En su momento Luis Cobos, melena al viento, obtuvo mucha popularidad haciendo potpourris de zarzuelas y demás con una base rítmica deleznable. Se ve que han recuperado la fórmula y la aplican sin pudor a todo tipo de canciones. En el bar de la piscina, a mediodía, suenan en sucesión enlazadas sin especial criterio. Y creo que no son conscientes de que se les cuela algún diamante de vez en cuando que desvirtúa el conjunto. Porque, entre la nada, “Let’s stay together”, de Al Green. Los ojos se me salían de las órbitas. (Ya que hablo de esta canción, aprovecho para colar la versión de Margie Joseph, que está ahí ahí con la original). Y “Tusk”, de Fleetwood Mac. Y “Disco 2000”, de los Pulp. Eran fragmentos, pero lo suficientemente largos como para congraciarme (levemente) con quien sea responsable de la música que suena. Y los reencuentros siguieron cuando estuvimos cenando en casa del Senséi y Mar, con la emisora que tenían puesta de fondo, donde sonó “Brigde over troubled water” (aquí tengo que abrir paréntesis para confesar mi debilidad extrema por esta canción, especialmente en su tercera parte, tan recargada, cuando entran las percusiones y las cuerdas, y que siempre me pareció lo más cercano a lo sublime, y también para recordar, una vez más, que el primer LP que me compré, en 1980, fue un grandes éxitos de Simon y Garfunkel, disco que, por supuesto, todavía conservo). Y "Whole lotta Rosie”, de AC/DC. Y “You can’t always get what you want”, de los Rolling Stones. Y el placer de estos reencuentros, cuando son estas canciones las que vienen sin ser llamadas, sigue siendo infinito.
Y en este verano de viejas canciones, de viejos amigos, de volver a pensar que ya todo está dicho, que ya todo está escrito, llegó mi hija y me dijo:
-Escucha “Johnny Glamour” de (un tal) Rusowsky (enlazo además el concierto del Tiny Desk, porque la versión (es la primera) me encanta). Te gustará.
Y ya me ha abierto otra puerta. Tal vez no todo esté ya escrito. Tal vez (en el libro que me estoy leyendo (“La más recóndita memoria de los hombres”, de Mohamed Mbougar Sarr), el autor afirma que la vida es lo que hay en medio de tal y vez) no todo esté dicho.
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