Creo en los Reyes Magos. Me gusta creer en ellos, siempre lo he hecho y más ahora que tengo críos y formo parte de la red logística que tienen montada. Nunca olvidé colocar mis zapatos un día cinco por la noche. He tenido de todo pero nunca me fallaron. Alguna vez no me dejaron nada, pero sus explicaciones fueron convincentes. Además, ¿cómo podría yo enfadarme con ellos, con los ratos tan preciosos que me han hecho pasar? Creo en los Reyes Magos porque es muy bonito creer en ellos, porque me gusta y porque sí.
Aunque hubo una vez que dudé. Hubo una vez que estuve a punto de encararme con ellos y de llegar a creer que eran unos estafadores. Y no fue hace mucho.
Cabalgata de Reyes en uno de mis pueblos entrañables del secarral de la Manchuela. La cabalgata siempre baja por el camino que viene del polígono. Los Reyes vienen subidos en una carroza remolque tirada por un camello tractor. El camino del polígono, antes de entrar en el pueblo, es cruzado por la carretera comarcal. El camello tractor, al llegar al cruce, hizo el stop. El paje conductor del camello tractor miro a izquierda y derecha antes de cruzar y entrar en el pueblo. Lo terrible ocurrió entonces. Los Reyes Magos, los tres, Melchor, Gaspar y Baltasar, pese a no conducir, pese a su majestad y a su magia también miraron a la izquierda y a la derecha.
Los Reyes Magos son magos. Los Reyes Magos son capaces, en una sola noche, de repartir juguetes y regalos en buena parte del mundo. A su favor tienen los distintos husos horarios, que les facilita el trabajo, pero no deja de ser un trabajo titánico y extenuante que les obliga a trescientos sesenta y cuatro días de muy merecidas vacaciones. La tarea de los Reyes sólo la pueden hacer ellos. No son hombres normales. Son tres y ellos tres son los únicos especialistas que pueden ejecutar ese trabajo (Santa Claus es un mamarracho impostor y el Olentxero y el Amigo Invisible vulgares caricaturas). Uno los ve y siente que está ante los elegidos, ante seres sobrenaturales, ante seres grandiosos. Y un ser grandioso no puede mirar a izquierda y derecha en un stop. Un ser excelso no está en las minucias. Un Rey Mago no está en los detalles. No. No. No.
Cuando pasaron junto a mí, rojo de ira me dispuse a saltar sobre el remolque y emprenderla, como Cristo en el templo, a trompazos a troche y moche. Entonces me tiraron caramelos. De limón y fresa. Mi ira se aplacó. Un caramelo de limón. Estaba rico. Evidentemente, pensé, todos tenemos un precio, y me fui acompañando a mi crío el mayor tras la cabalgata hasta la iglesia.
domingo, 4 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Unos caramelos y un poco de ilusión. Bendito precio ese para creer en lo que haga falta...
Hace tiempo que los Reyes y yo no tenemos mucho contacto, pero siempre me gusta leer (o ver) que sí lo tienen con otros.
Aqui lo tradicional es que lleguen en helicóptero. Este año trataron de eliminar este método de transporte por aquello de la crisis (como de costumbre la autoridades tratando de ahorrar en gilipolleces) pero la gente se les ha echado encima de tal manera que han tenido que dar marcha atrás.
A los chicharreros hay tres cosas que no puedes tocarles: los Carnavales, los Reyes Magos y la virgen de Candelaria. De resto haz con ellos lo que quieras
¿Olentxero? No había oído hablar antes de ello.
Para mi hijo es uno de los días más esperados del año, más que el día 6, el mismo 5 por la tarde, dispuesto a ir a recibirlos en el campamento que montan ante su llegada y buscar un buen puesto para presenciar la cabalgata desde la primera fila (eso implaca una horita de soportar frío, de pie inmovilizada por la masa de gente que imposibilita un solo movimiento) , en consecuencia, lo disfruto y recupero parte de esa ilusión que sentía de cría.
Y aquí sus majestades de Oriente tienen muy mala leche en los lanzamientos de caramelos, casi que tienes que ir provisto de un escudo para no salir herido.
Sisterboy, lo de la Virgen de la Candelaria lo dejó clarito el concursante canario de GH de esta edición... por Dios! que tío más plasta! Me gustaría ver la cara de la Virgen al presenciar un striptess de Julito el de casa, el de siempre...
Mil perdones Impenitente por irrumpir en tu espacio con otro tema que no viene a cuento.
Perdonada. Puedes escribir lo que quieras. Me gusta cuando escribes porque estás presente.
"Virgen de Candelaria" es una de las canciones que nunca fallan cuando nos juntamos unos cuantos y terminamos cantando. Perdón por la irreverencia. Trataremos de ser más respetuosos.
Por cierto, el Olentxero u Olentzero es el carbonero que la noche de Nochebuena deja a los niños vascos buenos sus regalos.
Vale, como el tió en Catalunya, que ya expliqué una vez qué es. El tronco cubierto con una manta en la que hay regalos ocultos (normalmente son "chuminadas" del tipo, bolis, lápices de colores, cuadernos, golosinas etc... La gracia está en que para que "cague" (pues se dice: Fer cagar el tió) los días previos hay que darle de comer por la noche (tipo Reyes magos, pero la cosa aquí dura como un par de semanas), luego, para estimularlo (curiosas maneras por cierto...) se le aporrea con un garrote al son de una canción tradicional para el momento y.. ¡tachán! se levanta la manta y aparecen los regalos.
Publicar un comentario