martes, 5 de agosto de 2014
Lecturas escocidas
Cuatro libros tengo encima de la mesita. No he leído demasiado en los últimos meses y ganas tengo de recuperar el tiempo. Por una parte está “Los subterráneos” de Kerouac. Lo comencé, lo dejé y un día de estos lo retomaré. También está “Germinal” de Zola. Éste no lo retomaré y no porque no me estuviese gustando o porque me pareciese malo. Todo lo contrario. Pero describe con tanto detalle la mina y el trabajo de los mineros en la Francia del siglo XIX que sólo el verme trabajando a esa profundidad, en esas condiciones y junto a mis hijos me producía tal ahogo, tal claustrofobia y tal desesperación que no pude seguir leyendo. Y ahí lo tengo. Y cada vez que lo veo me dan palpitaciones. Y luego tengo otros dos de contenido distinto a los anteriores y que no por ello no deben de ser considerados como literatura con mayúsculas. Uno es “El rojo y el blanco (libelo de antimadridismo razonado)” de Severino Lorences mientras que el otro es “La historia negra del Real Madrid (guante blanco, manga ancha)” de Fernando Carreño. Son de dos mil dos ambos, lo cual les permitiría a sus autores escribir una segunda parte tan brillante como la primera porque verdades como puños pueden leerse en cada una de sus líneas y el tiempo ha seguido argumentando a favor de las opiniones de los escritores. Realismo puro. Alta literatura. Algún mal encarado dirá que lo único que ocurre es que estoy a merced del resentimiento por ciertos acontecimientos luctuosos que ocurrieron no hace demasiado tiempo en una ciudad portuguesa y que me produjeron una herida que ni me molesto en taponar pues nunca dejará de sangrar, esté yo vivo o muerto. Y no le falta razón. Quitémosnos las máscaras. Lo que mueve al mundo no es ni el sexo ni el dinero ni la vanidad. Lo que mueve al mundo es el odio. Y me voy a seguir leyendo.
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2 comentarios:
Tomo nota de la literatura antimadridista. Yo también he estado con literatura decimonónica, acabo de terminar "Los miserables" tras un año y medio de lectura, pero de esto ya hablaremos en mi casa.
El de Lorences es bastante mejor que el de Carreño. Más sutil y mordaz. El otro es bastante obvio, pero te ríes también.
"Los miserables", el libro que nunca me leeré salvo que alguien me dé un empujón para hacerlo. Pasaré por tu casa con la esperanza de que no me des ningún empujón.
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