues no nos dejó hablar en ningún momento. Sorprendentemente durante la cena bebió mucho vino. Digo sorprendentemente pues debió ingerirlo por ósmosis o intravenoso, porque por la boca no pudo ser. Luego fuimos a un garito de comomolos, se tomó dos pelotazos y ahí me cogió por banda.
-Mi Furri, Fernando Torres es lo más grande del mundo, es el mejor, es maravilloso, es sensacional, es fabuloso.
-A mí no hace falta que me lo expliques.
Se echó la mano a la cartera y sacó un papel.
-¿Sabes lo que es esto?
-No.
-Me fui con un pariente en un vuelo de estos baratos a Liverpool. Estuve en Anfield, mi Furri. En Anfield. Estuve en The Kop. Ésta es la entrada. Jamás la perderé. Es un tesoro. Y mira.
Sacó su móvil y en ella pude ver una foto de Fernando Torres con un balón en la mano.
-Aquel día el Liverpool jugó contra el Middlesborough. Y Torres marcó tres goles. Tres goles, mi Furri. Hat trick. Y ésta es la foto que le hice cuando salía del campo con el balón. No se lo digas nunca a mi mujer, pero te juro que aquel fue el día más feliz de mi vida, mi Furri, el más feliz de mi vida.
Espero que tu mujer no lea esto. Bueno, y que tú tampoco.
miércoles, 25 de marzo de 2009
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15 comentarios:
Pues si que es un personaje singular.
Para no gustarte los locales de comomolos los frecuentas mucho :P
Impresionante... Claro que, para qué negarlo, entiendo ese instante de felicidad... El de el consumo alcoholico, no, pero el de felicidad, sí, je, je, je...
Curiosa confesión nocturna!
Sólo estuve una vez en el antro de comomolos, pero me cundió mucho.
Sigo sin poder enjuiciar si soy afortunado o no por no sentir hervir la sangre por equipo deportivo alguno, sea fútbol o baloncesto. Por tanto personajes así no puedo clasificarlos como "grandes".
Lo siento
Cuando el Pamesa juegue la Final Four y la gane escribiré una entrada sobre tu frialdad y saber estar mientras cantas "esta copeta a la Geperudeta".
Escuchar el "You'll never walk alone en The Kop bien merece el precio de un billete de avión y de una entrada. Se me ponen los pelos como escarpias solo de pensarlo.
Iba a comentarte un par de cosas sobre Torres y los porteros de la liga inglesa, pero creo que ya lo hice antes y además se me ha venido a la memoria la final de Viena, así que me limitaré a expresar mi envidia para con F. porque yo (aún) no he estado en Anfield.
¿La mili? ¿Tiene pasión por hablar de la mili? Pensaba que esa clase de personas ya había caído en desuso tras la desaparecion del servicio militar obligatorio
Garraty, ir a Anfield, a The Kop, escuchar el "You´ll never walk alone" y ver como le caen cuatro al Madrid marcando Torres el primero, eso sí que no tiene precio.
Álex, el gol que le marcó Torres en Old Trafford a Van der Sar es digno del gran Van Basten. Y Van der Sar no es un cualquiera.
Sisterboy, están en trance de desaparición pero aún quedan. Golden memories.
Como últimamente no tengo mucho tiempo para bloggear de vez en cuando me pego un atracón de cariacontecidos y si, sigue siendo una gozada.
Eso ha sido cruel, muy cruel.
Me alegro de verte, Elbé. No hace falta que te recuerde que esta es tu casa por los siglos de los siglos.
Cruel es que te elimine una banda como el Oporto con Forlán en el banquillo. Eso sí que es cruel.
Es que ver ganar al Liverpool con tres goles de Torres bien merece el viaje y el dinero gastado. Un abrazo.
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