martes, 16 de septiembre de 2008

No tuve prisa aquella tarde y las luces se tornaron vengativas

Cuando uno se va a hacer turismo no debiera dejar nada al azar. Para los que salimos poco, un viaje fallido es una oportunidad perdida y suele resultar doloroso. Me apetece pensar en voz alta y hacer unas cuantas consideraciones sobre el tema.

Para mí hacer turismo es plantarme en una ciudad y callejeármela de arriba abajo. No soy de playa y muy poco de montaña. Tampoco soy mucho de museos. Andar (o correr), observar a la gente y fijarme un poco en cómo viven. Y vida absolutamente diurna. Desde este punto de vista lo ideal es viajar solo. Subes, bajas, entras o sales a tu ritmo. Cuando te cansas, descansas y cuando tienes hambre, comes. Es importante tener información de lo que vas a ver para no perder el tiempo, aunque perderse es uno de los mayores placeres que existen, así que tanto la información como la desinformación es placentera.

Si no se puede ir sólo, lo mejor es ir acompañado por alguien de gustos similares y con quien puedas discutir cincuenta veces al día sin que la sangre llegue al río. La fatiga erosiona y más cuando se tiene un carácter peleón (Ana). Así también el viaje cunde.

Más complicado es viajar con algún amigo de gustos similares pero con quien tardas más en hacer las paces. Discutir vas a discutir, pero pasarte horas con la nariz levantada y con el gesto digno te hace perder un tiempo hermosísimo y no es práctico. Si tienes seis meses para ver Munich, bueno. Pero si sólo tienes tres días, pues no.

Mucho peor es viajar con un grupo de gente con quien te llevas bien pero con quien no tienes la suficiente confianza como para mandarlos a la mierda, pues ese sería un camino sin retorno. No hay nada peor que reprimir un cabreo. Eso debe de producir úlceras o tumores o cosas así. Y tener que poner cara de póker cuando lo que te pide el cuerpo es gritar –no me jodas que vais a entrar al Zara. No me jodas. Venir a Estocolmo para terminar metidos en un puto Zara. Si es que hay que joderse. ¡Si es que hay que joderse!- no debe ser sano.

Otro tema son los críos. Estos marcan el ritmo y son los primeros. Cuando los críos son los propios, pues le buscas el lado bueno y piensas lo bonito que es estar con ellos y tal y cual. Madrugas, desayunas pronto, y vas dividiendo el día en muchas etapas para que al final dé tiempo a todo. Tienes que ir con los carros para que duerman aunque al final acabas con un crío a hombros empujando un carro vacío. Sufres lo de las barreras arquitectónicas pues los cascos antiguos con sus adoquines y sus escaleras no están pensados para las ruedas. Y luego el desastre de las comidas. No es una manera ideal de viajar, pero son tus hijos y los quieres y te resignas y qué vas a hacer.

Lo malo es cuando hay críos y no son los tuyos. Herodes el Viejo es, sin duda, el personaje más injustamente tratado por la historia. Pero sin ninguna duda. Debiera tener calles dedicadas en todas las ciudades. Qué digo calles, plazas, avenidas, barrios, distritos, comarcas, yo qué sé. Todo. Qué gran hombre. Qué prohombre. Qué prócer de la humanidad.

Con todo, siempre merece la pena. Siempre. La canción más detestable de la historia es “Life is life” de Opus. Dieron la salida de la media de Estocolmo con esa canción. En España me hubiese vuelto y le hubiese pegado fuego a la megafonía. Allí, bajo la lluvia y a los pies del Palacio Real pensé -bueno, es una puta mierda de canción y no hay por donde cogerla pero mucho me temo que a partir de ahora me resultará entrañable. Los viajes y el tiempo tienen ese barniz que todo lo embellece. Y la belleza siempre reconforta.

15 comentarios:

3'14 dijo...

Que razón llevas en todos y cada uno de tus pensamientos en voz alta.
Cuando estoy por ahí, no soporto tener que estar esperando a quien me acompañe, que si ahora espera que entro en esta tienda a comprar un souvenir (joder! hemos estado en cuatro tiendas en las que habían exactamente los putos mismos souvenirs, yo ya he comprado los míos y tú todavía te tienes que decidir!!), para mí supone una pérdida de tiempo y me cansa mucho tener que reducir mi marcha (o acelerarla si con quien voy va a golpe de pito)... No se, para mí lo mejor es viajar sólo o con los tuyos, vamos, pareja e hijos tirando a mucho. O bien, como dices, con esos amigos con los que no importa absolutamente nada si, en un momento dado os dividiis y cada cual por su lado hasta la hora de la cena (pongamos por ejemplo), o la sincronización es máxima.

El Impenitente dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Impenitente dijo...

Perdón.

ATLEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEETI.

Mucho mejor ahora. Gracias.

elbé dijo...

¡Oe!

SisterBoy dijo...

Viajar sólo está bien pero a la segunda semana ya me empieza a entrar el complejo de Robinson porque soy muy malo estableciendo relaciones con desconocidos/as.

