En la pared del fondo tenía un cartel que anunciaba una actuación de Eddie Vedder. ¿Fuiste a ver a Eddie Vedder? No. Este cartel me lo trajeron de Estados Unidos. Sí que estuve viendo a Pearl Jam en Berlín. Y, apartando unos libros, me señaló el cartel de aquel concierto. Y pensé que me lo iba a contar. Y yo deseando explicarle lo bueno que me parece “Vs.” y lo no tan bueno que me parece “Ten”. Pero no. No dijo nada. Siguió a lo suyo.
Tenía que enseñarme algo en la pantalla de su ordenador y me senté junto a él. Vi entonces que, sobre la mesa, medio escondidos entre papeles, tenía un par de discos de Malevaje. ¡Malevaje! ¡Qué bueno! Si te gusta Malevaje es que ya tienes una edad- me dijo. ¿Empezamos a cantar tangos? ¿Nos pusimos a alabar toda la literatura que hay en las letras de Discépolo? Yo estaba a punto, pero no. Señaló la pantalla de su ordenador y se puso a hablar sobre lo que teníamos que ver.
¿Soy al único al que le gusta hablar de música?
jueves, 23 de abril de 2015
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5 comentarios:
Ya sabes la respuesta, pillejo
A mí, a mí!
Hombre, sí la sé. Y supongo que a ellos también les gustará compartir entusiasmos y prefirieron no hacerlo conmigo, lo cual me jode más que haberme dejado con la palabra en la boca.
¿No has aprendido nada en casi 50 años de vida Impenitente? Hay que hacerse de rogar, hacerse el interesante. Si te ven demasiado predispuesto o ansioso huyen. Normal que no te comieras una rosca ...
Más razón que un santo tienes, Garraty. Aplomo y dominio de los tiempos. No sé lo que es eso.
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