martes, 2 de diciembre de 2014

¿Seis grados?

Empiezo a dudar de la “Teoría de los seis grados de separación”. Y para ello no tengo ni que salir del trabajo. Hablo con I. y descubro que vive en la finca donde moran la gran mayoría de los climaterios y, por supuesto, los conoce a todos. Otras compañeras viven en un pueblo cercano a Valencia. –Pues allí tiene un bar uno de la aldea del secarral. ¿Lo conocéis? Por supuesto que lo conocen. Otro día, hablando de las gachas, del morteruelo y del ajo arriero, una chica de Producción dijo –pues a mi falla vienen todos los años a tocar unos músicos de un pueblo de Cuenca. Sin dudar le dije -¿a que son Fulano, Mengano y Zutano? -¿Cómo lo sabes? –Son de mi pueblo y sé que van a una falla del tuyo. Pero no era por eso por lo que lo sabía. Estamos todos conectados no en seis grados sino en uno o en dos. Al final Valencia es un poblet y los del secarral, aunque seamos pocos, abultamos mucho. Y además tenemos el comodín de José Luis. En cualquier conversación que se precie, tal y como se cita algún lugar José Luis afirma –pues ahí tengo yo un colega…Siempre hemos dicho que una ardilla podría cruzar España de cabeza en cabeza de los colegas de José Luis. Y esa ardilla es la prueba de que seis grados no. Dos. Tres a lo sumo. No más.

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