En cambio estoy de acuerdo en que los viajes deben ser diurnos, la noche para dormir. Sobre todo desde mi ultimo viaje a Madrid en que la salida nocturna fue a un sitio en el que te clavaban siete eurazos por mojito JODEEEEEEEEEER.

Anónimo dijo...

”El objetivo de un viaje es solo el inicio de otro viaje. "

El título de tu entrada, en sí, ya es un viaje. No lo digo por su extensión, sino por lo que sugiere. Su capaz de evocar. “No tuve prisa aquella tarde y…”.

Los viajes tienen mucho de búsqueda, de lo que sueñas o imaginas, de liberación. He viajado de muchas formas y a diferentes lugares. Nunca con niños propios, pues no los tengo. Indiscutiblemente viajar solo, configura el paisaje de otra manera y sin alguien no lo ha hecho todavía lo recomiendo. Al menos como una experiencia en la vida. Supongo que la diferencia (entre otras cosas) es viajar con mucho tiempo, en calidad de viajero o de turista. Alguien me dirá que siempre uno es turista en tierra extrajera y ciertamente es así, pero hay una distinción sutil y apreciable según se mire: la libertad de acción, la de abandonarse a la “deriva”, la de saber que tu viaje es tuyo y le perteneces…

Juan Rodríguez Millán dijo...

Espléndida descripción de este maravilloso arte de viajar, sí señor... Creo que has conseguido que todos y cada uno de los que te leemos nos sintamos identificados al menos en alguno de los puntos descritos. O en dos. O en más de dos...

Con niños todavía no he viajado, pero con gente con la que no me llevo bien sí. Sin duda, eso es mucho peor. Peor incluso que viajar con el niño de 'La Profecía' y la niña de 'El exorcista' juntos...

Slim dijo...

jajaja eso del zara me suena..yo es que tengo que entrar en todos los del mundo, me manda Amancio de espia para ver si colocan bien los trajes...jaja

tienes mucha razon en todo, viajar es mejor con la familia cercana. yo por ejemplo, que me encanta organizar y planificar el dia, resulto para los demas una pesada y una mandona

Altosybajos dijo...

No voy a hacer muchos comentarios al asunto porque me coge de cerca. Se nos calienta la boca y decimos lo que no queremos.
Leyéndote puedo ver la imagen real de lo que comentas en mi cabeza.
Despliego una sonrisa irónica.
Qué razón tienes.
Pero, life is life.
La esencia del viaje está en el camino. No en el destino.
Y como alguien comenta por aquí, un viaje es el inicio del siguiente.
Sembrao¡¡¡¡

El Impenitente dijo...

Lo de ¿por dónde vais a estar? Pues nosotros salimos ya y por allí nos vemos funciona perfectamente y no ofende a nadie.

Siete euros por un mojito. ¿Y no te fuiste de botellón? Así establecerías rapidamente relaciones con desconocidos cantando al séptimo cubata "Esta noche no alumbra la farola del mar" y "Virgen de Candelaria".

Me alegra, Marina, que te guste el título. Por una vez, es mío. Pensé en utilizar un fragmento del Arriero de Yupanqui ("y prendido a la magia de los caminos") pero no me convenció.

Un viajero es un turista con tiempo. Quién tuviese tiempo para ser viajero.

Yo también he viajado con gente que me caía mal. Fue en mi viaje de fin de carrera y estuvimos en República Dominicana. Jamás repetiría ese viaje.

Lo de Zara lo debéis llevar en los genes. Yo contuve a Ana hasta el último día, en que agarré a la cría y me la llevé a dar vueltas por la Gamla Stan mientras Ana y el crío no dejaban gran comercio del centro por explorar.

La esencia está en el camino y en el destino. Viajar hasta Ítaca y llegar hasta Ítaca.

cucumber dijo...

cada viaje es un mundo, a veces con los amigos te lo pasas de puta madre en una ciudad, por que te lo tomas con calma y no te dedicas a moverte todo el día, y otras veces te dejas de hablar para toda la vida.
no estoy de acuerdo con lo del viaje-diurno, tambien por las noches se conoce la ciudad y a sus gentes. ahora por circunstancias familiares no pilla mal la noche, pero ha habido noches gloriosas en ciudades extrañas.
Zara? si solo fuera zara, pero tambien esta H&M, y las tiendas de RDOS.(recuerdos) y muchas más.

El Impenitente dijo...

Yo ya no puedo combinar día y noche. Y me quedo con el día aunque he disfrutado mucho de noche. Pero ya no me queda fuelle.

Y sobre H&M también podría escribir un libro. Y sobre IKEA. Y van a abrir un IKEA en Villarreal y otro en Paterna. Estoy por irme a vivir a Finisterre pensando lo que me espera.

Altosybajos dijo...

Si necesitas compañero para compartir piso en Finisterre ya lo has encontrado. ;)

Anónimo dijo...

pues coincido contigo en bastantes puntos de tu post. Es complicado compaginar viajes con mucha gente. un abrazo.

Arual dijo...

Amén a todo, cuánta razón llevas xddd!! Y eso que aún no he probado lo de hacer un viaje serio con mi niño, ya hablaremos entonces...