Lo duro del maratón no es la carrera en sí. Lo duro es prepararlo. Salgo a correr cinco días a la semana y las últimas de ellas me salen con un promedio en torno a los cien kilómetros semanales. Y de esos cien más de veinte son de calidad, en series cortas y largas. La fecha del maratón aparece siempre como una liberación. Deseas que llegue ya pues estás harto de pasar penurias, de perder peso en caída libre (si alguien quiere adelgazar que hable conmigo. Es un pelín sacrificado, pero el método es efectivo. E infalible) y de no ser persona.
En eso llega la última semana y empiezas a notar algo raro en el estómago. Y te pasas todo el rato entrando en la página del Instituto Nacional de Meteorología para ver qué tiempo va a hacer el domingo. Y un día te levantas y en la calle te encuentras una raya verde o azul que indica el recorrido y el estómago ya se te encoge totalmente. Y sólo tienes ganas de gimotear. Y no puedes pensar en nada. Y el viernes vas a recoger el dorsal de manera casi clandestina, sin ganas de ver a nadie, sin visitar siquiera la feria del corredor. Entras, recoges el dorsal, la bolsa y sales pitando. Y el sábado es el día de la mirada perdida. Das un paseo, vuelves y no recuerdas ni dónde has estado. Te sientas delante del televisor y no ves nada. Te hablan y no escuchas. Abres un libro y te pasas horas en la misma página, en la misma línea, en la misma palabra, en la misma letra. Y te acuestas y, salvo los cuatro ratos que consigues conciliar el sueño, sigues con la mirada perdida, la mente en blanco, el estómago encogido. Y te levantas, y te vas trotando hasta la salida y te duele todo y no tienes más que molestias y ni pizca de ganas de correr y hoy no va a ser el día y hace aire y hace sol y no me veo fino. Pero, cinco minutos antes de la salida, una vez situado, con el calentamiento ya hecho, me meto la camiseta por dentro, me ato el pantalón y la mirada perdida se torna fija y lo que es gimoteo se vuelve concentración –no has llegado hasta aquí, Car, para ahora hacer el gilipollas. Mucha cabeza y a comértelo por los pies. Y cuando, a eso de las nueve, a alguien se le ocurra pegar un tiro al aire…a por él.
miércoles, 18 de febrero de 2009
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13 comentarios:
¡Marathon Man!
Y yo haciéndome el remolón para salir a correr un poco un par de veces por semana... Tienes toda mi admiración, tú y todos los que os juntáis en días como el domingo. Mucha suerte.
yo nunca he corrido una maraton pero examinarse de la opo es mas o menos parecido.
el dia 25 de abril te copio esta entrada.
un beso y ánimo, que tu puedes.
Y por todo eso su mujer se va a buscar alguien con quien poder "hablar",a ser posible que se parezca a Daniel Craig,total,estaremos los tres en el sofá y tu ni te darás cuenta o estarás corriendo.
Buf... Creo que no hay nada como la sensación previa a una prueba deportiva en la que uno participa... Yo no soy de correr, pero me he visto reflejado. Me recuerdo en una portería en aquel pequeño torneo de la facultad, en la final de la Liga interna, y me veo igual que tú...
Cada vez que alguien me llama Marathon Man me empiezan a doler las muelas.
El día antes de un examen estaba histérico, pero tenía que estudiar. El día antes de la carrera no hago nada. Pero nada de nada. Descansar y suspirar.
Dile a Daniel que se traiga a la que salía con él en "Quantum of solace". Los cuatro en el sofá. Igual encuentro mi mirada.
Gracias.
Que gracioso, mejor me pido un real doll, que para el caso es lo mismo.
...supongo que cuando tengas que hacer la revisión de la próstata tendrás semejantes sensaciones. Así te sirve de preparación.
Qué miedo da el maratón, oiga. Te esperamos expectantes en el cruce de la Avenida Sam Malone con la del Puerto a la hora que digas. A ver si anónima se deja a Daniel Craig un ratito y se viene con nosotros.
Nuestros vítores te llevarán en volandas hasta la extenuación final.
A partir de las nueve y veinte empezará a pasar gente por ese punto. Yo espero pasar un poco después de y veinticinco.
Gracias por hablarme de la próstata en estos momentos.
Vuestros vítores serán mi alimento que harán que mi extenuación final sea extática.
ufff yo no sería capaz de correr un marathón. Tardaría cuatro horas y sería mucho mucho rato corriendo. Animo. Un abrazo.
¿Es que acaso hay alguien que lo haga en menos de cuatro horas?
Mucha gente baja de cuatro horas. El año pasado bajé de tres horas y quedé el trescientos y pico. Y Valencia no es una maratón multitudinaria.
¿Era hoy la marathon? Si es así, espero que haya ido como esperabas. Y una vez relajado, ahora a compensar en casa, eso o entonces sí vas a empezar a saber lo que es el miedo :P
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