miércoles, 19 de noviembre de 2008

Sobre decisiones y circunstancias

Dejó caer Pi el otro día en uno de sus comentarios la siguiente sentencia:

No creo que haya decisiones equivocadas. Más bien, circunstancias desfavorables.

Estos epigramas un tanto retóricos me suelen originar dolores de cabeza pues trato de resolverlos desde la abstracción y la reflexión cognoscitiva y, como soy tan cortito, en seguida me diluyo no llegando a ninguna conclusión. Tengo para estos casos un plan B, y es tratar de demostrar su validez mediante ejemplos y contraejemplos.

Procederé:

Un ejemplo. Supongamos que voy en mi coche y tengo delante un stop. Tal y como me acerco tomo la decisión de saltármelo. Me incorporo a una carretera justo en el momento en que una circunstancia desfavorable en forma de Turbo Intercooler de seis ejes y cincuenta toneladas de carga en movimiento me arrolla haciéndome fosfatina hasta tal punto que mis restos encontrados apenas consiguen llenar una caja de cerillas, lo cual permite a mis parientes más cercanos ahorrarse una pasta en mis exequias.

Tras llamar a las puertas del Cielo, sale San Pedro, que se me queda mirando y exclama:

-Pero mira que eres tonto, Impenitente.

A lo cual responderé.

- ¿Tonto? ¿Por qué? No fue una decisión equivocada. Fue sólo una circunstancia desfavorable. Mala suerte.

Y San Pedro se tendrá que callar.

Otro ejemplo. De repente decido dar un giro copernicano a mi vida y me vuelvo funambulista. Y es tal la pasión y la euforia que me entra que tiro un cable de quince milímetros de diámetro de punta a punta del Gran Cañón del Colorado con la intención de cruzarlo con mis mallitas y mi barra. No me arredra el hecho de que no tenga experiencia, ni el que tenga vértigo ni el que posea un sentido del equilibrio más bien escaso. Es mi decisión. Y no hay decisión equivocada. Consigo la enorme proeza de avanzar un par de metros antes de que, tras más de treinta segundos de caída libre, no me quede un hueso por fracturar, incluidos los propios de la nariz.

–Pero mira que eres tonto, Impenitente.

-¿Tonto? ¿Por qué? No fue una decisión equivocada. Fue sólo un cúmulo de circunstancias desfavorables.

-¿Un cúmulo? Dime una sola.

Y yo me tendré que callar.

Pi, sí que hay decisiones equivocadas.

13 comentarios:

Slim dijo...

estoy contigo. a la gente nos encanta librarnos de la culpa (no fui yo, fue el otro, fue el destino, fueron las circustancias) pero la triste realidad es que somos humanos, nos equivocamos, y si me apuras hasta la cagamos.
no somos perfectos, cuanto antes aprendamos a reconocer nuestros errores y aprender de ellos mejor nos irá en la vida.

voy a ver si me aplico el cuento ;-)

Arual dijo...

Y tanto que hay decisiones equivocadas...

El Impenitente dijo...

Conozco a gente que no se equivoca nunca. Siempre tiene a alguien o algo a quien culpar. Incluso cuando se pega de morros contra un cristal la culpa es de su vista, que flojea, pero siempre como si su vista fuese algo ajeno a él.

Aunque peores que los que no se equivocan nunca son casi los que reconocen sus errores y los reconocen conectando la megafonía para que no quede nadie en enterarse que son los hombres más humildes del mundo. Y cuando apostillan aquello de rectificar es de sabios los mandaba al paredón sin juicio previo.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Lo malo es cuando tomas una decisión equivocada y ésta se ve afectada por circunstancias desfavorables. Llegados a ese punto, sólo queda dar la bienvenida al cataclismo.

3'14 dijo...

Por supuesto que nos equivocamos, quien afirme lo contrario, no sólo miente, si no que además carece de capacidad de autocrítica. Por descontado que hay malas decisiones, pero, a lo que me refería con esa frase es que, cuando hay más de una opción a elegir, tomemos la que tomemos, debemos afrontar que en el momento de la decisión, la que escogemos es la acertada, por más que las consecuencias que de esta se deriven no nos sean favorables. Ahí es donde entran las circunstancias desfavorables.
No soy persona de eximirme de mi propia culpa y responsabilidad, precisamente, má bien todo lo contrario. Sólo dije que, cuando tomamos una decisión no podemos pasarnos el resto de la vida dando vueltas sobre lo qué habría pasado de escoger la alternativa, porque no sabemos que hubiera pasado.
En realidad, lo que la frase esconde en el fondo es que no somos tan libres como nos pensamos muchas veces.
El equívoco es el resultado, no la decisión. Y este depende de las circunstancias que se den.

Espero haber aclarado un poco a lo que me refería con mi afirmación. De todos modos, me agrada que algo que pueda decir de qué pensar, e incluso genere una entrada propia. ¡Caray! ¡Que honor! Aunque sea para echarme encima a la caballería entera ;)

El Impenitente dijo...

Sólo ha sido media caballería. Y ya te dije que pensaba contestarte.

Y ya imaginaba qué era lo que querías decir.

SisterBoy dijo...

Dices en el mismo comentario que no soportas a los que no se equivocan nunca pero tampoco a los que reconocen que se equivoan ¡No nos dejas escapatoria!

Yo tampoco me fio de los infalibles porque esos suelen disimular sus fallos o lo que es peor, echarselos en la chepa a los demás. El Papa también.

pep-ito dijo...

El Andén ya no existe pero el Glop todavía funciona.

El Impenitente dijo...

No veo al Papa tarareando "échame a mí la culpa de lo que pase. Cúbrete tú la espalda con mi dolor" aunque sí que lo veo cantándolo en el balcón de San Pedro.No es lo mismo y a eso me refería.

Gracias, Pep. Algún día volveré por el Glop, aunque con mi presencia suba de golpe la media de edad cinco años.

Anónimo dijo...

pues claro que sí. Tienes toda la razón. Has puesto dos ejemplos muy claros, pero hay miles. Un abrazo.

Anónimo dijo...

ah y espero traer los tres puntos de Soria ;)

Anónimo dijo...

Hay médicos que entierran sus equivocaciones, políticos que crean problemas y para su remedio buscan soluciones equivocadas, justificadas por circunstancias desfavorables. Hay gente que elige susto a muerte (sabiendo que seguramente es muerte) con lo cual el equivoco más que error es dislate. Y hay otros que por no errar, jamás se lanzarían a la piscina ni con agua y flotador.

Un saludo, impertinente y gracias por la felicitación. (Estoy rendida, en estas circunstancias para salvarte de leer disparates y fallos, mejor el punto y final). 

Me encantó tu escrito.

El Impenitente dijo...

De nada.

Y gracias.